Acuse de recibo
«Mi canción no es tan solo/ de quien pueda escucharla/ porque a veces el sordo/ lleva más para amarla», nos dice con su voz de siempre Silvio Rodríguez. La Televisión Cubana tampoco es solamente de quien puede escucharla, de ahí que se incorporara desde hace algunos años, el servicio de close caption. Pero...
Los que habitualmente no necesitamos esta facilidad, tal vez pasamos por alto lo que advierte el lector Andrés T. Acosta. Este vecino del km 5 Carretera Panamericana, La Comuna, El Gallito, San Juan y Martínez, Pinar del Río, nos escribe preocupado a nombre propio y de otros miembros de la Asociación Nacional de Sordos e Hipoacúsicos (ANSOC).
En estos momentos —afirma Andrés— no existe ningún programa infantil que salga con este servicio de subtitulaje. «Y yo me pregunto por qué, si los niños están tan necesitados de entretenimientos o más que los adultos».
Se remite el pinareño al Acuse del 26 de octubre de 2005 (Close caption… para ellos también, José Alejandro Rodríguez), cuando se publicó en esta sección la carta de un niño sordo que se quejaba de que los filmes infantiles que entonces salían en la Tanda y Matiné de los fines de semana no contaban con el close caption.
El primero de noviembre de ese propio año, recuerda el lector, el ICRT respondía y afirmaba que dichos espacios y otros contarían con el ansiado subtitulaje.
De lo que se auguró en aquel momento —continúa Andrés— se logró que las aventuras cubanas y algunos filmes para los pequeños incorporaran la facilidad, pero poco a poco esto fue disminuyendo.
«El problema no solo queda ahí... Actualmente (…) programas de alta teleaudiencia como Pasaje a lo desconocido, Antena, Hablemos de salud, De nuestra América, Cuando una mujer, los policiacos de los domingos… no están saliendo con close caption. Es decir, que un servicio que comenzó levantando las esperanzas de muchos que, como yo, no podemos oír (…) está perdiendo calidad».
El elogio es un edificante perpetuo. Con él se levantan los puentes de los justos, y se reactiva el ánimo creador. El colega de la Agencia de Información Nacional Julio Juan Leandro (Edificio número 20, apartamento número 18, Microdistrito A, Ciego de Ávila), no quiere dejar de resaltar la esmerada atención médica que recibió su esposa en una institución de salud de la capital cubana.
«Mi compañera, Margarita Salinas, tuvo necesidad de realizarse varias pruebas en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular (…). Allí, ella y yo comprobamos el excelente servicio de los médicos, personal paramédico, auxiliares e, incluso, de los custodios del centro asistencial», destaca Julio Juan.
«Particularmente queremos reconocer a los doctores Lázaro Cabrera, Amalia Peix, Kenia Padrón, Antonio Castillo, Lorenzo Llerena; los licenciados Yoel Fernández y Erick Mena; los técnicos Ana Maltas y Regla Carrillo, la secretaria Mercedes Chapottín, y la asistente Bárbara Muñoz».
Y termina su misiva deseando que el ejemplo de este colectivo profesional sea regla en nuestras entidades de salud y de otros necesarios servicios.
Y la tercera misiva llega desde Infanta No. 1117 (bajos), entre Benjumeda y Llinás, en el capitalino municipio de Centro Habana. Su remitente, María de los Ángeles Felpeto, nos cuenta que, luego del gran trabajo hidráulico que se realizó en la Calzada de Infanta hace unos meses, se instalaron relojes para medir el consumo de agua en cada vivienda.
El asunto es que en el domicilio de María, a las pocas semanas de colocado el dispositivo, comenzaron las filtraciones, precisamente en el sitio donde ubicaron el reloj.
«Desde el mes de diciembre reporté a Aguas de La Habana esta situación. Aproximadamente durante 12 horas del día se pierde agua por este salidero. He llamado en varias ocasiones para saber cuándo lo arreglarán y siempre me contestan que está reportado, pero nadie lo acaba de solucionar».
Y termina la capitalina apuntando el sinsentido que implica estar hablando constantemente de ahorro del líquido cuando, por problemas como este, se despilfarra a mansalva.