Acuse de recibo
El transporte, batalla cotidiana en nuestros predios, a veces nos deja tan exhaustos que quisiéramos al menos disponer del mítico Rocinante, corcel maltrecho de Alonso Quijano, para llegarnos al trabajo, la escuela, la casa. Por eso, cada buena nueva en este sector hay que aplaudirla.
La carta de Jorge Vila Hernández, director de la Empresa Ferroviaria Centro Oeste, porta una de esas novedades loables. Pero antes de comentarla, reseñemos la misiva que le dio origen.
Todo partió de las líneas que compartiera en Acuse el camagüeyano Francisco Reyes Manresa (calle 7ma. No. 301, Florida), el 30 de marzo último. Se dolía el remitente de que hacía varios meses no circulaba el tren de Morón a Camagüey, medio en el que a diario se transportaban cientos de coterráneos en ambos sentidos.
Si tenemos en cuenta la cantidad de personas que deben asistir a turnos médicos, o el volumen de estudiantes que viajan a sus centros escolares, o las demás gestiones, trámites familiares, laborales, etc., se entiende con mayor nitidez la falta que hace este tren, destacaba el lector.
Y apuntaba Francisco que, como agravante, no había existido la información oportuna de las causas y condiciones en que se retiraba el servicio y si sería restablecido, a pesar de las dificultades económicas que sortea el país.
Pues bien, Jorge Vila Hernández responde que la empresa bajo su dirección reconoce la necesidad creciente de brindar este servicio por la carencia de otros medios de locomoción entre las dos provincias y el volumen de compatriotas que diariamente lo utilizan.
En ese contexto —añade el directivo— hay que partir de que entre las mayores dificultades ferroviarias de Cuba se inscribe la carencia de coches, lo cual ha provocado, entre otras limitaciones, la reducción de viajes desde La Habana hasta las provincias orientales. Esta situación es atendida por la Dirección General de Ferrocariles y el Ministerio de Transporte para encontrarle soluciones.
«En el caso de nuestra empresa, el parque de coches destinado a la transportación de pasajeros acumula un promedio de más de 39 años de intensa explotación, situación agravada por la falta de piezas de repuestos y otros recursos, razones por las cuales a partir del 12 de diciembre de 2012 nos vimos obligados a paralizar un grupo de coches que no reunían las condiciones de seguridad (...). Los trenes 501 y 502, que circulaban de lunes a sábado, y el 503 y el 504, los domingos, todos entre Morón y Camagüey, quedaron imposibilitados de prestar servicios».
Añade el funcionario que en tal sentido y «en aras de reducir los plazos de inactividad», «se decidió situar, para su reparación, cuatro coches en el taller de Morón, uno en el taller Ciro Redondo y tres en el taller de Camagüey, lo que nos permitirá restituir este importante servicio a partir del 16 de mayo de 2013».
La carta de Jorge está fechada el 12 de abril y llegó a nuestra redacción el 6 de mayo. Luego, suponemos que en estos momentos esté en pleno funcionamiento El Moronero, como llaman a este medio en aquellos predios.
Agradezco la misiva de respuesta, más con la favorable noticia del restablecimiento, pero me gustaría comentar algo sustancial que planteaba la misiva del lector Francisco Reyes Manresa. Nada se dice sobre los motivos en virtud de los cuales no se informó oportuna y ampliamente al pueblo acerca de las condiciones que presentaba el medio de locomoción y lo que se estaba haciendo para reincorporarlo.
Aunque sigamos el principio martiano de que hacer es la mejor forma de decir, no basta con que emprendamos acciones: hace falta comunicarlas, de forma realista y equilibrada, con quienes día a día arman el país que somos. Es un deber de las instituciones y un derecho ciudadano que garantizan la armónica convivencia.