Foto: Milagros Hidalgo CIENFUEGOS.— Guionista y presentador radial y televisivo, maestro de ceremonias de una de cada dos actividades político-culturales efectuadas en la provincia, periodista, crítico, investigador, presidente de la AHS en Cienfuegos, Luis Miguel Cruz es un joven versátil, de esos que no se pueden encasillar.
Él piensa que «el hecho de no anquilosarme en una sola vertiente o ámbito de creación, llámese artística o literaria o de cualquier tipo, me da la posibilidad de estar siempre superándome, indagando, investigando».
Que haya tenido una fuerte formación humanística, agrega este licenciado en Filología de 29 años, también me permitió que los horizontes se me abrieran un poco más. «Pude explorar muchos campos y después ejercitar aquellos que me resultaban más afines, como los medios de comunicación; pero desde una perspectiva literaria y lingüística sobre todo», continúa.
El joven intelectual define a la osadía como santo y seña para enfrentar las variantes de creación por sí acometidas: «Si me toca en un momento determinado dirigir un programa radial; afrontar una experiencia comunitaria, o lo que fuere, siempre emprendo cada experiencia con valentía. Si no eres así, no llegas a nada. Aunque no quiere decir que logre las cosas a partir de una imposición. Todo lo contrario».
Luis Miguel no es de los que confunden al artista con un superhombre: «No creo en el mito del superdotado del creador; sí creo en el talento y en la inteligencia de una persona puesta en función de una obra artística».
Ganador de varios eventos de crítica literaria, ha publicado en Ariel, Conceptos, Dédalo y otras revistas especializadas. Profesor de la sede universitaria de Cienfuegos desde su creación, enseña y aprende constantemente, al participar además sin intermitencias en diplomados, cursos y considerarse un eterno estudiante.
«Entre otras cosas vivo para aprender, y lo poco que sé lo entrego a los demás. Cuando imparto clases siento que soy uno más de mis alumnos, no el gran gurú. Soy simplemente alguien que quiere hacer su trabajo con el mayor nivel de conocimientos y calidad posibles».
Defensor a ultranza del libro como mecanismo irrenunciable de saber, estima que «aunque tengamos nuevas tecnologías, nunca podremos renunciar a esa perenne fuente logocéntrica que es el libro. Voy y vuelvo a los clásicos en el formato de papel, y su olor a añejo, a traza, lejos de espantarme me cautiva».
Luis Miguel se ha especializado en la crítica literaria de textos de escritores cienfuegueros, porque ellos aún no tienen un justo lugar en el panorama de la literatura nacional, «no por falta de talento precisamente, sino porque hay circuitos de promoción infranqueables», dice.
En los tiempos preuniversitarios añoraba ser periodista, y se preparó intensamente para obtenerla, pero no llegó la especialidad. «Sin embargo, no me siento frustrado, porque a través de la Filología me he acercado a ese universo que me interesaba. Uno, de hecho, es un preguntador, un indagador, un investigador, un polemista».
Le atrae sobremanera potenciar el debate, el ir y venir de las ideas. «El hecho de que dos creadores no compartan la misma opinión alrededor de un tema no entraña que estén en contradicción. Porque los puntos de vistas más diversos son los más saludables», opina.
Presidente de la AHS en la provincia desde hace años, afirma que tal responsabilidad le reporta grandes satisfacciones. «La Asociación es una pepita de oro: dentro de ella está el empuje, los movimientos de cambio, la renovación en materia artística. Es un constante terremoto, un volcán de ideas. En la medida en que logremos emitir la lava de ese cráter continuaremos creando, fundando.
«Nunca pretendí ser presidente de una organización como esta; la UJC me hizo esa propuesta con insistencia, y si bien en principio rehusé, a la larga acepté pues creo mucho en la AHS como ente representativo de los jóvenes artistas, por su fortaleza y por su activo papel», expresa.
Luis Miguel se reconforta de haber sido el timón de mando de la organización aquí durante los últimos años, en tanto le permitió ser testigo de cargo del desarrollo de valederos proyectos colectivos, en un territorio que fuera columna vertebral de la realización de importantes eventos nacionales de jóvenes trovadores y rockeros.