Acuse de recibo
Juan Esteban Mendoza me escribe, porque está muy frustrado. Y un joven frustrado merece toda la atención.
Él reside en calle 26 de Julio número 35, entre Panchito Gómez y Antonio Maceo, en la localidad de Ranchuelo, provincia de Villa Clara. Y reporta en nombre de un grupo de muchachos de Ranchuelo, quienes se graduaron de técnicos básicos en Urgencias Médicas de ese territorio, y tienen muchas inquietudes sobre el tratamiento que les han dado: Carlos L. González López, Lisdanys Tapia Peña, Maryeliz Hernández Álvarez, Saily González Campillo, Eduardo M. García Águila y Michel García Acosta.
Relata el remitente que en febrero de 2005 fueron convocados a presentarse a exámenes de aptitud para ingresar en el curso de Técnicos Básicos en Urgencias Médicas en el Instituto Superior de Ciencias Médicas, aunque no especifican, lamentablemente, dónde fue. Pero llenó todas sus expectativas.
Cuenta la misiva que el curso comenzó en abril de 2005, y desde que se incorporaron, les informaron que era con el fin de que laboraran en las ambulancias del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) de cada municipio. Les aseguraron que ello se produciría inmediatamente que llegaran las mismas a la provincia.
Mientras, cuenta el remitente, los situaron a rotar en diferentes servicios del Policlínico de Urgencias de ese municipio. Prodigaron sus esfuerzos en jornadas de trabajo voluntario en la construcción de la base de ambulancias. Confiaron en que la promesa sería cumplida.
Un día feliz llegaron los añorados equipos. «Pero, infelizmente, vimos la realidad: no éramos nosotros los que íbamos a trabajar en aquellos móviles». Los jóvenes solicitaron razones, y los del SIUM en la provincia y el municipio, les respondieron que todavía ellos eran estudiantes y el curso no había culminado. Precisaron que cuando se graduaran sí podían laborar en las ambulancias.
Al fin, se graduaron el 23 de junio de 2006 y recibieron un título que prescribe que están habilitados para laborar en el sistema nacional de salud como técnicos básicos en urgencias médicas.
Llegó el día de la ubicación laboral y se les planteó que no iba a ser en ambulancias, sino una fluctuación rotativa: seis meses en servicios de terapia intensiva o cuerpo de guardia del policlínico principal de urgencias del municipio, y los restantes seis meses en las ambulancias.
Los estudiantes cuestionan el hecho de que les prometieran algo que no se ha cumplido. Y aclaran que han consultado con colegas de otras provincias como Ciudad de La Habana, Cienfuegos, Ciego de Ávila y Santiago de Cuba, «y todo parece indicar que esto solo está sucediendo en nuestra provincia».
Sería saludable que las autoridades pertinentes respondieran a tal reclamo. No me aventuro a anticipar un criterio, pero es evidente que esos jóvenes están decepcionados y aferrados a un criterio que precedió al curso que asumieron.