Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Alejandro García «Virulo»: el humor me ha exigido inteligencia

De la sierie Vivir y morir de la risa

Autor:

JAPE

Alejandro García Villalón, conocido popularmente por Virulo, es un humorista, actor, músico, compositor y guionista cubano, nacido en La Habana el 5 de enero de 1955.

A finales de 1972 inició su carrera artística en el movimiento de la Nueva Trova, donde se destacó por el contenido humorístico y social de sus composiciones. 

Se graduó de Arquitectura en la Cujae, en 1981, pero su vida ya estaba relacionada con las artes escénicas y la música. Ha sido conductor de programas televisivos, director de espectáculos y de grupos de teatro, musicalizador de pe­lículas y dibujos animados, y wescritor. 

Durante varios años dirigió el Conjunto Nacional de Espectáculos, imponiendo una estética novedosa en el teatro y el humor cubano. También fue director del Centro Nacional de Promoción del Humor.

A fines de los años 80 se mudó a vivir a Ciudad de México, donde continuó su carrera. Regularmente regresaba a La Habana para presentar sus espectáculos musicales. Desde 2008 fijó su residencia en ambas ciudades: México y La Habana. 

Su aval artístico presenta infinidad de espectáculos teatrales y discos musicales. Entre sus creaciones se destaca la del personaje Konstantín Von Sauerkraut, que rindió homenaje al personaje Johann Sebastian Mastropiero, del grupo argentino Les Luthiers. 

En la obra de Alejandro García se destacan importantes trabajos de colaboración con humoristas latinoamericanos, entre ellos el reconocido músico, compositor, director orquestal y actor Ernesto Acher, quien fuera miembro del mencionado grupo Les Luthiers.

Por su extensa labor en el humor cubano e internacional en 2014 le fue otorgado en La Habana el Premio Nacional de Humor.

***

—Eres arquitecto de formación. ¿En tus planes nunca estuvo ser humorista? ¿Cómo llegas al humor?

—El humor llega a ti, tú no llegas al humor nunca. El humor es una forma de expresión donde los humoristas tratan de hablar en serio y los demás se ríen. Eso es algo que a mí me estuvo persiguiendo toda la vida, desde niño. Mientras trataba de hablar más en serio, más la gente se reía. Quizá tenemos una forma enrevesada, diferente, de ver el mundo, que hace que la gente se ría con las cosas y las reflexiones que uno hace. 

«Mis primeras canciones fueron humorísticas, después entré en la Nueva Trova. Estudié arquitectura por un accidente. Terminé la carrera para complacer a mis padres, para que quedaran tranquilos de que tuviera una carrera universitaria. No me arrepiento porque igual pienso que son importantes los estudios universitarios y en mi historia es algo que se ha ido justificando en muchas ocasiones. El humor siempre estuvo presente aun cuando yo decidí hacer canciones de la Nueva Trova que no fueran de humor».

—¿Qué es lo que más ha exigido de ti el humor?

—El humor me ha exigido inteligencia. Vengo de un grupo de jóvenes que teníamos el pensamiento elevado con respecto al arte. Queríamos comernos el mundo, queríamos cambiarlo todo. Teníamos y tenemos una fe tremenda en el futuro, en el cambio y en el mejoramiento de las personas, por eso siempre me exigí que el humor que yo hiciera sirviera para que la gente fuera mejor. No para que la gente empeorara, fuera más estúpida, más lerda o más tarada. No me gusta el humor tonto. Me gusta el humor que trae consigo inteligencia, reflexión, y ese momento maravilloso cuando descubren lo que estás queriendo decir y se establece la complicidad. El humor siempre me ha exigido esforzarme por ser mejor y, sobre todo, por dejarle algo a la gente que me está escuchando.

—Pasaron muchas cosas para que finalmente llegaras a ser el director del Conjunto Nacional de Espectáculos (CNE) y que este proyecto volviera a la palestra con otra dimensión, con un nuevo lenguaje en la escena humorística cubana: ¿Cuáles eran tus intenciones estéticas con este proyecto y por qué piensas que rápidamente ese trabajo gozó de popularidad?

—Hubo muchas condicionantes: Movimiento de la Nueva Trova, estudiantes universitarios que se formaban en todo el país y los Festivales de aficionados que se hacían en la FEEM y en la FEU que eran de alta calidad. Estamos hablando que de esos eventos surgieron grupos como Moncada, Mayohuacán… de ahí vengo yo y una cantidad de artistas muy importante. El planteamiento estético que teníamos, que compartíamos con nuestra generación, era sobre todo el de buscar un lenguaje más fresco, más desenfadado, más directo. Para mí era muy importante comunicarme con mi generación. Básicamente ellos fueron mi primer público y ese mismo punto de vista fue el que después llevé al teatro e hizo que me comunicara con tanto público. Era una experiencia que tenía mucha frescura. Una frescura que venía apoyada del talento de grandes actores como era el caso de Carlos Ruiz de la Tejera y Jorge Guerra, que eran los dos puntales de actuación que tenía el CNE. Dos actores de más edad, pero con una cultura vasta y un conocimiento profundo de lo que nosotros estábamos planteando. 

«A todo esto súmale una necesidad que ya se estaba imponiendo en la gente por ver cosas distintas. El grupo Les Luthiers visita Cuba y aunque fueron dos visitas breves y puntuales influyó en el público y muchos creadores. No podemos negar la necesidad histórica de que cambiara la forma de expresión del humor porque eso estaba sucediendo también en el mundo. Y sobre todo el hecho de que tuviéramos un amor y unas ganas infinitas de comunicarnos con la gente y que la gente nos aceptara, que la gente nos quisiera y nosotros quererlos a ellos. Ese amor que nace desde el escenario entre el espectador y el artista es un hecho mágico y maravilloso que se da cuando hay muchas ganas de trabajar, y eso existía en el Conjunto Nacional de Espectáculos».

—¿Por qué, a pesar de que ya tenías un trabajo muy reconocido, te involucras en buscar y trabajar con muchos de los humoristas que estaban a lo largo del país?

—En la Nueva Trova siempre tratamos de pensar en grande. Realmente soñé que este movimiento humorístico llegara a ser un movimiento mundial. No estoy delirando: si el movimiento de la Nueva Trova logró lo que logró a nivel de Latinoamérica y el mundo, por qué un movimiento de humor surgido en Cuba no iba a tener las fuerzas suficientes como para hacerse sentir también en todo el mundo. Conocíamos el trabajo de varios grupos de humor de diferentes países que estaban por la misma onda. Creo que hubiéramos podido lograrlo, al menos ese era mi sueño… y aún pienso que podemos hacerlo.

(Fragmentos de la entrevista realizada a Alejandro García (Virulo) en 2014 para el proyecto de la serie audiovisual Vivir y morir de la risa).

 

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.