Acuse de recibo
Desde Cienfuegos nos llega la voz inconforme de Eric Eduardo Suárez García, que escribe a nombre de su mamá, Lilia Ana García Buchaca, a quien le decomisaron recientemente algunos objetos, sin permitirle demostrar cuál era su finalidad.
La mamá de Eric Eduardo viajó recientemente a Curazao (Antillas Holandesas) y a su regreso traía piezas de una cortadora de césped, que le fueron retiradas en el aeropuerto internacional José Martí, y después le explicaron que para reclamarlas debía hacerlo por escrito y en el plazo de un mes, narra el remitente.
«Como no somos de la provincia de La Habana, nos dirigimos a las oficinas de la Aduana General de la República de Cuba en la provincia de Cienfuegos con todos los datos y las pruebas que demostraban que esas piezas eran de una cortadora de césped, que eran para uso personal y no para comerciar», apunta.
Antes de que el arribo se produjera —evoca Eric Eduardo— y para evitarse cualquier contratiempo, él escribió un correo al email de la Aduana (publico@agr.aduana.cu), en el que preguntaba por la posibilidad de traer los dispositivos señalados. A lo que le respondieron lo siguiente:
«“Se puede importar cualquier cortadora de césped que se aprecie que es para uso doméstico, también sus partes y piezas. Sin embargo, no es recomendable que importe el motor por separado, sobre todo si es de gasolina, ya que estos pueden adaptarse para ser colocados y propulsar pequeños vehículos (ciclomotores de menos de 49 cc), lo cual es ilegal. En este caso la autoridad aduanera pudiera proceder a su decomiso”».
«A mi madre nunca le dejaron demostrar para qué eran las piezas, ni tan siquiera preguntaron, las decomisan y ya», se duele el lector. Y rememora que tras la reclamación en su provincia, los compañeros de la Aduana allí les dijeron que en un mes les darían respuesta; pero pasó ese tiempo y nada. Y ante las llamadas sostenidas de la familia, la respuesta ha sido que no se ha recibido nada al respecto.
La sorpresa mayor la recibió un día antes de escribirnos, a fines de diciembre pasado. «Cuando fui otra vez a ver si tenían alguna respuesta, me dicen que ellos no saben nada de ninguna reclamación, que si fue en La Habana, los compañeros de La Habana son los encargados de dar la respuesta y enviarla a nuestra casa».
Volvió el afectado a escribir entonces al email de la Aduana General de la República; pero hasta el instante de redactar su misiva no había obtenido contestación.
El pasaporte de su mamá tiene No. I342214. La dirección particular es Avenida 76, e/ 63 y 65, edificio No. 5, BNC, apto. 6, Pueblo Griffo, Cienfuegos. Arribó a Cuba el 9 de noviembre de 2014, en el vuelo 294, de la línea aérea Copa, y las piezas que le decomisaron constan en el acta de retención y notificación modelo rad-01 No. c140088, firmada por la compañera María del Carmen, No. 5223. Se entregó la reclamación escrita el día 19 de noviembre, documenta el lector.
«El objeto de retención es un block con biela y cigüeñal que está destinado a reparar una cortadora de césped, el que se retiene alegando que constituye un motor de combustión interna para un vehículo automotor, basado en decreto 325/13 Art. 16. La reclamación está contenida en saco con No. de sello 1106811-1106812», especifica el cienfueguero.
Más allá de la justeza o no de retirar una propiedad, ¿no hubiera sido adecuado permitirle demostrar la finalidad del objeto en cuestión? ¿Por qué después no fluyen los mecanismos de información que deben activarse al respecto? ¿Qué dicen las autoridades implicadas en todo esto?