Acuse de recibo
Entre los buenos deseos que anheló para el 2016, Olimpia Pérez Infante (Edificio 12 plantas, piso 10, apto. J, Antonio Maceo, Santiago de Cuba) priorizó sobre todas las cosas el que su nieto de 12 años de edad pueda al fin tener sus lentes, que le permitan ver con propiedad, a pesar de su miopía progresiva y elevada.
La abuela cuenta que la orden de los lentes, con el número 271, se la hicieron al niño en la Óptica de la ONDI (Policlínico Infantil Norte), de Santiago de Cuba, el 8 de julio del pasado año. Entonces, les dieron un plazo de 60 días para la entrega, y estas son las horas que aún no se han recibido en el Taller de esa ciudad, los lentes de marras que se confeccionan en La Habana.
Afirma Olimpia que en múltiples ocasiones, tanto personalmente como por teléfono, se han preocupado por el asunto, siempre hablando con Guillermo, en la recepción de la Óptica. Y este, muy amable, les responde que aún no se han recibido.
En octubre les dijo que habían llegado los pedidos, pero faltaron las órdenes desde la 258 hasta la 279. Siguieron insistiendo, y en noviembre les respondieron que los pedidos ya habían salido de La Habana.
Entonces, Olimpia habló con el director del Taller, quien le informó que de La Habana le habían planteado que esos envíos ya habían salido en una rastra para Santiago, con otros materiales.
A los tres o cuatro días, Olimpia llamó para saber si los lentes ya estaban allí, y el Director le reveló que la rastra estaba rota en el camino. Un familiar se interesó por el asunto en La Habana, y le dijeron que ya esa orden había salido para Santiago.
El 21 de diciembre pasado, Olimpia conversó con la administradora del taller, quien le dijo que de La Habana habían ido a Santiago, preocupándose por las órdenes, y todo parecía indicar que se habían extraviado.
Olimpia pregunta «cual será la próxima excusa» (...) ¿Quién responderá por eso?».
Mariela García Calvo (Distrito Jose Martí, G-6, apto. 3, Santiago de Cuba) reclama a Cubana de Aviación que aclare lo sucedido con el equipaje de su hijo, menor de edad, quien viajó el pasado 19 de diciembre en el vuelo 349 Bogotá-Habana, y el 20 a Santiago de Cuba.
Refiere que ya en la Terminal 3 de La Habana, al muchacho, después de varias horas esperando el equipaje, le informaron que al siguiente día se lo enviarían a Santiago, pues no había llegado en su vuelo. Eso fue confirmado posteriormente por Bogotá: que el equipaje había sido enviado el 20 de diciembre a las 10:30 a.m., en Avianca.
Desde entonces, afirma, llamaban a la terminal aérea Antonio Maceo, de Santiago, y les decían que no había sido enviado. Y cuando se comunicaron con la Terminal 3 de La Habana, el funcionario de Reclamación de Equipajes les aseguró que sería enviado en el primer vuelo del domingo 27 de diciembre, lo que no se cumplió.
Mariela, quien retornó a Cuba en el vuelo Bogotá-Habana el 27 de diciembre a las cuatro de la madrugada, de inmediato se fue a Reclamaciones de Terminal 3. Y vio allí el equipaje de su hijo, ya no en el mismo estado como había sido enviado. Pero según un funcionario de dicha oficina, sin el pasaporte correspondiente no se lo podían entregar. Le dijeron que sería enviado ese mismo día 27, en el vuelo de las 3:30 p.m. Y no se cumplió.
«Hasta la fecha nadie puede darme una respuesta, dice. Han pasado diez días desde que llegó mi hijo, y estando el equipaje en el país, no lo entregan como es debido»
Mariela habló en las oficinas de Cubana en Santiago, con la comercial Olivia Ortiz, quien le dijo que no era ese el único caso, pues otro pasajero había decidido viajar a La Habana a recoger su equipaje. Le orientó que volviera al día siguiente, para hablar con el director, y le facilitaran un pasaje a La Habana a recoger el equipaje.
La madre fue, pero quien la citó no se hallaba. Esperó dos horas, y nadie podía asegurarle cuándo llegaría.
«Lo peor de todos, señala, es que nadie sabe dar respuestas. Y cuando las dan, te dicen que eso pasa muy a menudo. ¿Cree usted que esa es respuesta para un pasajero afectado por un mal servicio, por demás, un menor de edad?».