El Grupo de Montaña del Ministerio de la Agricultura también tiene diseñado un programa para el cultivo del henequén. Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 05:39 pm
Informes oficiales consideran este lunes que Cuba busca rescatar la industria del henequén con la finalidad de incrementar las producciones de sogas y cordeles, entre otros rubros económicos.
Un informe publicado ese lunes por el periódico Granma añade que la Empresa Nacional de Fibras Naturales, de reciente creación tiene esa responsabilidad.
El director de la entidad, Enrique Almeida, señaló además que esa tarea se basa en el deseo de afianzar el fomento del henequén, sobre todo en la provincia occidental de Matanzas, donde se cultiva.
Dijo que lograr el renacer de ese cultivo en un plazo lo más breve posible constituye prioridad para el país, sin descartar la exploración en torno a otras plantas fibrosas y multiusos como el kenaf y el coco.
Del total de la producción de sogas y cordeles el año anterior (136 toneladas) en la vetusta industria matancera Julián Alemán, apenas un volumen superior a las 40 toneladas se logró con fibra de henequén, producto ecológico muy apreciado en el mercado.
Indicó que el programa para la supervivencia y desarrollo de este cultivo con alto potencial contempla la siembra de entre 300 y 400 hectáreas anualmente. Este año prevén plantar 219 hectáreas y unas 260 en 2018.
Afirmó que para reanimar los sembrados necesitan crecer en los campos de posturas, razón por la cual en estos momentos refuerzan el área de vivero en las Unidades Económicas de Base (UEB) localizadas en Matanzas, Mariel y Cienfuegos (centro), donde hoy se concentra el fomento de la planta textil.
Significó que en la actualidad existen 809 hectáreas en desarrollo y 542 en producción, un cultivo que requiere de un ciclo de cinco años de maduración a fin de estar aptos para el corte, y es una de las labores más difíciles del campo.
La fabricación de sogas y cordeles tiene como destino básicamente el sector de la agricultura, y de manera muy particular la campaña tabacalera. Del plan de 532 toneladas correspondiente a este año, ya entregaron un volumen cercano a las 290 toneladas.
Tanto el proceso de desfibrado de las pencas como la elaboración industrial descansan en viejas máquinas, que por razones lógicas limitan la eficiencia y los rendimientos en ambos casos.
Otro de los desafíos para devolverle esplendor a este cultivo en Cuba pasa por completar la plantilla de obreros en la actividad de cortadores, así como certificar la calidad de la siembra.