Una de las manifestaciones que tienen como foco de rechazo a la ultraderechista Alternativa para Alemania. Autor: Reuters Publicado: 22/02/2025 | 06:54 pm
Con muy poco tiempo para hacer campaña electoral y para dar a conocer sus propuestas de programas de gobierno, siete partidos o coaliciones se enfrentan este domingo 23 de febrero en las urnas en unos comicios anticipados para elegir el Bundestag o Parlamento de 630 escaños, donde se necesitan 316 para tener la mayoría, en una circunstancia nada halagüeña para la que fue durante muchos años conocida como la locomotora de Europa y ahora no parece tener igual fuerza con una economía en recesión, agravada por el impacto del conflicto ucraniano en toda Europa.
Esas fuerzas políticas en competencia son: El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) de Olaf Scholtz, actual canciller de la nación que, de acuerdo con las encuestas, ha pasado a una tercera posición, pero sigue manteniéndose con posibilidades e influencia en el acontecer político.
Como primera opción se ha posicionado el conservador Unión Demócrata Cristiana de Alemania y la Unión Social Cristiana de Baviera (CDU/CSU) de Friedrich Merz, que busca recuperar el poder; seguido de la emergente ultraderechista AfD (Alternativa para Alemania) que encabeza la economista y empresaria Alice Elisabeth Weidel, una nueva y poderosa carta sobre la mesa, que ha contado con el apoyo expreso y directo del multimillonario Elon Musk y del vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, evidentes enviados especiales del presidente Donald Trump.
Completa el cuarteto de los más favorecidos, el ecologista Bündnis 90/Los Verdes, con el actual ministro de Economía, Robert Habeck, encabezando un programa que llaman «Crecer juntos» en la economía y la cohesión social.
De las otras fuerzas que van a las urnas, solo Die Linke, La Izquierda, que en las últimas semanas ha visto un incremento en la intención de voto, con su programa «Todos quieren gobernar. Nosotros queremos cambiar», pudiera obtener un 5,5 o hasta un seis por ciento que garantizarían mantener su presencia en el Bundestag.
Por debajo del cinco por ciento de las intenciones de voto y sin posibilidades de escaño, aunque están registrados en las boletas de todo el país, han quedado el partido Bündnis Sahra Wagenknecht y el Partido Liberal Libre FDP, los que pudieran entrar en el juego político en caso de necesidad de coaliciones para poder gobernar o presionar desde la oposición.
Según la encuesta más reciente del instituto GMS, el bloque conservador de Merz ganará el domingo con un 31 por ciento de los votos, seguido por la AfD (20 por ciento), el SPD de Scholz (15 por ciento), los Verdes (13 por ciento) y La Izquierda (seis por ciento), dijo un artículo publicado por DW.
En los días más recientes a este encuentro en las urnas, e incluso este sábado, se sucedieron manifestaciones en Berlín, Múnich, Colonia, Aschaffenbourg (Baviera) y en Halle, en rechazo a la posibilidad de que AfD gobierne, y ello ha sido en respuesta a la polémica interferencia estadounidense —cuya más reciente expresión ocurrió durante la Conferencia sobre seguridad de Múnich cuando el Vicepresidente estadounidense pidió a la derecha tradicional alemana no seguir condenando a la agrupación de Alice Weidel—, y a la posibilidad de un acercamiento de los conservadores con el partido de la ultraderecha.
También durante la campaña electoral, activistas por la paz protestaron en Berlín por el suministro de armas y el apoyo de Alemania a Ucrania, con la esperanza de que resultados en las ya próximas conversaciones de paz entre Washington y Moscú, habida cuenta de que el Gobierno germano ha proporcionado 44 000 millones de dólares a Kiev, a lo que paradójicamente se oponen tanto la extrema derecha como la izquierda. Alemania también ha dado refugio a más de un millón de personas procedentes de Ucrania. Ambas situaciones nos llevan a las preocupaciones de la ciudadanía.
