Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Hoy soñamos con un modelo de prensa que contenga los valores más genuinos

El delegado Joel García León compartió con sus colegas su opinión sobre cómo hacer realidad el modelo de prensa que sueña Cuba

Autor:

Juventud Rebelde

¿Periodista tú?, Periodista YO

Hace cinco años dialogué en este mismo Palacio, a través de una crónica periodística de nueve inning, acerca de las preocupaciones, ideas, propuestas y compromisos que tendríamos en el trabajo profesional y de la organización para un quinquenio que nos superó con creces y se fue a extrainning.

Hoy intentaré de nuevo dialogar, pero sin béisbol por medio, sobre las mismas preocupaciones, ideas, propuestas y compromisos. Para ellos me auxiliaré de una conversación que para algunos les gustaría que fuera una mera creación literaria, aunque para la mayoría sea la dura realidad de hacer periodismo en la Cuba del 2018, dos años después de la desaparición física del mejor aliado en la conspiración periodística, nuestro Fidel;  con un nuevo presidente que se va legitimando ante su pueblo con estilo propio;  y con la generación histórica de la Revolución al frente todavía de la dirección del Partido y de procesos tan trascendentales como la Reforma Constitucional.

Vayamos a la historia en cuestión

Subió al P-5 con el sudor abrazado a su camisa después de una carrera pequeña. En una mano el maletín con papeles que quizás no utiliza nunca, pero duermen ahí todos los días, en la otra una jaba con tres paquetes de perro acabados de comprar para la comida de la tarde-noche. Se apretó la gente, se apretó el maletín y el chofer cerró la puerta.

-Esto no es fácil, y después dicen en la Televisión que ha mejorado el transporte, yo quisiera a veces saber si los periodistas montan estos P

-Claro que los montan, le respondió sin titubeos otro comprimido con maletín y jaba. Solo que la mejora del transporte la dicen los directivos, no los periodistas.

- A mi no me importa quién lo diga, porque al final el periodista debiera cuestionar al funcionario, emplazarlo y demostrarle que es mentira, que no viva del engaño. Por eso yo casi no leo ni veo nada. Además, en el estanquillo llegan tarde los periódicos y en el noticiero las noticias siguen siendo de actos y más actos. Solo le presto atención al parte meteorológico y para eso si Rubiera no está, casi ni confío. Por eso lo llamaron cuando el ciclón, porque la gente solo le creía si lo decía él, continuó diciendo el hombre mientras un pisotón lo hizo estrujar su cara de dolor.

-Yo vivo en lo último de la Lisa y jamás he visto mi barrio en la televisión y mucho menos en un periódico. Es más, el robo de la bóveda del Ameijeras lo vi en el paquete, el explote del jefe de almacén del Bucanero me lo bajó un socio de Internet y todavía estoy esperando que me digan quiénes son los culpables de que el béisbol cubano no gane un torneo hace más de diez años, remarcó buscando consenso en quienes lo rodeaban en medio del calor.

-Pues debiera ver un poco más la televisión, Lázaro Manuel Alonso está haciendo buenas cosas, denuncia y ha sacado reportes muy críticos. Y con respecto a la pelota eso si tiene tela por donde cortar…, le ripostó casi sin poderse mover el pasajero que tenía frente a él.

-Pero ese es uno, ripostó. Yo al final he llegado a pensar que a ellos le dicen lo que tiene que decir, porque no puede ser que todo sea bueno. Y mira que Fidel y Raúl siempre criticaron eso. Yo recuerdo que en un Congreso hace ya unos cuantos años, Fidel dijo que cuando él pudo tener acceso a la radio de Guido García Inclán, la COCO, el aprovechaba para denunciar muchas cosas.

-Es cierto, lo dijo una vez, aunque los contextos eran diferentes. No obstante, Fidel es Fidel.

-Ese sí era el caballo, periodista, médico, científico, deportista, militar, un caballo y cuando le preguntaba a alguien que procura saber y responderle bien porque si no lo hacía talco. La Mesa Redonda con él no me la perdía, pero la de ahora no la veo porque no hay debate, ahí todo el mundo está de acuerdo con todo ¿cuándo van a dedicarle una Mesa a la comida, al agua que no hay en la Habana Vieja, a los baches, a la ruta de la leche en polvo en el mercado negro? Yo no digo que los temas internacionales no sean importantes, pero y nosotros ¿acaso todo es perfecto?, preguntó como buscando aprobación entre los apretujados.

