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El vía crucis de una pensión

Con 22 años, y estudiando Geografía en la Universidad de La Habana, Oscar Alejandro Pérez perdió en julio de 2018 a su mamá, sostén protector desde que falleciera su padre, cuando él tenía cinco años. El joven, quien vive en Neptuno 617, entre Gervasio y Escobar, Centro Habana, sondeó la posibilidad de protección económica, pues ella siempre quiso que culminara la carrera. Buscó la Ley 105 de Seguridad Social, que en su artículo 74 dispone que «a los huérfanos de ambos padres, mayores de 17 años, que no estén vinculados al trabajo y se encuentren estudiando en los cursos regulares diurnos de la educación superior y enseñanza técnico profesional al momento del fallecimiento del causante, se les concede la pensión hasta que concluyan sus estudios o causen baja de ellos».

  Fue a la filial municipal del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass), y el especialista de Trámites le indicó que acudiera a la asesora jurídica del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, quien señaló que él no califica en ninguna de las figuras con derecho a recibir pensión, salvo la excepcional de la Disposición Especial 5ta. de dicha Ley. Y le instó a dirigirse a la Administración del centro laboral de su mamá, a que se encargaran del proceso.

  En julio de 2018 Oscar contactó con la Jefa de Recursos Humanos del Hospital Pediátrico Borrás-Marfán. Aludió al artículo 74 de la 105, y entregó los documentos. A mediados de agosto volvió, y ella le entregó el expediente laboral y demás documentos. Le dijo que no tuvo respuesta alguna, que dejara las cosas así: «Tuve que continuar por mi cuenta».

  Fue a la filial Provincial del Inass, al área de Trámites, y la jefa le dijo que un mayor de 17 años no puede recibir pensión. Él leyó el artículo 74 de la 105, y ella y otra funcionaria acotaron que no se podía conceder, confirmado por la subdirectora. Fue a Fiscalía Provincial y le atendió la fiscal de guardia, quien le dio la razón y decidió radicar la queja por Fiscalía de Centro Habana.

  Oscar fue a Fiscalía de Centro Habana, y el fiscal que le atendió le pidió los documentos para hacerlos llegar al director de la Filial Municipal del Inass. A inicios de septiembre fue a esta última, y le atendió un especialista  «extrañado por lo que le decía, pues no recibió expediente alguno para tramitar pensión por muerte de un huérfano de ambos padres que estudia en el curso regular diurno».

  El especialista le instó a ir a la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social, donde radican los trabajadores sociales. Fue, y una de ellos sabía del caso: contó que había ido el fiscal y dejó los documentos, sin mera explicación, para que se tramitaran. Aunque no les correspondía la aprobación de la pensión, ella decidió elevar el caso a su superior, para conceder al menos una ayuda por Asistencia Social, hasta que llegara la pensión: Oscar empezó a cobrar 217 CUP al mes.

  En diciembre de 2018, aun no le habían notificado resolución ni pensión. Fue a Fiscalía Provincial, «cansado por el maltrato y la despreocupación». A inicios de 2019 otra trabajadora social le notificó una entrevista con su director. Fue a verle y este le explicó que la respuesta al caso no era de su competencia; y se comprometió a llevar personalmente el expediente al Inass en Centro Habana.

   En febrero de 2019 Oscar fue al Inass municipal. Allí estaban todos los documentos. Luego de firmar el certifico de entrega del expediente le informaron en la oficina de trámites que el siguiente paso era elevarlo al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y lo mantendrían al tanto.

  Nada supo hasta diciembre de 2019, cuando le notificaron una entrevista con el grupo de trabajadores sociales del municipio, porque supuestamente ya estaba cobrando la pensión por muerte y debía entregar la ayuda por asistencia social que estaba percibiendo.

  «Después de desmentir tal falacia y que me retiraran la ayuda, expresa, fui al Inass municipal a indagar sobre mi expediente y la dilación injustificada del otorgamiento de la pensión, y nadie en la entidad tenía información».

  Este año recibió llamada de los trabajadores sociales para otra entrevista. El director era otro y no tenía conocimiento del caso. Oscar debía comenzar la tramitación del expediente desde el punto cero, y le informaron que  los años de trabajo de su mamá, necesarios para el cálculo de la pensión, habían sido extraviados.

  «La situación a partir de la muerte de mi mamá ha sido precaria y difícil, afirma. La estabilidad y continuidad de mis estudios se ve envuelta en inconvenientes. No cuento con solvencia económica propia, y mi abuela no puede sufragar mis necesidades básicas. Me he visto en la necesidad de vender artículos, algunos electrodomésticos y hasta los muebles de la sala», concluye.

 

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