Inmigración y economía
La inmigración es el tema que más intranquiliza a los alemanes según los sondeos de opinión, y en ello ha incidido y tensado la situación, la ocurrencia de varios ataques recientes cometidos por extranjeros, por lo que Merz presentó en el Parlamento un proyecto de ley para endurecer la política migratoria, aunque solo logró una moción para fronteras seguras y fin de la inmigración ilegal gracias a los votos de su CDU, a los que se sumaron los diputados de FDP y de la AfD.
En este aspecto, Alternativa para Alemania quiere cerrar las fronteras, la repatriación de los extranjeros, rechaza la política de asilo de la Unión Europea, aboga por endurecer los requisitos para la naturalización, y pretende terminar con lo que llama el «paraíso del asilo en Alemania».
Esa xenofobia es una de las inquietudes de buena parte de la población, y DW publicaba en uno de sus reportajes sobre las manifestaciones contra la ultraderecha la opinión de Hannelore Reiner, un pensionista de 71 años, que bien refleja de que se trata ese desasosiego: «Existen muchos paralelismos con 1933, con la época anterior a la guerra, cuando el fascismo de Hitler llegó al poder (...). Muchas cosas me recuerdan a aquello. Las discusiones de entonces, la exclusión, el antisemitismo. Y temo que la historia se repita».
El problema advertido con las fuerzas que votaron por la moción es la posibilidad de una ampliación de la cooperación entre la conservadora CDU y esa extrema derecha, para la que el Vicepresidente de EE. UU. pidió que dejaran de aislarla, como es un viejo acuerdo previendo el resurgimiento del nefasto nazismo. El llamado «cordón sanitario» es una decisión de los partidos tradicionales en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial para rechazar cualquier cooperación a nivel nacional con los movimientos de extrema derecha, como lo es la AfD.
Sin embargo, un punto crucial es la persistente recesión económica que ya dura dos años, la que será el gran desafío para cualquiera que sea el partido ganador o la coalición que necesite ejecutar para poder ejercer Gobierno.
La crisis energética que se abrió paso con el conflicto en Ucrania profundizó el problema económico con el alza de los precios de la electricidad y el gas —la Alemania industrial tenía fuerte dependencia del gas ruso barato.
En Alemania se han estado cerrando fábricas y según el diario Financial Times, desde que comenzara la pandemia de la COVID-19, solo en el sector manufacturero, se perdieron al menos 250 000 empleos y esa tendencia sigue en aumento, por lo que se estima que el número de desempleados pudiera alcanzar los tres millones.
Vuelvo a los análisis de DW al que Klaus-Jürgen Gern, investigador del Instituto de Economía Mundial de Kiel, aseguró que en 2024 la producción industrial alemana cayó un 4,5 por ciento.
Son tan diversas las posiciones de las agrupaciones políticas en cuanto a cómo resolver la recesión, que también la incertidumbre llega a los inversionistas y la población precavidamente «ahorra». Por tanto, se prolonga la recesión.
Y para completar la situación, la llegada de Trump a la Casa Blanca ha incrementado las angustias, pues desde el primer día de su mandato, donde ha reinstalado el «Estados Unidos primero», disparó proyectiles impositivos a las exportaciones tanto de países adversarios, como de vecinos y hasta de socios y amigos.
Uno de los sectores en la mirilla trumpiana es el automovilístico y esta es una de las principales industrias alemanas, por lo que el investigador del Instituto de Economía Mundial de Kiel ya mencionado, ha dicho que esa es una debilidad «particularmente pronunciada en las principales industrias exportadoras alemanas, automóviles y maquinaria», aunque considera que otros grandes son excepciones en la caída: las farmacéuticas, la aviación y los barcos.
Apenas este es un esbozo de las más visibles circunstancias en que se desenvuelve la locomotora europea, que necesitará un empuje más allá de las diferencias ideológicas y partidistas si quiere mantenerse como la cuarta economía del planeta, cuando desde el este y el sur emergen otras con ímpetu notable y algunas de ellas comparten una visión multipolar y se agrupan en la que ya resulta verdadera alternativa político-económica, los Brics.
Cuatro de los fuertes candidatos a las elecciones de Alemania 2025 en debate. Foto tomada de DW.