Acuse de recibo
Cada elemento de las medidas que implican transformaciones para la vida del país se analiza con cordura. No se puede errar y por ello hay que estar atentos a las diversas variables en juego.
La reflexión viene a cuento por la carta de Miguel Chong Navarro (Calle 41 No. 2213, e/ 22 y 24, Cienfuegos), quien lleva más de seis meses en trámites y aún no ve claridad en el sendero. Se refiere Miguel a la resolución aprobada por la dirección del país, en la que se legitima la posibilidad de traspaso de los vehículos cuyos dueños han sido declarados emigrantes, a los copropietarios y descendientes según el orden de parentesco y con prioridad de derecho.
Esta resolución, señala Miguel, indica los trámites a seguir para confeccionar un expediente con los documentos necesarios a los efectos del traspaso. Todas las gestiones debían efectuarse en el Ministerio de Transporte (Mitrans), con un plazo de entrega que primero fue hasta el 30 de septiembre de 2012, y, posteriormente se extendió un poco más.
En el caso del remitente, es copropietario de una moto marca Karpaty de 50 cc. El 25 de septiembre de 2012, «después de permanecer desde las 9:00 a.m. en dicho Ministerio (Mitrans) entregué a las 7:00 p.m. al jurídico de turno los documentos exigidos según formulario», relata.
En varias ocasiones, Miguel y otro compañero suyo que realizó los trámites meses antes que él, han llamado y pedido explicación con funcionarios de la Dirección Jurídica del citado Ministerio, y «siempre las respuestas han sido que existen atrasos, que son muchos los casos, y que el personal encargado de estos menesteres es insuficiente», narra el cienfueguero.
«¿Hasta qué término debemos esperar por el autorizo de legalizar la propiedad de dichos vehículos; porque después en cada territorio hay que seguir realizando gestiones con la Dirección de Tránsito, con la ONAT...».
«¿Por qué no se previó el volumen de trabajo y se asignó a las Direcciones de Transporte de cada provincia esta tarea?», inquiere el lector, quien también se pregunta por qué no se tuvo en cuenta el sacrificio y el costo para esas personas (los copropietarios) de tener que trasladarse desde el interior del país hasta la capital.
El peso de sus 69 años y la limitación en una pierna por poco arrinconan a Tania A. Delgado Valdés el 22 de marzo último en la tienda La Época. Quería acceder al segundo piso, pero la escalera eléctrica estaba paralizada. Entonces la capitalina acopió fuerzas para subir los peldaños mientras calmaba su respiración en una esquina.
«Estando ahí se me acercó un trabajador de dicha unidad y me preguntó qué me pasaba. Al yo responderle que estaba cogiendo un descanso, él me contestó que no fuera a subir las escaleras, que eso me hacía mal, y me dijo que me iba a subir por el elevador», evoca Tania, quien reside en calle Martí No. 264 e/ Pereira y Ambron, en el capitalino municipio de Regla.
Luciano Oride, que así se llama el empleado, según supo después la agotada anciana, la condujo en efecto hacia el elevador de los trabajadores, y la ayudó incluso a hacer sus compras en la planta alta del inmueble. Él, añade la remitente, se desempeña como chofer en la entidad, y dedicó parte de su tiempo a cuidar, con suma amabilidad, el bienestar de una cliente.
«La educación no está perdida, ni el respeto tampoco», sostiene la agradecida mujer. «Todo lo bueno que pase en cualquier lugar hay que destacarlo», añade.