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El diente azul de los móviles

Una de las tecnologías más usadas en el mundo de las comunicaciones móviles lleva nombre de rey escandinavo y se perfila como el futuro para los equipos «inteligentes»

Autor:

Amaury E. del Valle

Quizá muy pocas personas conozcan que una de las tecnologías para enlazar equipos de forma inalámbrica más utilizadas en la actualidad, Bluetooth, se inspiró en el rey escandinavo Harald Blåtand para ser bautizada.

El nombre del monarca traducido al inglés sería Harold Bluetooth, aunque esto cambia por completo su significado, pues si en noruego significa «piel oscura», en inglés es «diente azul».

Lo cierto es que este rey nórdico, responsable de la unificación de Noruega y Dinamarca en el lejano año de 970, fue reconocido por la compañía Ericsson al darle su nombre a la tecnología que permite unir varios dispositivos inalámbricos entre sí en distancias cortas.

Este estándar, ampliamente utilizado en los teléfonos celulares, y que a inicios del año 2000 fuera adoptado por consenso por importantes empresas del sector como Nokia, Ericsson, 3Com, Lucent Technologies, Microsoft, Motorola, Toshiba, IBM e Intel, hasta llegar a más de 14 000 en todo el mundo, une en su logotipo las runas (caracteres de escritura antigua escandinava) hagall y berkana, que significan «HB», precisamente las iniciales del rey Harold Bluetooth.

Riiinnn... se quema el pollo

Seguramente muchas personas con teléfonos celulares más modernos han utilizado alguna vez el Bluetooth para transferir entre móviles tonos, canciones, imágenes y hasta contactos, sin necesidad de llamada ninguna.

Este protocolo de comunicaciones fue diseñado especialmente para dispositivos de poco consumo, con una cobertura baja, para así enlazar por radiofrecuencia a varios equipos que se encuentran en una cobertura cerca, y a diferencia de otros sistemas como los infrarrojos, muy utilizados en los mandos, los móviles u otros aparatos no tienen que estar alineados y pueden incluso estar en habitaciones separadas si la potencia de transmisión lo permite.

Según la enciclopedia virtual Wikipedia, la especificación Bluetooth fue desarrollada como un reemplazo del cable en 1994 por Jaap Haartsen y Mattisson Sven, que estaban trabajando para Ericsson en Lund, Suecia.

Su gran ventaja radica en que permite realizar una comunicación inalámbrica de manera automática, y además puede colocarse en equipos de bajas prestaciones, y por si fuera poco precisa de un bajo consumo de energía.

Aunque existen varias clases de conexiones Bluetooth, que van desde pocos metros a casi un centenar de cobertura, el campo de aplicación más extendido hasta ahora ha sido la telefonía celular.

Muchos fabricantes de dispositivos móviles han colocado su vista en este tipo de forma de transmisión de datos, por lo cual ya son comunes en muchas tiendas periféricos de computación como bocinas, teclados, monitores e impresoras, entre otros, que utilizan este formato de envío-recepción de datos. Algo similar sucede en los auriculares o manos libres de móviles muy avanzados como los iPhone.

Entre sus grandes ventajas está que trabaja de manera sencilla y sin cableado, facilitando su uso al extremo, ya que para configurar o utilizar una red de este tipo no es necesario ser un usuario experimentado, si bien solo permite conectar entre sí, cuando más, a unos siete equipos.

Las conexiones Bluetooth han comenzado a perfilarse como aplicables en una enorme gama de posibilidades, desde un sencillo envío de datos y sincronización de información desde un teléfono móvil a una computadora, hasta la posibilidad de imprimir fotografías, utilizar el acceso a Internet desde el teléfono celular e incluso crear redes inalámbricas entre diferentes computadoras, con la gran ventaja de prescindir de la utilización de molestos cables.

De hecho, los ojos han sido puestos mucho más allá, y ya han comenzado a salir al mercado reproductores de música y video, y hasta televisores que incorporan el BT, y ya están en la mesa de los diseñadores los refrigerados, acondicionadores de aire y hasta cocinas que podrían ser controlados con un mando BT e incluso desde el mismo celular.

No por gusto muchos expertos consideran que el Bluetooth es actualmente una de las alternativas más viables para las llamadas casas y edificios «inteligentes», que no solo se controlarán ellos mismos mediante sofisticados equipos de computación, sino donde todos los equipos podrían ser también fácilmente monitoreados con algo tan sencillo como un teléfono celular.

Suena algo futurista, pero quizá esté más cerca de lo que pensamos el día en que una persona reciba un mensaje de su refrigerador diciéndole cuántos productos hay dentro, o la cocina le avise que el pollo se va a quemar.

Piratas de corto alcance

A pesar de las muchas ventajas que esta tecnología ofrece al mundo inalámbrico, sus críticos señalan entre sus principales dificultades el que apenas alcanza un radio de acción limitado y su baja velocidad de transmisión de datos.

Otro de los problemas es la cantidad de batería que consume Bluetooth cuando está activado en un móvil, lo que contribuye a acortar la vida útil de este; así como también la poca cantidad de terminales que puede enlazar entre sí.

Igualmente existe la posibilidad de no guardar las debidas medidas de seguridad y ser contaminado por esta vía con un programa informático maligno, pues esta modalidad de infección entre los virus que afectan a móviles también ha crecido bastante.

Su principal lado flaco en este sentido radica en una forma de «piratería» celular que ha comenzado a extenderse en el mundo, el llamado bluehacking, mediante el cual móviles y agendas electrónicas están expuestos a que les sean robados sus datos si mantienen este servicio activado cerca de otros.

De esta forma, cuando una persona con un celular que tiene activado el BT descubre a otros móviles en su radio, con el uso de algunas herramientas simples puede acceder y hasta «robar» la información contenida en esos, desde música, videos, imágenes, contactos, mensajes o notas, entre muchos otros.

Lo peor es que la persona «atracada» posiblemente ni se dé cuenta de que simplemente le han dado a su información privada una «dentellada azul».

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