El conocimiento ancestral habla de concatenación entre sistemas de mayor y menor jerarquía que vibran simultáneamente, como el tejido de una red infinita, por lo que al interactuar con uno, influenciamos a los demás
Hay una grieta en todo…
Así es como entra la luz.
Edward Cohen
Cuentan que un sabio quiso convencer a sus colegas de que las personas éramos algo más que una amalgama de elementos bioquímicos atrapadas en un cuerpo físico, y que existía una energía sutil capaz de dar sentido a nuestra existencia vinculada a otros seres y objetos muy diversos.
Para demostrarlo dispuso en un caldero todos los minerales en las mismas proporciones en que aparecen en nuestro organismo, lo rellenó con agua y removió la mezcla a la temperatura ideal... pero jamás obtuvo un ser humano.
La moraleja de su experimento ya había sido descrita siglos antes mediante una noción integradora de la realidad que ha recibido muchos nombres (Tao, Tantra, Gaia, Gestalt, Holos) y cuya esencia es muy simple: un todo es más que la suma de sus partes, porque incluye la inteligencia para reconocerse único, los mecanismos para funcionar de forma autónoma y sus propias razones para existir en cada instante.
Ese conocimiento ancestral habla también de concatenación entre sistemas de mayor y menor jerarquía que vibran simultáneamente, como el tejido de una red infinita, por lo que al interactuar con uno, influenciamos a los demás.
Afortunadamente, tras dos milenios de segmentación de los saberes científicos y sus vías de acceso, se puso de moda esa visión holística a partir de teorías como la del Sistema General y la de la Complejidad, que cobraron auge en la segunda mitad del pasado siglo.
De esa fuente bebió el Doctor Eusebio Rubio para articular su Modelo Holónico de Sexualidad, que revolucionó la Sexología a nivel mundial y propició muchos cambios en la atención clínica, la educación y la promoción de patrones para el goce individual de la salud sexual y reproductiva.
Por invitación del Cenesex, este experto mexicano trajo a Cuba el debate de su paradigma, según el cual el género, la reproductividad, el erotismo y la vinculación afectiva son los cuatro holones sexuales o subsistemas básicos, cuyos procesos atraviesan los tres niveles de estudio del ser humano: biológico, social y sicológico.
Cada uno de esos holones tiene un potencial estrechamente vinculado al desarrollo de los otros tres, pero cada individuo debe hacerse cargo de cómo los vivencia: La sexualidad se construye en la mente de forma individual a partir de lo que la naturaleza biológica y la interacción con el grupo nos hacen vivir, y por tanto su significado es particular y cambiante como nuestra realidad.
El amor es un buen ejemplo de esa integración que describe Rubio, al ser una experiencia afectiva y erótica marcada por nuestra identidad y vivenciada según referentes familiares. Como proceso transcurre a la vez a nivel biológico, mental y social, pues solo pensar en el ser amado lleva al cuerpo a producir diversas sustancias, pero es la mente quien lo interpreta como placer o suplicio y genera pensamientos que facilitan o entorpecen la relación según nuestros prejuicios.
Cuando se aplica el modelo holónico, los conocimientos nutren las prácticas personales de un modo más armónico, sobre todo porque el diálogo parte de reconocer el derecho a gozar, cada quién a su modo, pero con responsabilidad.
Con ese enfoque se multiplican por el mundo los servicios de terapia sexual, cursos académicos, talleres formativos y redes virtuales que rescatan el ejercicio liberador del sexo, tanto del consumismo hedonista como de la culpa y el miedo que lo estigmatizan.
Para lograrlo se actualizan técnicas milenarias que apelan a los afectos y validan el juego de todos los sentidos con ánimo de impregnar plenitud sexual y espiritual en todas las esferas de la vida.
También en Cuba se generan vasos comunicantes entre actores, proyectos e instituciones de disciplinas aparentemente desligadas, como el arte, la medicina, la política, la informática, la pedagogía y los medios de comunicación, cuyas acciones se anulan cuando intentan excluir otros saberes en nombre de sus propias certezas y en cambio se potencian con el respeto a la diversidad de experiencias y lenguajes que propone la mirada holística.
Así se fraguó también el proyecto Senti2, fruto de la interacción de esta página temática (que pronto cumplirá 18 años) con otros espacios mediáticos como el programa Oasis de Domingo, de Radio Taíno; el blog Intimidades, de Cubahora, y varias emisoras provinciales y municipales.
Sus acciones se inspiran y nutren de la labor investigativa y social del Cenesex, el Centro Martin Luther King y su red de educadores populares, la Socumes (Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad), la red de centros de promoción de salud y prevención de ITS/Vih-sida de Prosalud, el Grupo de Reflexión Oscar Arnulfo Romero, la Plataforma de Hombres por la No violencia contra las mujeres, la asociación OM Meditación y la Cátedra de Género y Comunicación Mirta Aguirre, del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.
Su principal fortaleza es contar con un público muy variado y exigente que da fe de la utilidad de ese intercambio sistemático a través de foros digitales, correos, peñas, piyamadas, acampadas y encuentros por todo el país. En 2017 desarrollamos talleres de Sexualidad holística en La Habana, Santa Clara, Bayamo, Cienfuegos y Holguín, y este año continuaremos creciendo, si ustedes lo permiten.