Además de hacernos sentir bien, la risa puede ser una de las mejores terapias para aliviar y prevenir enfermedades y trastornos crónicos de la salud. Así lo han demostrado estudios internacionales que evidencian que cuando reímos se estimula la producción de catecolaminas, las sustancias implicadas en mantener al cerebro creativo y despierto.
Se ha comprobado que la risa tiene similares beneficios a los de actividades aeróbicas como correr, nadar y el ciclismo. Es una combinación de inhalación profunda y una completa exhalación, que genera una excelente ventilación y descanso reparador.
Reír moviliza la mayor parte de los músculos del organismo, lo cual favorece la descarga de la tensión acumulada en los músculos y previene y mejora lumbalgias, ciáticas y contracturas.
El doctor Otto Warburg, premio nobel de Medicina, señala que la razón principal por la que uno se enferma es porque hay falta de oxígeno en las células del cuerpo; por lo que reír es la manera más rápida y fácil de respirar completamente, eliminando el aire viciado de los pulmones, aportando oxígeno nuevo al cuerpo y al cerebro.
La risa por su efecto mecánico produce un masaje visceral, que aumenta la irrigación, facilitando la digestión y eliminando toxinas y ácidos grasos. Este masaje interno también aumenta el peristaltismo intestinal mejorando el estreñimiento.
La risa regula el estrés y estimula el sistema inmunológico, dilata los vasos sanguíneos para ayudar a reducir la presión arterial y fortalece el corazón, además de aliviar los síntomas de depresión y ansiedad.
Otro de los buenos efectos es que aumenta la memoria, el pensamiento creativo y la capacidad de resolución de problemas.
Por si fuera poco, la risa es una señal de comunicación que induce a los demás emociones positivas y a su vez hace reír.