L.P.: Hace dos meses me separé de mi esposo con quien tengo una niña de nueve años y estaba hace 15, durante los cuales me decepcionó muchísimo. Hace unos días, ha llegado alguien de 52 años que me ha hecho vivir las ilusiones más felices. Pensé que mi esposo me odiaría; en cambio, me pide perdón. No he tenido experiencias amorosas anteriores y no sé cómo manejar esta situación de dos hombres amándome. Tengo 41 años.
Un divorcio requiere de, tanto diálogo y construcción, como establecer una relación que ha comenzado. De modo que aún tendrás que definir qué prefieres con cada uno, en función de cómo te sientas con su propuesta. No tienes que precipitarte. Ellos también pueden esperar tus determinaciones. Por el momento, actúa respetando tus vivencias e intuición. Podrás equivocarte y reemprender el camino nuevamente.
La desilusión que te llevó a la separación y la intensidad del encuentro amoroso reciente son dos polos que pronto se entremezclarán. Verás las razones por las cuales amaste a tu esposo más allá de las decepciones, tanto como los desengaños de tu nuevo amor como es propio de las relaciones de pareja. Pero, te sentirás inspirada o deseando más un modo de vida con uno que con el otro. Tenlo en cuenta al decidir.
No se trata tanto de las promesas de uno u otro, pues estas no siempre se pueden cumplir. Oriéntate sobre todo por la satisfacción que experimentes en la práctica. Te toca ahora elegir de un modo más pausado, sin el dolor de la decepción. Esto implica frustrar a uno de los dos y renunciar a lo que te gusta de ambos, que es lo confuso en estos momentos. No será fácil, aunque sí necesario.
Mariela Rodríguez Méndez, Máster en Psicología Clínica y psicoanalista