Los jóvenes transmitieron sus inquietudes, insatisfacciones y también denunciaron errores o ilegalidades que han percibido en su trabajo. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 06:41 pm
Hace dos años que el mayabequense Ángel Arocha solicitó el cambio de un local, por el hacinamiento del lugar que tiene arrendado como trabajador por cuenta propia, y aunque el Consejo de la Administración de Bejucal dijo que era posible, aún no tiene una respuesta clara. Ello es una muestra de que los trámites burocráticos siguen entre los ingredientes que muchas veces obstaculizan el buen desenvolvimiento juvenil en las nuevas formas de gestión, y no son las únicas.
No son pocas las preocupaciones que tienen los noveles que se vinculan a este mundo emergente de la economía nacional, así como a las cooperativas no agropecuarias. Lo confirman los casi 300 planteamientos realizados en los activos del sector no estatal, celebrados entre septiembre y octubre pasados, por iniciativa de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y que se extendieron a los 54 municipios con mayor presencia de esa fuerza.
A esas debilidades se suman las que aporta un sondeo efectuado entre una treintena de jóvenes de la capital, por el Equipo de Investigaciones Sociales de Juventud Rebelde.
Ambas indagaciones tuvieron como prioridad evaluar asuntos laborales, jurídicos y económicos del país y hasta de la localidad donde se desarrollan los jóvenes como trabajadores del mencionado ámbito. El intercambio se convirtió, además, en espacio para saber qué les preocupa a estos actores económicos, recibir respuestas, hacer propuestas e incentivar el compromiso con el sistema social edificado por la Revolución y del cual forman parte.
Todo lo revelado en ambos ejercicios de participación se enfoca hacia diversos desafíos, viejos o nuevos, que atraviesa este sector emergente de la economía y los servicios, vistos con la mirada de la nueva generación. Los resultados develan inquietudes, sugerencias y propuestas que sería imperdonable esquivar, para que las nuevas formas de gestión sigan teniendo un peso significativo en el desarrollo económico y social del país.
Varios jóvenes se refirieron a que las gestiones para obtener sus documentos demoran demasiado y estos se vencen con rapidez. Dijeron también que, en ocasiones, en los territorios se toman decisiones que impactan el funcionamiento de la actividad que desempeñan y no se les informa previamente. Igualmente, apuntaron que las «trabas en algunas entidades impiden los contratos para determinadas licencias».
Desde Cienfuegos, un joven recordó que aunque se había aprobado que los trabajadores por cuenta propia y los integrantes de las cooperativas no agropecuarias hicieran contratos con las empresas estatales, esto no ha marchado bien. De acuerdo con su opinión, los directivos son «un poco rígidos con esa facilidad por miedo a las auditorías. Pero pienso que si todo se hace como está establecido, no debe haber problemas».
Nos preocupa el maltrato de aquellos inspectores que, lejos de educar y prevenir, ponen muchos obstáculos en nuestro trabajo, afirmó el granmense Yosvany Camacho. Como él, decenas de participantes hablaron de la necesidad de que quienes se desempeñan en las direcciones integrales de supervisión, además de algunos agentes del orden público, varíen sus métodos de trabajo, sin violar lo establecido para el cumplimiento de sus funciones.
Uno de los jóvenes en los activos advertía que, en ocasiones, estas personas «no te dejan hablar, tengas o no la razón». Otros manifestaban que «no pocas veces se percibe más hostigamiento a los legales que a los ilegales».
La mayabequense Aleydis Machado habló de las dificultades que ocasionan las entidades estatales que no tienen establecida la entrega de justificante por la venta de sus productos, algo que piden constantemente los inspectores a los no estatales.
¿Mercado mayorista o negro?
La necesidad de la existencia y acceso a un mercado mayorista para el abastecimiento estuvo latente en las discusiones. Fueron muchos los jóvenes que dialogaron sobre el tema, y uno de ellos, Manuel Pérez, del municipio pinareño de Guane, aludió a la importancia de un establecimiento de este tipo, donde los bicitaxeros, por ejemplo, «puedan adquirir las piezas necesarias para sus equipos y no tengan que comprárselas a los revendedores».
«El mayor problema son los insumos. Todo hay que comprarlo al mismo precio que en las tiendas y no tenemos ninguna ventaja. Y si algo se pierde... ¡a correr!», dijo la habanera Leticia González.
Quienes se dedican a la venta y elaboración de alimentos, impresión de documentos, fregado de carros y empleos en peluquerías y barberías o como operadores de audios, no solo hablaron de la importancia de un mercado mayorista, sino de que se garantice la estabilidad de los productos para el desarrollo de los negocios.
Algunos aseguraron que ello ayudaría a «combatir el mercado negro», «disminuir las ilegalidades» y «bajar precios de sus servicios». Otros se pronunciaron por elevar el margen comercial que se le da a los productos, y hasta propusieron, como el habanero Ernesto Suárez, que «si el país no está preparado para abrir el mercado mayorista, que nos dejen importar a través de empresas estatales».
