Foot cover de Noticia Autor: Juventud Rebelde Publicado: 29/01/2025 | 09:35 pm
No se le acaba la tinta al bolígrafo de Donald Trump. El lunes firmó otras cuatro órdenes ejecutivas. Esta vez para transformar el Departamento de Defensa, apenas aprobado su elegido, Pete Hegseth, como su jefe, solo después del empujón que dio el vicepresidente J. D. Vance, al romper el empate en la votación del Senado, donde tres republicanos se atrevieron a votar contra Hegseth. Ambos hechos merecen detallarse.
Una de las órdenes certifica el proceso de desarrollar «una Cúpula de Hierro, lo que implica más millones malgastados en la carrera armamentista, porque, afirma, protegería a los estadounidenses de posibles «misiles balísticos, hipersónicos, de crucero» y otros ataques espaciales de «adversarios iguales, casi iguales y rebeldes».
Obvio que los Oreshnik de alcance intermedio que Rusia lanzó como prueba contra Ucrania los puso a temblar, digo, a pensar. El sistema proyectado de generación avanzada y al que también se refirió Hegseth, debe incluir «interceptores basados en el espacio», otro escenario bélico previsto, y además garantizarles «la capacidad de un segundo ataque», lo que se transcribe en responder con un ataque nuclear a un golpe nuclear, aunque de boca para afuera Trump ha dicho que quiere discutir la desnuclearización con Rusia y China.
Otro de los mandatos destinados al Pentágono impide que las personas transgénero sirvan en las fuerzas militares y mediante una tercera orden abolió todas las oficinas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), tanto en el Pentágono como en sus dependencias y en el Departamento de Seguridad Nacional.
Por último, reincorpora con cargos y pagos retroactivos a los 8 000 militares que abandonaron voluntariamente el servicio activo o fueron obligados a ello porque se negaron a cumplir la ordenanza de vacunarse contra la Covid-19 durante la pandemia. Adicionalmente, Trump le ordenó a Hegseth que estableciera nuevos requisitos de preparación militar.
Negacionista como es el devuelto a la Casa Blanca, dijo que «el mandato de la vacuna fue una carga injusta, excesivamente amplia y completamente innecesaria para nuestros miembros del servicio».
Respecto a lo decretado sobre los programas DEI, arremete contra lo que considera la promoción de «teorías antiamericanas, divisivas, discriminatorias, radicales, extremistas e irracionales», porque a su entender debe ser la meritocracia lo fundamental y esos programas discriminaban a los hombres blancos. En 2022, un primer análisis congresional del DEI que buscaba equidad en las instituciones gubernamentales, incluida la educación, encontró estos datos de la fuerza laboral federal: aproximadamente 60 por ciento de blancos y 55 por ciento de hombres en general, y más de 75 por ciento de blancos y más de 60 por ciento de hombres en el nivel ejecutivo superior.
Hegseth, quien prometió más órdenes ejecutivas para remodelar y renovar a las fuerzas armadas de EE. UU., requiere su análisis en particular porque es una figura especialmente controversial por su historial, que incluye mala conducta sexual, mala administración financiera y consumo excesivo de alcohol, y por más que los demócratas lo solicitaran, no se compartió entre sus colegas la investigación de sus antecedentes por parte del FBI.
Más importante que esos antecedentes resulta la falta de experticia para el cargo; pero cumple el requisito fundamental que Trump quiere en su equipo, acatamiento total.
Sin embargo, los senadores republicanos Lisa Murkowski (Alaska), Susan Collins (Maine) y Mitch McConnell (Kentucky) —nada menos que presidente del Comité de Asignaciones Presupuestarias de Defensa— tuvieron en cuenta esas limitantes ciertas y votaron NO. Según The Hill, esta es la segunda vez en la historia que un vicepresidente ha tenido que romper un empate para que sea aprobado un candidato.
McConnell lo dijo claro en un comunicado: no tenía confianza en la capacidad de Hegseth para liderar el ejército de la nación en un momento de crecientes amenazas en el exterior. El presentador y comentarista de Fox News, apenas es un exoficial de infantería de la Guardia Nacional —con servicios en Irak, Afganistán y operaciones en Guantánamo, dijo BBC News Mundo—, que se opone a que las mujeres presten servicios de combate, y encabezará a un ejército de casi tres millones de empleados y un presupuesto de casi un billón de dólares. «No ha logrado, hasta ahora, demostrar que pasará» la «prueba», puntualizó el senador.
Por su parte, el jefe de la bancada demócrata, Chuck Schumer (Nueva York), lo describió como «uno de los candidatos al gabinete más erráticos, no calificados e ineptos que hemos visto en los tiempos modernos»… «Podría significar la diferencia entre entrar o evitar un conflicto militar, entre la vida y la muerte para nuestras tropas», subrayó.
Otras manos peligrosas en una administración cuestionable, nada confiable, para la seguridad del mundo. Pero no importa, prometió a los senadores republicanos que dejaría de beber si era confirmado…