Acuse de recibo
Solo la verdad fortalece y da confianza. Sí, porque según Reinaldo Puliso Rabassa, los pobladores del Consejo Popular San Miguel, en el municipio camagüeyano de Nuevitas, han sido víctimas de la mentira y las falsas promesas.
Reinaldo, quien reside en calle Camilo Cienfuegos No. 28 de dicha demarcación, cuenta que hace alrededor de dos años, en las asambleas de rendición de cuentas, se informó que había un presupuesto para arreglar las calles de dicho Consejo, que ya están inaccesibles.
Primero les plantearon que el arreglo iba a hacerse en el primer semestre de 2011. Y en el primer proceso de rendición de cuentas de 2013, se anunció que sería en este segundo semestre del presente año. ¿Se logrará en la segunda mitad, de octubre a diciembre?
La situación es tal, según Reinaldo, que ya prácticamente no se puede acceder por ninguna de las cinco entradas o rutas dispuestas para el transporte a otros territorios. «Habrá que trasladar a los enfermos en carretillas hasta la salida, porque ni las ambulancias podrán entrar», enfatiza él.
«¿Dónde está el presupuesto?, señala. ¿Hasta qué semestre habrá que esperar para que se ejecute? ¿Por qué con todo lo que la dirección del país está exigiendo, todavía hay personas huyéndole a sus responsabilidades?
«Los pobladores de San Miguel esperamos una solución, pero que nos digan la verdad; porque la mentira solo trae que dejemos de creer en quienes están al frente de nosotros. Hay que alejar a aquellos que solo saben decir que sí para quedar bien, y después no le dan el frente a las situaciones».
La frustración de San Miguel, aunque muy local, no debe subestimarse. No se pueden atascar los caminos del bienestar con promesas que luego no se cumplen, so pena de quedar incomunicados no solo en el espacio, sino también en la credibilidad.
Desde Montalvo 304, en Cruces, provincia de Cienfuegos, Orlando González lanza anatemas contra quienes alevosa e impunemente contaminan el medio ambiente y dañan la salud humana.
«Tengo un nieto de siete años, alérgico, un hijo asmático y yo soy alérgico respiratorio. Necesito su ayuda, pues en Cruces hay cerdos en cochiqueras dentro de la ciudad, con olores desagradables. Se cocina dondequiera comida para puercos, haciendo grandes hogueras con gomas y hasta plásticos, con aceite de autos, causando grandes cantidades de humo», revela Orlando.
El otro capítulo son los cocheros, que tienen los caballos en los patios de sus casas, los cuales, pegados al vecino de al lado, hacen sus necesidades fisiológicas sobre la hierba. Días después, los dueños queman esa hierba sucia. Humo maloliente e intruso, sin conmiseración por nadie.
«¿Es legal criar puercos dentro de la ciudad? ¿Es legal que los cocheros quemen hierba dentro de la ciudad? ¿Dónde están las leyes, que no se cumplen en Cruces, contaminando el medio ambiente?», pregunta Orlando.
Tamara Venereo Valcárcel (Santa Ana No. 713, entre Loma y 47, Nuevo Vedado, La Habana) cuenta que hace unos días intentó comunicarse con un familiar en el exterior, mediante la sala de navegación del correo de la calle Zanja, en Centro Habana. Y navegó con muy mala suerte.
«Para mi sorpresa, recuenta, los teclados estaban sin letras. Se puede imaginar el trabajo que se pasa y el tiempo que se invierte. Tiempo que se paga en CUC. Al dirigirme al responsable del salón, cuya máquina sí tenía el teclado correcto, le pedí ver al jefe, el cual no estaba. Y al reclamarle lo de los teclados, manifestó que los culpables eran los usuarios, pues utilizaban las máquinas con las manos sucias.
«Tamara se pregunta quién es el responsable de eso. ¿A quién le corresponde velar porque los equipos no se deterioren. Aquel día fue un desastre para mí; pues además del disgusto de los “teclados ciegos”, la respuesta de “las manos sucias” me dejó muy mal y desconcertada».
¿Cómo podrán entonces teclear las palabras calidad y respeto?