¿Cómo se pueden adecuar las posibilidades de capacitación y superación según la actividad que desarrollamos?, preguntó el capitalino Moisés Rodríguez. Y lo hizo convencido de que muchos jóvenes que llegan al sector no estatal tienen acceso a un empleo para el cual no están formados del todo. Por ello, el aprendizaje sigue siendo primordial y muchas veces es difícil continuar estudios por ser cuentapropista.
Los entrevistados también demandaron preparación en cuestiones económicas, jurídicas y laborales. Incluso, solicitaron cursos más específicos según la actividad y el lugar donde se desempeñan. Randy Cruz, del municipio pinareño de Viñales, defendió la superación en el idioma inglés, mientras que el manzanillero Vicente Rodríguez abogó por cursos de gestión y dirección de pequeños negocios, cocina, tenedor de libros y algunas actividades relacionadas con el turismo.
Piedras en el camino, pero la cuenta sigue creciendo
Los obstáculos referidos no impidieron el creciente acceso a esta forma de emprendimiento en el país por parte de los más noveles. Según el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, actualmente 517 738 personas ejercen el trabajo por cuenta propia, y 158 741 de ellas son menores de 35 años —un 31 por ciento. Ello ratifica que se consolida la apertura que en este ámbito estimula el país con el proceso de actualización del modelo económico aprobado en el VI Congreso del Partido y ratificado en el último de esos cónclaves.
También esas cifras de incorporación honran su validez como fuente de empleo, producción y prestación de servicios, y demuestra la aceptación que tiene por parte de la población en general y entre la menos envejecida en particular.
El principal atractivo, según coinciden estudios y opiniones de los protagonistas, son los ingresos. A lo anterior agregan que laborar en el sector no estatal les ofrece mayor autonomía e independencia, así como la posibilidad de mejorar la situación económica familiar y personal.
No es extraño entonces que los jóvenes ocupen lugares importantes dentro de las nuevas formas de gestión, incluso combinándolas con sus ocupaciones en el sector estatal, que sigue siendo el escenario principal de inserción laboral para la juventud, y se continúa legitimando como espacio preferido, atendiendo a la seguridad que proporciona y la posibilidad de desarrollo y superación profesional.
A dónde van los tributos
Impuestos, tributos, contribuyente, Declaración Jurada, son términos ahora más comunes entre cubanos, que vivieron por décadas sin familiarizarse más con estos ante la preminencia de una economía estatal centralizada.
Sin embargo, en la historia del país, la tradición tributaria es sorprendente, y aunque hoy se aprecia mayor disciplina y cultura en este sentido, son muchas las dudas que abundan entre quienes ejercen las nuevas formas de gestión no estatal.
Quizá por ello numerosos jóvenes pidieron revisar por qué el aporte que brindan a la seguridad social no cubre sus vacaciones ni el pago de certificados médicos. De la misma manera solicitaron analizar en qué se utiliza el por ciento del impuesto consignado para reparación y acondicionamiento de los lugares donde ejercen su labor, además del uno por ciento destinado al desarrollo local del municipio.
Aludieron a que la Oficina Nacional de la Administración Tributaria muchas veces es muy rigorosa, como dijo Nataniel Jiménez, de Ciego de Ávila. Desde Baracoa, una joven planteó que si se realiza el aporte al presupuesto del Estado, este pudiera encargarse del pago de las licencias de maternidad de las trabajadoras del sector, así como proporcionar capacidades para círculos infantiles y seminternados como se hace con el sector estatal.
Los titulares de las cafeterías no nos dan derecho a vacaciones, trabajamos de lunes a sábado y solo descansamos los domingos, precisó uno de los jóvenes al referirse al incumplimiento de lo establecido en la Ley No. 116 Código de Trabajo, que por vez primera contempla cabalmente al sector privado. El cienfueguero Yandri Escalante confirmó que existe desinformación sobre los derechos y deberes de los cuentapropistas jóvenes contratados.
Otros entrevistados revelaron que, por lo general, ninguno «tiene contrato escrito con sus empleadores», sino que llegan a acuerdos verbales con el dueño del negocio. Hubo hasta quienes manifestaron que han escuchado historias discriminatorias dentro del sector, como las que describen ciertos anuncios en los restaurantes que solo contratan mujeres de buena presencia, con el propósito de atraer a clientes.
Las indagaciones mostraron también que, en ocasiones, los jóvenes sienten que no «se les da respuesta a sus inquietudes y que solo son visitados para afiliarlos y recoger finanzas». Por ello, afirmaron que la «atención tiene que ser más profunda y diversa». «Se hace necesario que no nos vean como merolicos», expresó la habanera Berki Sotolongo.
