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Se hace camino al andar

La edición 16 de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia, evento académico, cultural, formativo y de defensa de los derechos humanos, se ha caracterizado por la madurez de sus propósitos y la alegría de contar con una sociedad más inclusiva

Autor:

Mileyda Menéndez

Tras unos años de recorrido virtual por limitaciones variadas, incluida la COVID-19, este mayo volvieron a la calle las acciones educativas y de sensibilización de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia.

Al decir de muchos participantes, la edición 16 de ese evento académico, cultural, formativo y de defensa de los derechos humanos, se ha caracterizado por la madurez de sus propósitos y la alegría de contar con una sociedad más inclusiva, gracias a los esfuerzos de muchas personas en las altas esferas, pero también a las comunidades, donde se ganan, al final, las mejores batallas.

«En 2022 yo andaba rezongando contra el dichoso Código de las Familias y ahora veo que no pasó nada catastrófico. Las personas homosexuales y transexuales siguen sus vidas, ya con respaldo legal, y ninguna ha venido a meterse en la mía», reconoció Ángel Lima, un jubilado capitalino.

«Después de ver mi Habana tan desolada por la pandemia y la crisis económica, una conga cerca de la casa no me va a molestar», dijo Alejandra, madre de familia residente en Playa, quien prefiere la tranquilidad de la iglesia, pero respeta el derecho de la juventud a expresarse y defender la vida, que ahora saben tan frágil y volátil.

La aspirante a maestra Anayensi contó a JR su experiencia en una secundaria espirituana, donde «la comieron a preguntas» sobre transexualidad durante sus prácticas, y ella estaba feliz de compartir lo aprendido en materiales virtuales de jornadas anteriores. «Les hablé desde la ciencia y sin morbo, y sobre todo desde el corazón».

Este año la subsede es en su ciudad, así que irá a buscar más herramientas para abordar el asunto con sus futuros alumnos con la naturalidad y honestidad que lleva, y sin  los prejuicios que recuerda de su etapa estudiantil.

Prepararse y negociar

Decenas de testimonios similares llegan a nuestra redacción a través de las redes sociales, y en todos resalta un denominador común: la sociedad que parecía «no estar preparada» para aceptar la diversidad sexual como parte de la riqueza humana, la asimila con mejor balance.

«Las opiniones opuestas van quedando sin argumentos, más allá del No me gusta o Merecen un castigo divino. En ese caso, el silencio es un modo de respeto de ambas partes», afirma la activista MaryD.     

No todo está logrado, a juzgar por paneles, forodebates y acciones presenciales de estos días. Dejar de discriminar  va más allá de la modificación de leyes o resoluciones, hasta hoy redactadas con mirada heterocisnormativa.

En las venas culturales de la nación corre aún la violencia patriarcal y la fobia a lo diferente en varios órdenes. De ahí que dignidad, respeto y autonomía en la expresión de nuestra identidad sean derechos y principios reflejados desde la Constitución de la República, y  bienes tan valiosos como la salud o la misma vida.

Para Izumi (17 años) y su nueva pareja, Ange (21 años), esta jornada ha sido el marco ideal de conversación familiar sobre lo que creen ser y lo que planean hacer, sin etiquetas limitantes por el momento, excepto esos nombres de personajes anime.

«Es difícil de asimilar, lo sé… A mí me tomó tiempo aceptarme y no voy a apurarlos en el proceso. Confío en su amor y en la manera de resolver los problemas en casa, siempre desde el diálogo», reflexionó Ange.

Hasta el 20 de mayo, tendrán tiempo para llevar a debates y festejos a sus adultos, quienes se muestran preocupados, pero no «atacados», reconoce Izumi con alivio, mientras con expresión divertida confiesa: «Mi madre puso más presión en la boleta universitaria que en el género o el nombre, así que negociamos y estoy sacando buenas notas».  

Como ha insistido la Doctora Mariela Castro Espín, directora del Cenesex, estas jornadas crean conciencia y transforman conocimientos, para librarlos de prejuicios en torno a la orientación sexual y los diferentes tipos de familia.

A seis meses de aprobado el nuevo código familiar, formalizaron relación 530 parejas de hombres y 331 de mujeres. Eso demuestra que no era un reclamo caprichoso o para molestar, sino un derecho a pensarse con seriedad.

El lema de este año: Por todas las familias, el amor es ley, deja bien claro el sentir de las jornadas y la voluntad de continuarlas en el camino de la emancipación, porque el reto de una educación inclusiva es preparar a la sociedad para los cambios, y eso quiere decir prepararla para la vida.

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