-Yo creo que la Mesa ha cambiado y se ha metido en problemas. A veces es verdad que puede ser más polémica, pero cada programa tiene su objetivo como los periódicos tienen los suyos y la radio también. ¿No será que estás juzgando al periodista como si fuera el salvador o la solución de cosas que les toca resolver al gobierno o a otras instituciones? Al final, ellos son como tú, un cubano más que trabaja para informar, interpretar y comentar la realidad.

-Parece que tú tienes al periodista muy cerca en la casa, porque te noto defendiéndolo mucho. Y al final, los dos estamos aquí apretados y empapados de sudor en este P-5 que no va a salir nunca en la TV.

-Pues sí, soy periodista, dijo finalmente el pasajero provocando la mirada del grupo entero que iban en el P a las tres de la tarde.

Hasta aquí la historia por el momento, que pudiera haberla contado cualquier de nosotros, los conectados con los problemas, los que no desmayamos en nuestro empeño de hacer un mejor periodismo, pero que somos enjuiciados todos los días como la cara visible de muchos asuntos en los que no somos los responsables de su solución, pero sí de ponerlos en la pantalla, en la onda radial o en una hoja impresa.

Vayamos ahora al Congreso

Ayer tuvimos una jornada dedicada a la Política de Comunicación, la cual para muchos es la tabla salvadora de nuestras aspiraciones después de muchos años, en tanto para otros sigue siendo un compás de espera más por el tiempo que pueda demorar en articularse, por el trabajoso y complicado cambio de mentalidad que implicará para funcionarios públicos y porque el paraguas que cobija para mejorar nuestra labor y nuestros ingresos monetarios no parece abrirse a corto plazo, cuando más a mediano plazo, que ni siquiera hoy se traduce en tiempo real: 2,3 o 4 años.

Y no puede haber un divorcio ni desconectarse lo trascendente de la aprobación de esta Política con el periodista que representamos en estas sesiones y que al llegar a nuestros medios nos preguntará a quemarropa: ¿y qué dijeron del salario?, aunque a muchos les parezca una interrogante retórica y casi inexplicable desde el fundamento de que no habrá solución por el momento hasta que no llegue la reforma salarial integral de país.

Lo peligroso no es ni siquiera entender una vez más esa razón, sino el costo que puede representar para la propia implementación de la Política de Comunicación esta espera, el hoyo político que abre para quienes han sido fieles soldados de las ideas y de la Revolución por convicción, pero viven en una Cuba que cambió su modelo socioeconómico, aunque la construcción simbólica de la realidad sigue descansando en quienes menos reciben monetariamente de todo el sector intelectual e ideológico, que como muchas se ha dicho, sostiene también este proyecto de país.

Las redacciones semivacías en muchos medios sufrirán una estocada más, que pudiera ser la última, pues hay colegas, sobre todo en provincias, que han llegado hasta aquí con el milagro de 350 a 400 pesos al mes, sin la más remota posibilidad de inflarlos o multiplicarlos; en tanto otros que pueden hacerlo ( a través de una alguna colaboración o pluriempleo) quizás su salud se esté resintiendo al punto de no ver la famosa luz al final del túnel.

Ya tenemos Política y como paso de avance es trascendental, pero en esencia no es mágica ni responde a lo que nos preguntarán nuestros colegas de redacción. Hoy soñamos con un modelo de prensa para el socialismo que contenga los valores más genuinos como nación, la innovación tecnológica más actualizada y la capacidad creativa heredada de los mejores profesionales. Pero yo la advertía Moltó: La UPEC sirve para decir Sí, donde otros dicen NO.

Por  eso apostamos a que ese nuevo modelo permita voces (ministros y demás actores o decisores) más allá de la comunicación que va tendiendo ya el Presidente con su pueblo, que tenga la crítica al lado de la bella crónica galopando al mismo ritmo, que los directivos sean los verdaderos responsables de la gestión de los contenidos y no cuiden sus sillas cómodas a partir de orientaciones o rutinas, imprescindibles de cambiar cada vez que deban ser cambiado.