UJC en «la caliente»
No existe un único organismo, entidad o institución responsable de atender a los jóvenes del sector no estatal. Pero sean militantes o no, la UJC tiene la misión de acompañarlos y representarlos cada vez más y mejor. Extender el proceso de creación de organizaciones de base en las nuevas formas de gestión —decisión adoptada desde mediados de 2013— fue un paso con frutos evidentes: la UJC creció en más de 3 350 nuevos miembros, y cuenta en este sector con más de 250 células.
Según los noveles trabajadores, la organización juvenil debe acercarse, dialogar, acompañar y compartir más con ellos, así como fortalecer los movimientos juveniles dentro de su ámbito con el propósito de que los jóvenes se sientan parte de ella. Además, expresaron que se les debe dar seguimiento a quienes se trasladan de un sector a otro, pues dejan de hacer vida de militante. Aunque esto forma parte de la responsabilidad del joven.
Es necesario elevar nuestro protagonismo y liderazgo en los espacios donde nos desarrollamos, dijo el villaclareño José Luis Carvajal. Y aludió a que para eso «debemos mantenernos informados, insertarnos en la vida de la organización, participar en las actividades y sumar a los no militantes; que todos veamos que la organización es un espacio para nutrirnos de buenos saberes y canalizar nuestras preocupaciones».
El habanero Pavel Estremara advirtió que la UJC debe buscar métodos y herramientas diferentes para su labor en el mundo no estatal. Otros jóvenes manifestaron la necesidad de «estimular a quienes laboran en el sector» y realizar con más frecuencia encuentros como los activos, sobre todo para darle seguimiento a los temas y porque son espacios para el intercambio.
En la cuenta de Cuba
Las indagaciones no solo mostraron el lado polémico que viven los noveles trabajadores del sector no estatal —que pueden ser también las de otros cubanos de mayor edad que se vinculan a este—, también se habló desde el compromiso social y la participación. Y lo hicieron porque saben que «tenemos que enfrentar las indisciplinas e ilegalidades para contribuir a una mejor sociedad», porque su labor «resulta cada vez más necesaria en la sociedad que los cubanos pretendemos construir».
«Estos son momentos de combate. Debemos eliminar la apatía que existe en algunos jóvenes y sumarnos al desarrollo que pueda alcanzar nuestro país», apuntó un joven villaclareño. Refirió también que los cuentapropistas «podemos participar en un trabajo voluntario y otras iniciativas socializadoras. Lejos de ver esta forma de empleo como vía de enriquecimiento, hay que entenderla también como una opción para defender nuestros valores y principios revolucionarios».
Otros recordaron que cuando el huracán Sandy devastó a Santiago de Cuba, desde el amor y la solidaridad, los jóvenes del sector no estatal se unieron a la recuperación para que la ciudad renaciera. Igual se han sumado a diferentes acciones en la atención de los menores que se encuentran en las casas de niños sin amparo familiar o han llegado con donativos a hospitales o círculos infantiles.
Proteger a los jóvenes del sector no estatal sigue siendo una apuesta imprescindible, pues años atrás esa forma de empleo no tenía la misma envergadura de hoy. Aun cuando el Estado la ha impulsado y respaldado, desenvolverse en ella sigue siendo un camino lleno de desafíos y cuentas por sacar, según revelan las indagaciones. Pero hay que abrir el paso a los jóvenes que quieren ser y hacer. No importa de dónde vengan y a qué se dediquen. Todos quieren estar en la cuenta de Cuba.
(Participaron en este reportaje Annelice Mederos Villafranca, Lorena Pérez Quintero, Sara Cotarelo Prieto y Elayna Espina Sierra, del Equipo de Investigaciones Sociales de Juventud Rebelde.)
Resulta sugerente para los más nuevos involucrarse en proyectos propios de trabajo que les permitan desplegar su iniciativa y capacidades creativas.
El 31 por ciento de quienes se emplean en el trabajo por cuenta propia son jóvenes, por lo que la atención a estos debe continuar consolidándose como estrategia.
Desde el triunfo de la Revolución, en el país se ha trabajado no solo en la formación de los recursos humanos, sino también en garantizar el empleo y convertirlo en una forma de participación social.
La elaboración de alimentos, el transporte de carga y pasajeros y el arrendamiento de vivienda, habitaciones y espacios son las actividades más representativas dentro del trabajo por cuenta propia.
Que no falte la cultura jurídica
—Ley No. 116 Código de Trabajo y su Reglamento: establece los procedimientos para hacer efectivos los derechos y deberes de los trabajadores y empleadores.
—Resolución 41 y 42/2013 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social: contienen el reglamento del ejercicio del trabajo por cuenta propia y las actividades a ejercer en esta forma de empleo y su alcance.
—Resolución 353/13 del Ministerio de Finanzas y Precios: regula el pago de los impuestos para el trabajo por cuenta propia.
—Ley No. 113 Del Sistema Tributario: instituye 25 tributos, que se dividen en 19 impuestos, tres contribuciones y tres tasas.
—Decretos-Leyes No. 305 y 306: estipulan las normas de las cooperativas no agropecuarias y el régimen especial de seguridad social de los socios.