Este martes se recordó que hace un siglo 3 000 hombres, en su mayoría miembros de Movimiento de los Independientes de Color, fueron masacrados por las fuerzas policiales del Gobierno de José Miguel Gómez. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:22 pm
Los 3 000 hombres asesinados por la fuerza policial del Gobierno del presidente José Miguel Gómez, hace cien años, en su mayoría miembros de Movimiento de los Independientes de Color, fueron recordados este miércoles frente al monumento a José Martí en el Parque Central, de la capital.
La elección del escenario no fue casual; en ese mismo sitio las autoridades de turno ofrecieron un banquete a los comisores del monstruoso hecho, ocurrido el 18 de julio de 1912 en los montes del oriente cubano.
Miguel Barnet, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, calificó el suceso como una de las más crueles violaciones de los derechos humanos en Latinoamérica y dijo que la ocupación norteamericana alimentó los más espurios sentimientos racistas.
Barnet recordó que la prensa de entonces manipuló a la opinión pública alegando que las víctimas eran forajidos y violadores de mujeres. Refirió que el ex gobernador del archipiélago declaró ante el senado de Estados Unidos que muchos de los cubanos de entonces eran el resultado de matrimonios entre negros y representantes del viejo tronco cubano, y que tales matrimonios producían una raza inferior.
Barnet apuntó que tal situación creó una posición desfavorable contra la llamada raza de color, y que la semilla del racismo sembrada desde la esclavitud germinó una vez más.
La masacre de los seguidores de Movimiento Independientes de Color —expresó— es una prueba fehaciente de lo que hubiera sido aquella república si la intervención norteamericana se hubiera perpetuado. La memoria colectiva recuerda esos acontecimientos con imágenes contradictorias, pero siempre con profundo sentido trágico. Los nombres de Pedro Ivonet y Evaristo Estenoz, las más connotadas figuras de la protesta, están inscritos en nuestra historia social con sangre.
El Presidente de la UNEAC valoró la rebelión como un acto que liquidó al Movimiento y creó una fisura en la arteria más sensible de la sociedad cubana.
Refirió que hace años Fidel, durante un congreso de la UNEAC, advirtió que barrer las bases del racismo no significaba extirparlo de las conciencias. Que ofrecer iguales oportunidades no solucionaba desventajas y desigualdades heredadas.
«Solo con la Revolución de 1959 tuvo lugar la verdadera ruptura con el pasado. En la batalla contra la discriminación racial y los prejuicios estamos comprometidos todos. La construcción espiritual de la nación se fragua en la unidad real y democrática que constituye la fuerza principal con la que cuenta nuestro proceso revolucionario», apuntó.
En la ceremonia de recordación estuvieron intelectuales prestigiosos, como el Doctor Fernando Martínez Heredia e Ivanoa Ivonet, nieta del coronel mambí Pedro Ivonet, víctima de la masacre.
Este martes se recordó que hace un siglo 3 000 hombres, en su mayoría miembros de Movimiento de los Independientes de Color, fueron masacrados por las fuerzas policiales del Gobierno de José Miguel Gómez.