La nueva versión del sistema operativo de Microsoft indica que las grandes empresas están apostando definitivamente por el mundo de la telefonía celular
A primera vista, y aunque todavía no está disponible su versión en castellano, el nuevo sistema operativo Windows 8, de Microsoft, parece querer convertir la computadora en una especie de teléfono móvil.
Muchas razones indican que así es. En particular, porque su interfaz es asombrosamente parecida a la de celulares de tercera generación como los iPhone o aquellos que llevan instalados sistemas como Android o el mismo Windows Mobile.
Características como la utilización de íconos para agrupar aplicaciones en varios conjuntos, o el hecho de que se puedan compartir directamente imágenes y videos almacenados en la computadora en las redes sociales o mandarlas por correo electrónico, sin necesidad de abrir directamente estas aplicaciones, indican que la apuesta por la «nube» computacional va en serio, y no tiene marcha atrás.
La presentación al público de la nueva versión de Windows 8 no escogió un lugar al azar, sino que se planificó para que coincidiera con una de las ferias más grandes en el mundo de la telefonía móvil, la Mobile World Congress 2012, efectuada la semana pasada en Barcelona, España.
Esta reunión de los máximos expertos en el mundo de la telefonía celular, que recibió según sus organizadores a más de 67 000 visitantes de unos 200 países, ha sido tradicionalmente usada como plataforma por las grandes compañías informáticas para presentar productos, servicios o valorar la acogida que podrían tener otros proyectos.
Así que a muy pocos asombró que los directivos de Microsoft escogieran precisamente este escenario, plagado de prensa especializada, para lanzar su Windows 8, que precisamente tiene como uno de sus lados fuertes la integración con el imparable mundo de las aplicaciones para la telefonía digital.
En apenas un día, Windows 8, todavía en su versión primaria, registró más de un millón de descargas, lo cual si no es un récord absoluto es un buen average, y demuestra el interés que ha despertado el sistema operativo.
Aunque no faltan quienes aseguran que, al menos en esta versión preliminar, Windows 8 es apenas una edición mejorada de su antecesor Windows 7, y que los cambios son más de maquillaje que nuevas soluciones reales, los chicos de Microsoft se han apresurado a resaltar sus bondades, destacando que comienza una nueva era en la cual la computadora perdió la guerra frente a los dispositivos móviles de última generación.
Algo de eso pudiera pensarse si nos atenemos a los informes del centenar de periodistas que cubrieron la presentación, o de los miles de expertos que la han descargado y probado, pues la opinión unánime es que la novedad radica precisamente en el amplio uso de pantallas táctiles y aplicaciones siempre conectadas y listas para funcionar con el simple toque de un dedo.
Pensado para utilizarse en computadoras convencionales, en tablets PC y a su vez con una sinergia evidente con el Windows Phone, el sistema operativo para móviles de Microsoft y el nuevo conjunto de programas recuerda mucho a un iPhone, gracias a sus visibles íconos, la posibilidad de agruparlos o desaparecerlos de pantalla a gusto del usuario, o el hecho de que «empuje» a ubicar el contenido digital en la nube computacional formada por los correos electrónicos y las redes sociales.
A eso hay que agregar su menor tiempo de carga, el peso relativamente bajo de todo el sistema en comparación con otros, y la optimización del uso de la memoria, todo lo cual son características consustanciales al mundo de los sistemas operativos para móviles.
El diseño minimalista, plano y sencillo, con colores vivos y llamativos, según Steven Sinofsky, presidente de Windows Live y CEO de Microsoft, va mucho más allá de un simple colorete a versiones anteriores, porque se trata de apostar definitivamente por la información ubicada virtualmente, donde el disco duro es apenas un lugar de almacenar información más que programas.
Es por ello que Windows 8, que también puede visualizarse de la forma más tradicional, permite acceder directamente desde la pantalla inicial a Facebook, Twitter, las galerías de fotos y videos, los chats, correos electrónicos y demás, como mismo lo hacen ya muchos teléfonos móviles.
A su vez, está pensado para tener la máxima compatibilidad con los celulares en sí, pues de una forma fácil, incluso con la tecnología Bluetooth, se podrá intercambiar información entre uno u otro dispositivo, sin necesidad de que medien cables entre ellos.
Aún es muy temprano para predecir el éxito real o los inconvenientes que tendrá en su uso masivo el nuevo Windows 8.
Como sucedió con sus antecesores, es indudable que se tendrá que ir mejorando paulatinamente por el camino, agregando nuevas funcionalidades, algo en lo que sí parece haber cambiado bastante con respecto a sus padres y abuelos, que requerían grandes y pesados paquetes de instalación.
Como sucede con los teléfonos celulares más modernos, Windows 8 está pensando para que el usuario vaya agregando diferentes aplicaciones, muchas de las cuales son muy sencillas y por ende «pesan» poco, con lo cual se pueden descargar rápidamente.
Esto no es casual, pues precisamente una de las grandes críticas a los sistemas operativos de Microsoft ha sido la cantidad de recursos que requieren de las computadoras en materia de capacidad de procesamiento, memoria y espacio en disco duro para su instalación.
Tampoco hay que hacerse muchas ilusiones, pues si bien las aplicaciones son «delgaditas», el sistema en sí es algo «gordo», ya que solo el ISO o programa de instalación pesa 3,6 gigabyte en la versión de 64 bit, y 2,8 GB en la de 32 bit.
Además, la computadora en la cual se vaya a poner requiere tener al menos un gigahertz (GHz) de capacidad de procesamiento, y de uno a dos gigabyte de memoria RAM, además de 16 a 20 gigabyte de espacio disponible en disco duro, y el DirectX 9 versión 1,0 o superior para visualizar correctamente los gráficos.
Incluso si una persona tiene una computadora con estos requisitos, para aprovechar las nuevas funcionalidades de Windows 8 requeriría tener una pantalla táctil, y a su vez una buena conexión para poder bajar el instalador.
Ya teniéndolo, y como sus mismos creadores aclaran en el sitio oficial de Windows 8 en Microsoft, no se puede olvidar que se trata de un sistema operativo de prueba, por lo cual la máquina podría bloquearse, perderse información importante o tener problemas de compatibilidad con otro software y dispositivos como impresoras, tarjetas de video u otros.
Todavía no se sabe a ciencia cierta cuándo estará la versión comercial final, ni siquiera cuál será su precio y el de las aplicaciones que conlleva, pero no hay dudas de que más temprano que tarde el nuevo Windows 8 terminará por extenderse.
Más allá de sus mejoras, inventivas o nuevas interfaces para interactuar con la computadora, lo que sí es evidente es que sentará pautas en la larga carrera entre los dispositivos móviles y las computadoras tradicionales de escritorio, en la cual estas últimas, apenas llegadas a la adultez, pudieran estar condenadas a desaparecer en poco tiempo.