Acuse de recibo
El pasado 25 de octubre, esta sección reflejó la alerta de la lectora Maritza del Rey acerca del peligro de derrumbe que constituye una gran casona en ruinas en la intersección de General Gómez y República, en la céntrica y concurrida zona comercial de la ciudad de Camagüey.
Y ahora responde Pilar Varona Estrada, directora de Vivienda en ese territorio, quien aclara que desde hace años hubo que apuntalar esa vivienda, a partir de su grado de deterioro. El inconveniente es que la propietaria de la casa, una anciana, se ha negado en varias ocasiones a ser reubicada en otro sitio para que pueda acometerse la reparación del inmueble.
Pero esta vez, a partir del peligro que representa la edificación en ruinas, se orientó al Sistema de la Vivienda en el municipio que de inmediato acuerde con el Gobierno municipal la reubicación de la anciana que allí reside, con su anuencia o no, para incluir la casa en el Plan de Rehabilitación del año 2007.
La segunda carta la envía Edilberto Díaz Cabrera, vecino del Edificio 2, Bloque 38, apartamento 16, en el reparto Vieja Linda, del municipio capitalino de Arroyo Naranjo. Él narra que tanto en su edificio como en el número 1, hay un grave problema desde 1997, y a estas alturas aún no se ha resuelto, a pesar de todas las gestiones.
En el edificio Uno hay cuatro apartamentos que descargan a la planta baja sus aguas albañales, debido a roturas de las tuberías plásticas. Esa inmundicia corre por la calle. Similar situación presenta el edificio Dos, por roturas también de las tuberías.
No han faltado quejas y gestiones de los vecinos. Asegura Edilberto que las autoridades en el municipio le dieron la tarea a la Micro Social en el territorio, y nunca la han cumplido. Increíble, pero cierto.
La tercera misiva la envía Raúl Álvarez Pérez, vecino de avenida 61 número 612, entre 6 y 8, en Vedado, del municipio capitalino de Cotorro, no el de Plaza de la Revolución.
Refiere el remitente que desde hace un año vive en una casa que él mismo construyó. Pero no le han dado el certificado de habitable porque no tiene fosa. Raúl intentó hacer una, pero por las características del terreno se hace imposible: cuando avanza medio metro de profundidad, se llena de agua.
La salida momentánea fue verter las aguas albañales en el patio, pero ello es sumamente peligroso y desagradable para la familia de Raúl y las vecinas. Entonces fue al Gobierno municipal y a Acueducto y Alcantarillado, pues la solución es llevar una tubería desde la casa hasta la red de alcantarillado.
Por sus propios medios, Raúl consiguió las tuberías que comprenden el tramo desde la casa hasta la calle, y Acueducto y Alcantarillado debe asegurar el resto, unos 60 metros, ya que ese es su objeto social. Los de esa entidad fueron a verificar la situación y dijeron que al día siguiente resolverían el problema. Eso fue hace casi un año, y todavía los está esperando. Ha vuelto por allí y lo han estado «peloteando», manifiesta.
En situación similar se encuentra la posta médica del barrio: la fosa está vertiendo las aguas albañales para la calle, porque la fosa está tupida. Y Raúl, tan desesperanzado está, confiesa que va a situar las tuberías desde la casa hasta la calle para verter las aguas albañales allí, a ver si así atrae la solución.
Esperemos que no haya que llegar a ese extremo, y cumplan con su promesa antes.
Guadalupe Romero me escribe desde 24 de Febrero 140, entre Lucas Ortiz y Lico Cruz, en la ciudad de Las Tunas. Y lo hace para denunciar las dificultades que están enfrentando con su nieta, quien tiene dieta de yogur natural, porque ni el de soya asimila. Pero el producto «no llega en tiempo y forma al punto donde se compra». Debe suministrarse los martes y viernes. Pero puede aparecer o no aparecer.
Han cursado las quejas en Comercio, en la Industria Láctea, en los gobiernos municipal y provincial. Se han creado hasta comisiones para verificar el problema, pero no se acaba de resolver. En ese punto se distribuye yogur para más de cien niños como su nieta, que lo tienen indicado por el facultativo. Y es imperdonable que falle algo tan serio y sensible como el alimento de esos pequeños.