Acuse de recibo
ME escribe hoy Osvaldo Matos Legrá, vecino de calle 194 A, número 3126, entre 31 y 35, reparto Cubanacán del municipio capitalino de Playa. Él es un jubilado de 75 años, con una pronunciada limitación físico-motora, provocada mayormente por un padecimiento congénito, y cobra su chequera en la oficina de Correos de 190 y 49, del reparto Versalles, en el municipio de La Lisa.
Osvaldo me escribe para revelar que con frecuencia los viejitos van a cobrar su bien ganada pensión después de toda una vida de trabajo, y en esa unidad de Correos no hay dinero para pagarles.
«Esto sucede todos los meses y varios días de cada uno de ellos, señala. Es lastimoso ver a ese grupo de personas desgastadas por los años y las enfermedades propias de la edad, que acuden allí para cubrir sus necesidades y se encuentran con esa situación».
Y ejemplifica con el pago del pasado mes: tres veces tuvo que ir a la oficina de Correos, y las tres veces no había dinero, decidió dejarlo para cobrarlo con la pensión de este mes, porque tiene otros apoyos familiares. Pero está conciente de que la mayoría de los jubilados no pueden esperar.
El veterano se pregunta: «¿Quién es el responsable de esto? ¿No está presupuestado el pago de la jubilación y la asistencia social? ¿Dónde está la negligente trabazón en la entrega del dinero para dichos pagos?».
Y reflexiona con mucho fundamento: «Si el Gobierno ha creado los mecanismos necesarios para acercar lo más posible el pago a este segmento de la población que trabajó y se sacrificó, haciendo su aporte a la sociedad, se hace perentorio llegar hasta él o los responsables de esta insensible negligencia».
A Matos le asiste toda la razón. No hay excusa posible.
La segunda carta es una respuesta de la Empresa Eléctrica Provincial de Santiago de Cuba, a la queja reflejada en esta sección el pasado 14 de junio, y que fuera enviada por Luis Miranda Rosell, vecino del edificio 19, Bloque 1, en el reparto Rajayoga de esa ciudad.
Entonces Miranda señalaba en su carta que en octubre de 2005, con las lluvias que arreciaron, ese y otro inmueble aledaño estuvieron ocho días sin servicio eléctrico, por una irregularidad en el cable soterrado. Pero, según él, a pesar de que reportaron, la Empresa Eléctrica nunca fue por allí, y los vecinos tuvieron que empalmar los cables. Y agregaba que el pasado ocho de junio, también como consecuencia de las lluvias, llevaban 72 horas sin servicio eléctrico.
Al respecto responde la Empresa Eléctrica de Santiago de Cuba sin un nombre de funcionario que consigne la carta. La misiva señala que a raíz de la publicación visitaron el edificio y se entrevistaron con Luis Miranda Rosell. Al demandante le explicaron que a la queja que aparece reportada en su despacho, el 30 de octubre, a la 1:38, sí se le dio respuesta el tres de noviembre, a las 10 de la mañana, por el operario Antonio Rodríguez, quien reparó el soterrado, que se encontraba en mal estado.
También aclara que la demora se ocasionó debido a que las fuertes lluvias que se sucedieron por esos días imposibilitaban la realización del trabajo en el soterrado.