Nuevas proyecciones revelan que en el 2050 seremos el noveno país con la mayor población de ancianos en el planeta. Los análisis apuntan a que podríamos alcanzar el mayor número de habitantes en el 2025, fecha a partir de la cual las curvas demográficas comenzarán a descender significativamente
¿Puede un país cambiar considerablemente en relación con la dinámica de población en 35 años? Muchos pensarán que no ocurre ningún cambio en un lapso tan pequeño. No por gusto decía Gardel que «20 años no son nada». Y tendría razón, al menos en parte, sobre todo si hablamos de cambios demográficos, porque las tendencias en este sentido demoran mucho tiempo en visualizarse.
Pero, a la vez, aunque se note poco a simple vista, las estadísticas apuntan a un país diferente en ese aspecto para los próximos años. Lo confirman las últimas Proyecciones de la población cubana 2015-2050, del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (Cepde), de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Según los expertos en Demografía, una de las transformaciones más trascendentales tiene que ver con la cantidad de cubanos y cubanas que caminarán en el futuro por las calles y lomeríos del archipiélago: no sumaremos los 12 millones, aunque el momento en que la población comenzará a decrecer tardará un poco más en llegar de lo que se pensaba hasta ahora.
Partiendo de las relaciones que se establecen entre la fecundidad, la mortalidad y las migraciones, las tres variables fundamentales de la dinámica demográfica de cualquier nación, los especialistas del Cepde han propuesto nuevos escenarios para calcular cómo será la población cubana hasta 2050.
Las predicciones indican que nuestra población seguirá oscilando en montos más o menos estables, alternando años en que crece con los que decrece —siempre poco—, hasta cerca de 2025, momento en que se espera que inicie una disminución sostenida del número de habitantes. Lo novedoso de este nuevo ejercicio del Cepde es que posterga ese momento del pico en unos diez años, pues en las proyecciones anteriores se situaba tan cerca como en el entorno del año 2013, algo que, obviamente, no ocurrió.
Justo en 2025, entonces, podríamos alcanzar la mayor cifra poblacional del período que comprenden estas proyecciones: 11 309 665. Hoy somos 11 223 948. Pero para 2050 la tendencia se habrá vuelto a revertir y habremos perdido, otra vez, un 3,6 por ciento de la población actual.
¿Qué justifica ese aplazamiento del momento de entrar en el conteo regresivo definitivo? Simplemente, que se han combinado cambios legales de diversos signos, con la introducción en el panorama socioeconómico cubano de medidas que apuntan al estímulo de una fecundidad que es muy baja desde hace más de 30 años, además de otras transformaciones y ajustes.
Un elemento trascendente en este camino es la introducción, en enero de 2013, de cambios en las regulaciones migratorias cubanas. Las nuevas no solo flexibilizan los trámites para que ciudadanos salgan del país, sino que también impactan en que otros puedan regresar.
«De igual modo, los esfuerzos por elevar la fecundidad como vía para desacelerar el proceso de envejecimiento, que venían realizándose desde hacía unos años, fueron concretados en un documento que el Consejo de Ministros aprobó el 24 de octubre de 2014, bajo la denominación de Medidas para enfrentar los elevados niveles de envejecimiento de la población», explica el informe.
¿Dónde están los niños? Desde 1978 la fecundidad cubana cayó por debajo del nivel de reemplazo, o sea, por cada mujer en edad reproductiva, no queda una hija que la sustituya con capacidad de procrear.
El panorama se complica porque no hay una causa en particular. A juicio de expertos como Juan Carlos Alfonso Fraga, director del Cepde, la disminución de la fecundidad en la Mayor de las Antillas es multicausal y tuvo un pivote de transformación importante en los cambios en la condición de la mujer, promovidos por las políticas de empoderamiento que emprendió la Revolución de 1959.
Las nuevas proyecciones, sin embargo, apuestan a un escenario más gratificante: según estos cálculos, hacia 2050 el país registrará aumentos ligeros, pero sostenidos, de su Tasa Global de Fecundidad (TGF), que la llevarán desde 1,71 hijos por mujer al finalizar el 2015 hasta 1,96 a mitad del siglo.
Las cuentas también apuntan a una disminución de las mujeres en edad reproductiva: las cubanas entre 15 y 49 años pasarán de 2,8 millones que suman actualmente, a solo dos millones al final del período proyectado.
Por territorios, la provincia de Guantánamo sería la primera —y una de las pocas— que llegaría a la tan citada tasa de reemplazo poblacional a partir del período 2023 y 2028. Detrás le siguen Santiago de Cuba y Granma, pero un poco más lejos en el tiempo.
Las bajas tasas de mortalidad alcanzadas por la población también aportan en esa configuración proyectada para la Cuba del futuro cercano. Según se reconoce en los ejercicios del Cepde, la esperanza de vida al nacer en este terruño sobrepasó los 70 años a fines de los años 60 y comienzos de los 70 del pasado siglo. Desde ese momento hasta los primeros años de la década del 80 ocurrió un ascenso vertiginoso en este indicador, para luego mantenerse en una tendencia hacia la estabilidad, que hoy perdura.
