Acuse de recibo
Como mañana es el Día de la Medicina Latinoamericana, bien merecen los guardianes de la salud el respeto mayor, por todo lo que hacen por nuestra vida, por encima de sus propios problemas y dilemas.
Israel Ávila me escribe desde calle 17 número 59-A, en la localidad de San Manuel, en la provincia de Las Tunas, para contar una de esas proezas de la atención médica que, no por cotidianas, merecen menos exaltación.
Refiere Israel que el pasado 15 de octubre estuvo forcejeando con la muerte. Y en su poblado de San Manuel, el doctor, la enfermera y demás trabajadores de la posta médica se desbordaron para sacarlo de un paro cardiorrespiratorio.
Posteriormente fue trasladado al hospital Guillermo Domínguez, de Puerto Padre, donde continuó recibiendo los primeros auxilios en cuidados especiales. «Debo apuntar —manifiesta— que la profesionalidad y el humanismo pudieron más que la incubación de una leptospirosis complicada, en órganos como el riñón, hígado y pulmón. Fue rápido el diagnóstico, me trasladaron a Terapia, donde fui atendido por grandes profesionales, entre ellos las abnegadas y delicadas enfermeras, capaces de entregar el más noble sentimiento de humanismo, el cual nunca dejé de sentir en todo mi trayecto hospitalario».
Señala el remitente que, ya fuera de peligro, la continuación de su tratamiento fue realizada en la sala A4 de dicha institución, donde la atención continuó siendo excelente. Él no quiere mencionar nombres, porque podría olvidar a alguien; pero desea agradecer infinitamente a todos los que de una forma u otra lograron devolverle la vida.
La segunda misiva la envía Zurayma Tosar Alfonso, especialista en Atención al Cliente de COPEXTEL, a propósito de la queja del Doctor en Ciencias Mario Armando Gómez Hernández, vicedecano docente de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, reflejada aquí el pasado 28 de octubre.
Entonces Mario Armando denunciaba, a título personal, que el 24 de septiembre se había averiado el aire acondicionado del Laboratorio de Computación de dicha institución, lo cual afectaba severamente las labores docentes. Pero el asunto consistía en que TEGOS, subordinada a COPEXTEL, no resolvía dicho problema, porque la Universidad de La Habana no le había pagado servicios anteriores. Y él cuestionaba que, por el consabido tema de la cadena de impagos, se afectara la docencia.
Al respecto, señala la funcionaria que las deudas envejecidas de la Universidad de La Habana con TEGOS ascendían al cierre del 17 de octubre a más de 528 pesos y 179.77 CUC. Y, atendiendo a ese reconocimiento de impago, se emitió un pago parcial el pasado 23 de octubre.
Precisa que dicha Facultad posee otra deuda con la División ECOSOL MATELEC, de la misma COPEXTEL, que asciende a 6 604.24 CUC.
La funcionaria considera que en la citada carta no se tiene en cuenta «que se hace insostenible continuar trabajando con entidades que presentan deudas con más de 119 días de vejez, como es el caso de la Universidad con la División de TEGOS Servicios Técnicos».
Abunda Zurayma en que, por encima de la preocupación del doctor Mario Armando con la docencia, «no se debe perder de vista que existen disposiciones legales que regulan y llaman a cada uno de los organismos a no cometer esas indisciplinas financieras».
No obstante, subraya, y aun con esos impagos, el 29 de octubre se atendió el asunto y se le dio solución a la climatización del laboratorio.
Y finalmente la especialista cita, a manera de recordatorio, la Resolución 56 del 2000 del Banco Central de Cuba, en su Capítulo VI, Documento 6.1, que regula las Normas Bancarias para los Cobros y Pagos, en su Artículo 1: «Continuar contribuyendo al fortalecimiento de la disciplina financiera y a lograr la mayor celeridad posible en la rotación del dinero y en la liquidación de las transacciones comerciales, con el fin de propiciar una consecuente reducción del ciclo de cobros y de los recursos financieros en tránsito».