Acuse de recibo
El pasado 26 de junio, Daniel Peña Díaz, chofer de ómnibus de Transmetro en el municipio granmense de Pilón, denunció aquí que desesperaba por un papel con autorización de las oficinas centrales de la empresa para prestar sus servicios y recaudar ingresos para esa entidad.
Contaba el remitente que maneja un ómnibus Volvo, el cual transporta desde Pilón a los trabajadores de los hoteles Marea del Portillo y Farallón del Caribe. Y en octubre de 2014 la Empresa facilitó para su equipo un motor Yutong.
Después de poner en marcha la guagua para darle de alta en el Registro de Vehículos, precisaba, resultó que el nuevo motor aparecía registrado en un ómnibus de la misma entidad, en Caibarién. En la Dirección Provincial de Transmetro en Holguín, le dijeron a Daniel que esperara unos días, pues se estaban haciendo los trámites al respecto.
Daniel se cansó de esperar y se comunicó con la Dirección Nacional de Transmetro el 5 de mayo de 2015. Allí, la jefa de despacho le solicitó una semana para darle respuesta. Cuando la llamó de nuevo, ella le dijo que se había analizado el asunto en el Consejo de Dirección, que no se preocupara, pues le estaban proponiendo la baja al equipo original de dicho motor.
Daniel manifestaba su inquietud, por el hecho de que la propia Transmetro, por la dilación en el asunto, había dejado de recaudar entre 10 000 y 12 000 pesos. Y en todo ese período, en ocasiones se prestaba el servicio con un solo ómnibus, el que llegó a averiarse.
«Y mi carro está parado por un papelito», refería. «Pensé que iba a ser más difícil la adaptación del motor y la puesta en marcha del ómnibus que los trámites de documentación. Y ya usted ve, un papelito…».
Y este redactor señalaba: «Suman ocho meses de espera. La culpa, un papelito… o más bien la lenta reacción de ciertas aprobaciones superiores. Cualquier semejanza no es pura casualidad, sino pura causalidad».
Al respecto, responde Hugo Morejón Deyá, director general de Transmetro, quien confirma que en octubre de 2014 se realizó la entrega a la UEB de Holguín de un motor proveniente de un ómnibus Yutong que causó baja en la base Caibarién, de la UEB Villa Clara. Este se le adaptó al Volvo de Pilón, y se confeccionó el expediente técnico para presentarlo al Registro de Vehículos.
Explica Morejón que «para la legalización en el Registro de Vehículos se requiere concluir la baja del ómnibus de origen del motor en Caibarién, cumpliendo todos los pasos establecidos que permitan la legalización del citado ómnibus Volvo, cuestión que reconocemos se dilató más de lo necesario».
Afirma que «atendiendo a incumplimientos y falta de seguimiento a tareas asignadas a la dirección en la UEB de Villa Clara, se aplicaron un grupo de medidas disciplinarias a los responsables».
Cierra su carta, fechada el 7 de septiembre pasado, informando que «ya se concluyó el trámite, y el compañero Daniel, chofer del ómnibus, se encuentra prestando servicio».
Agradezco la respuesta, pero la mayor gratitud habría que prodigársela a Daniel, el chofer del Volvo. ¿Qué hubiera sucedido si ese trabajador, sensible y preocupado por su medio de labor, no hubiera escrito? ¿Hasta cuándo se hubiera dilatado el burocrático trámite para legalizar el cambio?
Aparte de las pérdidas económicas para Transmetro misma, ¿cuán afectada debió estar la transportación de esos trabajadores de Marea del Portillo y Farallón del Caribe?
La respuesta no precisa las medidas disciplinarias aplicadas a los responsables de la dilatación del trámite. Por cierto, según la denuncia de Daniel, que destapó públicamente el asunto, cuando el 5 de mayo contactó con la Dirección Nacional de Transmetro, le confirmaron que ya se había analizado el problema en el Consejo de Dirección. ¿La morosidad fue solo de la UEB Villa Clara? ¿Habrá que seguir actuando a remolque de las denuncias?