Ese futuro, casi presente, tiene que mirar una vez más con intencionalidad y apoyo logístico la formación de los profesionales. ¿Costará tanto retomar el servicio social en los lugares donde existen emisoras municipales, pero ningún periodista graduado? ¿No ha demostrado el país que puede hacerlo con los médicos? ¿Cuánto más revolucionario, formador y creador puede regresar de esa experiencia un joven recién graduado? Sobran los ejemplos sentados en esta sala que vivieron esa experiencia y los decisores debieran sacar mejor las cuentas matemáticas en función de lo que nos enseñó Fidel: «no hay nada más económico que la política».

Antes de contarle el final de la conversación en el P-5 me permito devolver al Congreso tres ideas claves sobre el fortalecimiento interno de la organización y sus retos futuros. Si queremos robustecer el corazón que hizo nacer la UPEC hace 55 años asumamos la defensa de nuestra profesión y de nuestros profesionales en todas las instancias, para que no existan subestimaciones a nuestras ideas ni periodistas estigmatizados por ser polémicos o decir verdades, pero con un tono no adecuado solo para la visión de los decisores, no para el pueblo al que nos debemos y nos lee, escucha o nos ve.

La UPEC tiene la misión de acompañar las transformaciones socioeconómicas del país con un nuevo rostro: informar y explicar las medidas; y alertar y denunciar cuando algo está saliendo mal. En esencia, mostrar la Cuba real, esa que intentan robarnos con otra intencionalidad los medios privados que, dicho sea también, existen desde hace años entre nosotros con «extraños permisos» de legalidad a pesar de que la Constitución no los reconoce y que se nutren sobre todo de jóvenes talentosos bajo las banderas de que ofrecen una mejor remuneración económica y una libertad creatividad periodística tan entrecomillada como el dueño o perfil editorial que está detrás de ellos.

Rescatemos e impulsemos  en la organización lo que sí es posible y solo cuesta esfuerzo, sacrificio y trabajo como son los espacios de debate, los momentos de confraternidad más allá del torneo de sóftbol, la labor vocacional desde edades tempranas; la concreción de las investigaciones de licenciatura, maestrías y doctorados; el reconocimiento total a nuestros Premios a la Obra de la Vida; las fiestas para estirar los músculos y el alma; y sobre todas las cosas: la unidad dentro de la diversidad que tanto ha proclamado Raúl para un gremio que no sobrepasa los 4 000 mil afiliados hoy.

Termino la historia del P-5

-Así que tú eres periodista, dijo con un tono dubitativo el hombre del maletín y la jaba con el paquete de perros.

-Pues sí, hace 18 años, respondió el colega a la par que cambiaba de manos para aguantarse del tubo por un frenazo inesperado.

-Pero parece que no te ha ido muy bien, porque si no tuvieras algún carrito o algo en que moverte y no estuviera apretujado en este P-5 como yo, que lo cojo porque no puedo pagar un carro de 10 pesos.

Hizo una pausa inesperada y tras un suspiro de alivio soltó su historia.

-Yo tengo a un niño de 12 años ciego, que practica judo desde hace 3 años y me he tenido que coger eso solo para mi ahora porque mi mujer se está quedando ciega también y no puede llevarlo. Aquí donde tú me ves, cuando me baje voy a pasar por la panadería a conseguir un saquito de harina para mandarle a hacer otro kimono con mi hermana porque no puedo pagar 10 ni 15 dólares por uno de los buenos que venden por la calle, contaba el hombre como si liberara tensiones con un amigo.

-Me dijiste que el niño practica judo y es ciego?, le preguntó el periodista.

-Sí, y le encanta. Es más quiere ser campeón paralímpico. Yo tengo fotos de sus competencias y guardo todas las medallas que ha ganado. Hasta un reportaje de la Federación Internacional de Judo le hicieron hace dos años cuando se hizo el Grand Prix de La Habana.

-Pero esa historia no la he visto contada en ningún medio de prensa cubano, comentó el colega asombrado.

- Claro que no, por  eso yo te digo una cosa y no te pongas bravo: ¿periodista tú?, periodista yo, que tengo mil cosas por contar …

Toda la historia descrita es real, más allá de no revelar la identidad del niño por pura ética. La verdad necesita de nosotros para defender la Revolución, pero también para contar historias como la de ese padre, que quizás no conoce de Política de Comunicación ni del modelo de prensa que andamos soñando, pero todos los días se sube como cualquiera de nosotros a un P-5, ama a Fidel como su padre y su hijo aspira a ser campeón paralímpico algún día para hacernos vibrar de emoción a todos.

Muchas gracias

 

 

 

 

 

 

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