Acuse de recibo
Yamelys Hernández Chiroles (Calle 61 B, entre 16 y 18, Edificio del Poder Popular, apto. 26, reparto Dulce Nombre, Cotorro, La Habana) escribe en nombre de trabajadores por cuenta propia que, como ella, ejercen actividad comercial en la avenida 101, la arteria principal de esa localidad.
Modista-sastre, Yamelis tiene arrendado un espacio en una casa de la propia avenida para vender ropa de canastilla. Y el pasado 2 de febrero, dice, les fue notificado a todos, sin una reunión ni explicaciones fundamentadas, el cierre de esas actividades a lo largo de la avenida.
«Suponemos, añade, que sea por el aumento de casos de la Covid-19, a lo cual no estamos ajenos como ciudadanos cubanos, conscientes de la situación epidemiológica. Pero, ¿cómo hacemos frente a los pagos de la canasta básica, servicios y al aumento desmedido de los precios derivado del ordenamiento, si ese es nuestro único modo de sustento?». Ella considera ilógica esa medida de cerrar fuentes de empleo ahora, cuando el Presidente Díaz-Canel alerta que la vida económica del país no puede detenerse.
Sí hay que ser más exigentes y enérgicos en las medidas de protección e higiene para cortar la transmisión de la enfermedad, señala, pero generando desempleo se crea una crisis mayor. Sí hay que tomar medidas rigurosas de protección como ella ha hecho, con sogas para delimitar la distancia del cliente, el paso podálico, el uso obligatorio del nasobuco y la solución clorada.
Refiere que los trabajadores por cuenta propia de la avenida 101 fueron el 3 de febrero a la Dirección Municipal de Trabajo, y allí no hubo respuestas. Solo les dijeron que la decisión era por tiempo indefinido.
«Qué hacemos?, pregunta, ¿nos quedamos desprotegidos y sin recursos? ¿Cómo nos mantenemos, si dependemos de lo que vendemos? Ese es nuestro centro de trabajo…. Sin contar que llevamos trabajando a intervalos, entre cierres y cuarentenas…».
Recuerda que el 13 de enero, en el programa Libre Acceso de Canal Habana, Reinier Palacio Villalón, jefe de la Secretaría del Gobierno Provincial, dijo que se cerraban las áreas de trabajadores por cuenta propia por la concentración de personas, lo cual es entendible; y a la vez sugirió que se podía ejercer la actividad en portales y casas que tuvieran licencia de arrendamiento.
Narra el caso de una compañera contratada que tiene tres niños pequeños, y queda sin sustento. O el suyo, sustento básico de su familia, pues su esposo lleva interrupto desde septiembre en la Empresa Farmacéutica 8 de Marzo.
«Estamos desesperados, sin respaldo y sin recursos legales a los cuales apelar», afirma Yamelys.
Pedro Vázquez Toledo (Calzada de Santiago, No. 14, Rincón, Boyeros, La Habana) notifica que desde el 8 de octubre del pasado año, su hijo le envió desde Estados Unidos seis frascos de medicamentos para la próstata y la digestión, y aún no ha podido recibirlos, con tanta necesidad que tiene de ellos.
El envío, explica, fue a través de Global Cargo, concesionario de la transitaria Palco de Cuba. Y según el primero, el 15 de ese mes debía salir en barco para Cuba, y a partir de entonces podría demorar entre 25 y 35 días, para ser avisado el destinatario, con vistas a la recogida.
El 19 de diciembre pasado, 64 días después del embarque, y al no recibir notificación de recogida y no aparecer en el sistema de tracking, Pedro hizo una reclamación al correo electrónico indicado por Palco. Y recibió acuse de recibo con número 20201219- d2k, con la afirmación de ser atendido en breve.
Y ya cansado de no recibir respuesta de su reclamación, Pedro envió esta al correo de la Presidencia de Palco. Y ni siquiera ha recibido acuse de recibo de esta.
«¡Qué lejos de la propaganda que aparece en la promoción de esa entidad está la realidad del servicio de atención al cliente que me han ofrecido. En estos momentos estoy carente de los medicamentos, los cuales no existen
en este país. Y a casi tres meses del envío ni siquiera tengo una razón sobre lo ocurrido», concluye Pedro.
Y este redactor vuelve a recordarle a los lectores que las cartas a esta sección deben ir acompañadas, no solo del nombre y apellidos del remitente, sino también de su dirección particular, y si hay un teléfono para aclarar cualquier duda, mucho mejor. Llevo años reiterándolo. Gracias.