Todo el personal médico en frontera está capacitado, confirma el Doctor Fernando Acebo. Autor: Hugo García Publicado: 11/03/2020 | 11:04 pm
Ante la propagación mundial del COVID-19, en territorios como el de la provincia de Matanzas se adoptan estrategias para evitar su introducción y diseminación a partir de la alerta que emitiera la Organización Mundial de la Salud (OMS) en diciembre pasado.
El Doctor Fernando Acebo Figueroa, director de la Unidad Provincial de Higiene y Epidemiología de Matanzas, significó que aunque hoy no hay casos diagnosticados y nuestras fronteras están protegidas, se deben extremar los cuidados y la población debe informarse sobre el asunto.
«Nuestro personal ubicado en hoteles de la provincia reportan diariamente a un puesto de dirección habilitado al efecto sobre el estado de salud de los turistas, sobre todo en caso de detectarse alguno con síntomas febriles, tos o catarro», explicó a este diario el especialista.
Ya se ha capacitado el 80 por ciento de los mil 694 arrendatarios de casas privadas, de ellas 418 en Varadero, 290 en Santa Marta, 196 en Boca de Camarioca, 384 en Cárdenas y 293 en la Ciénaga de Zapata.
«Primero capacitamos al arrendador y de verdad que ha funcionado bien, porque los cuentapropistas velan e informan si algún cliente tiene catarro o fiebre», señaló el Especialista en Segundo Grado de Higiene y Epidemiología.
Con 40 años de experiencia como médico y 27 como epidemiólogo, reconoce que no puede negarse el stress que causa el contexto actual: «En situaciones difíciles es cuando más calma hay que tener, para no equivocarte a la hora de adoptar una decisión».
Matanzas cuenta con un aeropuerto internacional, un puerto con cinco atraques principales en la bahía de Matanzas y tres marinas en Varadero, dos de ellas de carácter internacional: la Dársena (en reparación en estos momentos) y Gaviota Marlin, mientras que la Chapelín se dedica a excursiones y otros servicios internamente en las cercanías de la Península de Hicacos.
Por la intensidad del Bloqueo, el número de embarcaciones arribantes ha disminuido, pero se mantiene el mismo rigor en la vigilancia en las marinas y la rada matancera.
«Para esta primera etapa del plan existen aseguramientos para el enfrentamiento a posibles casos sospechosos y su aislamiento en instituciones debidamente equipadas, con un personal preparado», precisa Acebo Figueroa.
El segundo eslabón del plan es la capacitación a todos los cubanos en cada comunidad. Ya las escuelas han hecho materiales didácticos y en los centros de trabajo se les explica a los colectivos.
«El trabajo de enfrentamiento a la posible entrada del coronavirus está centrado en la frontera y el aeropuerto. Se ha reforzado la vigilancia directa sobre todo en vuelos de países con casos de transmisión», expone.
Con una experiencia avalada por su labor como Consultor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS)en epidemias de dengue en Ecuador, Venezuela y Costa Rica, y una misión médica en Guatemala en 1999, asegura que esta enfermedad, aunque tiene baja mortalidad, sí muestra una alta transmisibilidad.
— Con su experiencia, ¿qué le preocupa ante el COVID-19?
— Que el cubano de modo general muestra poca percepción de riesgo ante eventos como este, y muchas veces va al trabajo con catarro a pesar de estar demostrado que este virus se trasmite sobre todo por el estornudo de las personas. Que no somos adictos a lavarnos las manos con frecuencia ni a visitar al médico. Yo aconsejo que los que tienen catarro acudan a las instituciones de salud.
«Aunque tenemos las fronteras resguardadas, el período de incubación es de 14 días, por lo que un viajero puede ingresar asintomático y desarrollar la enfermedad dentro del país. Por eso, quizás no impediremos que entre algún caso, pero si trabajamos fuerte en los hoteles y casas de renta, sí evitaremos la epidemia».