Acuse de recibo
La oportuna denuncia suscrita aquí por Graciela González el pasado 12 de abril, en nombre de los vecinos de La Treinta, en kilómetro 16 y medio de la Vía Monumental, en áreas rurales del municipio capitalino de Guanabacoa, ha desencadenado todo un proceso de desarticulación de un ecocidio, según los documentos-respuesta enviados ahora por Luis E. Brito, director de Atención a la Población del Ministerio de la Construcción.
Entonces Graciela alertaba: cerca de la comunidad de La Treinta tiene su cauce el río Aldama, el cual entró en alarma roja a partir de que un buen día la cantera Quiebra Hacha comenzó a verter en sus aguas sus desechos de lodo.
Junto al daño medioambiental, la remitente señalaba que la comunidad iba quedándose incomunicada pues, como consecuencia del vertimiento, el agua en retroceso estaba cubriendo el único camino que los comunica con la Vía Monumental.
De acuerdo con los documentos enviados por Brito, pudimos conocer que, a raíz de lo publicado entonces por esta sección, la Oficina Nacional de Recursos Minerales (ONRM) dispuso la paralización de la mencionada planta el 13 de abril, hasta tanto fueran eliminadas las premisas, de acuerdo con la Ley de Minas.
Y el 17 de abril los inspectores de la ONRM comprobaron in situ que había sido eliminado el vertimiento de esos residuales a las aguas. También confirmaron que se había instalado una nueva bomba que garantiza el traslado de esos residuales al depósito que antes tenía. Y al propio tiempo, se había iniciado el saneamiento de las áreas afectadas.
En consecuencia, la ONRM dictaminó el reinicio de las actividades de la planta, al tiempo que orientó la necesidad de que se continuaran las labores de saneamiento de lo dañado.
Todo lo anterior corrobora lo señalado por René Guerra Leal, director general de la Empresa de Canteras, a la cual pertenece la planta, en cuanto a las medidas tomadas para deshacer el entuerto medioambiental, y darles garantía a los vecinos.
La segunda carta de hoy es también una respuesta a una denuncia de corte ecológico, por parte de Mariana Hechavarría, jefa de Divulgación de la Dirección Provincial de Servicios Comunales en Ciudad de La Habana.
Todo comenzó cuando el pasado 15 de mayo, esta columna reflejó las quejas de Eduardo E. Muñoz, en nombre de los residentes en la localidad de Campo Florido, del municipio capitalino de La Habana del Este: el motivo era el vertedero municipal instalado meses atrás en la misma entrada norte de ese pueblo, que ha traído muchas molestias: malos olores, y humo asfixiante en la comunidad cuando en la noche se registran fuegos en el mismo.
Al respecto, precisa Hechavarría que, de acuerdo con lo informado por Pablo Ibáñez, director de Comunales en el territorio, el vertedero tiene aproximadamente dos caballerías de tierra, y fue una solución de período especial para la localidad. Luego se determinó ampliarlo y recibir los desechos de todo el municipio.
«La causa principal del humo, aclara, es el no poder sofocarlo de inmediato con acarreo y compactación, para evitar la penetración del aire que lo propaga, y luego preparar su tapado definitivo con una capa de tierra».
Reconoce Comunales las molestias a los vecinos, y asegura que todo es provocado por la falta de tratamiento a los desechos. El bulldózer que debe garantizar esa operación lleva más de 25 años de explotación, ya sin las mejores condiciones al punto de que por momentos no han podido contar con él.
A ello se suma la autocombustión espontánea, originada por los gases resultantes de la descomposición de la materia orgánica, y el ambiente desfavorable por la intensa sequía. Así se desencadenan los incendios, que no son intencionales ni mucho menos.
Y para erradicar tales molestias, asegura, han decidido priorizar el tratamiento diario de los desechos, intensificar el tiro de relleno que garantice el tapado, limitar el uso del vertedero solo para desechos de esa localidad, y garantizar un bulldózer permanente durante la reparación y mantenimiento del existente allí.