Una de las mayores problemáticas que se enfrentan en materia de desarrollo tecnológico por el bloqueo norteamericano es el encarecimiento de equipos y dispositivos, entre otras razones, porque Cuba tiene que comprarlos a terceros con precios más elevados. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 05:55 pm
Cuando cualquier cubano trata de descargar desde la Isla el programa que permite acceder a mapas de todo el mundo, Google Earth, recibe invariablemente un mensaje que indica que este no está disponible para el país.
Aunque pudiera parecer un hecho fortuito, se trata en realidad de una de las manifestaciones más visibles de la política hostil de bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, que desde hace más de 50 años se instrumenta y fortalece cada vez más.
La denuncia de los servicios negados por Google, realizada este martes, a manera de ejemplo, por Abelardo Moreno, viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, sirvió como ejemplo del cerco tecnológico que forma parte del intrincado entramado del bloqueo.
Esta política ha causado, según estimados muy conservadores, daños económicos por 34,2 millones de dólares norteamericanos solo en el sector de las comunicaciones, según se consigna en el Informe de Cuba sobre la Resolución 68/8 de la Asamblea General de las Naciones Unidas: Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba, que será presentado en el organismo internacional el próximo 28 de octubre.
Basura electrónica
Desde hace más de 50 años las agresiones contra el espacio radioelectrónico cubano y la utilización de las nuevas tecnologías de la información para promover la desestabilización de la sociedad cubana han sido una política de Estado de la Casa Blanca.
Emisoras radiales de marcado carácter contrarrevolucionario se caracterizaron casi inmediatamente después del triunfo de la Revolución en enero de 1959 por la incitación a la violencia, el odio, la práctica del terrorismo y la desobediencia civil.
Violando las leyes nacionales e internacionales que regulan las transmisiones, y a pesar de los reiterados reclamos de Cuba ante los organismos internacionales, muchas de estas frecuencias perviven gracias en buena parte al uso de los fondos de los contribuyentes norteamericanos, que bien pudieran utilizarse para resolver otros problemas internos de la Unión.
A las emisiones radiales se le sumaron posteriormente las de la mal llamada TV Martí, y en los últimos tiempos las hostilidades a través de la red de redes y la telefonía celular.
El informe de Cuba ejemplifica varios de estos casos, como son los envíos masivos de mensajes no deseados, que según la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, Etecsa, solo entre octubre de 2013 y abril de 2014 sumaron 219 operaciones de spam, con un total de 1 055 746 textos no solicitados a usuarios de teléfonos móviles.
Estos ataques, como asegura el informe, no solo provinieron de la red ZunZuneo, una operación encubierta del Gobierno norteamericano denunciada por la agencia de prensa AP, y que ha provocado un verdadero escándalo internacional por el uso de fondos de dudosa procedencia, la utilización de empresas fantasmas de terceros países, y por pisotear todo tipo de leyes y regulaciones internacionales, incluyendo las del propio Estados Unidos.
Las agresiones «basura» también se efectuaron a través de Martínoticias, para lo cual utilizaron números de celulares obtenidos de forma fraudulenta, e involucraron a otros medios que reciben financiamiento para acciones ilegales como Cubasincensura y Diario de Cuba.
Riesgo tecnológico
Más de medio centenar de reconocidos programas y aplicaciones informáticas creadas por y con la participación de empresas norteamericanas están vedados para su uso por los informáticos cubanos, pero también por los de terceras personas que pretendan hacerlos llegar a ellos.
Así se consigna expresamente en las Licencias de Uso de importantes softwares como los de la suite de Adobe, muchos de los que suministra el gigante Google, e incluso el propio Windows.
Junto a ello, y como se ha denunciado en informes anteriores de Cuba sobre el tema del bloqueo a la Asamblea General de Naciones Unidas, una de las mayores problemáticas que se enfrentan en materia de desarrollo tecnológico es el encarecimiento de equipos y dispositivos, ya sea por tener que comprarlos a terceros con precios más elevados, o simplemente porque los fabricantes aplican una cuota adicional por el «riesgo» de comerciar con Cuba.
Súmele además, que se coarta la posibilidad de comercializar los productos y programas criollos, incluyendo los contenidos multimediales, no solo por estar fuera de los grandes circuitos que se dedican al tema, sino por los constantes obstáculos para las operaciones de pasarelas de pago que faciliten el comercio electrónico.
Otros sectores afines, como la aviación o el turismo, por solo citar dos casos, son víctimas sucedáneas de las agresiones tecnológicas, como le ocurrió a la compañía aérea Cubana de Aviación, que debió cambiar el proveedor de servicios de pasarelas de pagos en línea, pues el banco Credit Mutuel notificó en octubre de 2012 la imposibilidad de procesar fondos provenientes de clientes de tarjetas Visa y Mastercard, dos de las más utilizadas para las operaciones en la red.
A eso habría que sumarle que desde territorio cubano no pueden operarse tampoco otras pasarelas de pago que trabajan con el dólar norteamericano como PayPal, PayOnline o Webpay, que están entre las más utilizadas en el mundo.
A su vez, cuando a pesar de todas las barreras se encuentra algún proveedor para esos servicios, este cobra un porciento de riesgo muy superior a la media que se aplica internacionalmente.
Talento bloqueado
Achacar solamente al bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba la causa de todas las dificultades que hoy enfrenta el país en materia de nuevas tecnologías sería un error.
Aún quedan muchas reservas de eficiencia, de desarrollo propio poco aplicado y explotado, de esquemas mentales por derribar y sobre todo de talento desarrollado durante años en el mundo de la informática y las nuevas tecnologías, que no siempre es aprovechado adecuadamente.
Pero también sería muy inocente no valorar en su justa medida todo cuanto el bloqueo nos afecta, y cerrar los ojos al doble rasero de la política norteamericana, que mientras públicamente dice querer un mayor acceso de los cubanos a Internet y la tecnología, en realidad hace todo lo posible por impedirlo.
La persecución a empresas que negocian con los cubanos, incluso a las personalidades que han venido a prestar sus conocimientos desinteresadamente, así como la manipulación del tema en los grandes medios ha causado innumerables problemas a Cuba, a pesar de los cuales no han podido lograr que la Isla se «desconecte» del mundo.