Ello es lógico. Erradicadas las causas de muerte vinculadas a grandes epidemias y enfermedades transmisibles diversas en todas las edades, el cuadro de las principales causas de fallecimiento queda reducido a padecimientos como los tumores malignos o los accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares, muy difíciles de controlar.
Las proyecciones recién publicadas prevén una disminución lenta de la mortalidad, «expresado en un aumento de la esperanza de vida al nacimiento con un valor cercano a los 81 años en su primer quinquenio (a partir de 2015) para el caso de las mujeres, y de 77 años para los hombres, mientras que para el resto de los períodos se consideró un incremento medio».
El escenario apunta a una realidad que ya estamos viviendo. Para el 2050 seremos el noveno país con la mayor población per cápita de ancianos del mundo: 3 598 782 personas de 60 y más años, o sea, el 33,2 por ciento de la población total.
«El envejecimiento poblacional en Cuba va constituyendo un escenario también difícil de abordar a la hora de ver con qué población la sociedad cubana va a funcionar desde el punto de vista económico, digamos en los años 30, en los 40, del presente siglo», aseguró el doctor Antonio Aja Díaz, director del Centro de Estudios Demográficos (Cedem), de la Universidad de La Habana, entrevistado para el audiovisual Cuba y El Cairo, más allá de 2014: Las personas al centro.
Números más, números menos, un dato se suma al escenario que vislumbra este agudo proceso de envejecimiento: la población económicamente activa irá disminuyendo a medida que crece la llamada población dependiente, aquella que no está en edad o posibilidad de trabajar.
De acuerdo con las cifras presentadas, el número de personas en edades activas entre 15 y 59 años, que al cierre de 2015 debe ser de alrededor de 7,2 millones, disminuirá hasta unos 5,5 millones en el 2050. Ahí radica una de las causas fundamentales de la aprobación en 2008 de una ampliación del rango de la edad laboral hasta los 65 años en el caso de los hombres y los 60’ en el de las mujeres.
En consonancia con las proyecciones, hacia 2021 la población que llega a la edad laboral y que potencialmente puede asumir un empleo, se hace menor que la población que arriba a la edad de jubilación, o sea, que potencialmente puede dejar de aportar a la economía nacional.
La brecha entre ambas poblaciones se incrementa y alcanza su diferencial máximo en el 2032, con casi 61 000 individuos. Para tener una idea más precisa del efecto que esto tendría sobre los recursos laborales, debe considerarse que en el período comprendido entre el año 2021 y el 2040 se acumula un déficit de trabajadores que supera los 815 000 efectivos.
En cambio, la población de 0 a 14 años muestra una reducción lenta, y en el período pasa de 1,87 millones de habitantes a 1,7 millones en 2050. En palabras llanas, menos personas necesitarán cuidados obstétricos o pediátricos. Igual ocurre con los servicios educacionales para todos los niveles. Mientras, resulta evidente el aumento en la solicitud de servicios de Geriatría y Gerontología, así como de Seguridad y Asistencia Social, motivado por el aumento en la población de 60 y más años.
Vale reiterar, también, que en 2050 en la Mayor de las Antillas habrá proporcionalmente menos personas trabajando y contribuyendo a la economía para sostener una población anciana, que en muchos casos estará jubilada y tendrá altas necesidades de cuidados de salud.
Como apunta el informe y han demostrado varios estudios, el envejecimiento poblacional es algo que está presente de manera más o menos directa en todas las esferas de la sociedad. Sin embargo, no sería correcto visualizarlo como un efecto negativo y problematizado, pues este se considera un logro asociado al desarrollo sociodemográfico de la población, y para este gran reto se prepara el país.
¿Reencuentros? ¿Ansiados retornos? ¿Migración circular? Todo eso habrá en el panorama cubano de los próximos años, a juzgar por los escenarios proyectados por el Cepde para las migraciones externas e internas.
Según esos ejercicios, se espera un descenso de los saldos migratorios externos de signo negativo registrados históricamente, a partir del ya citado cambio en las regulaciones migratorias. Para una variante media, podrían descender al 50 por ciento del promedio de los últimos cinco años para el primer quinquenio y luego un 25 por ciento anual hasta hacerse igual a cero en 2050.
La migración interna se mantendría constante, con flujos similares a los actuales, que definen dos polos esenciales de atracción: uno en la zona occidental, compuesto por La Habana como centro de máxima preferencia, y las provincias de Mayabeque, Artemisa y Matanzas; y otro, aunque de menor relevancia, en el centro del país, integrado por las provincias de Ciego de Ávila y Camagüey.
En la elaboración de las hipótesis para estos resultados se tuvo en cuenta que no se alcanza un nivel de precisión tan elevado en las fuentes de datos —como ocurre para la fecundidad y las defunciones, donde se parte de una información inicial de cobertura prácticamente total. Esto se debe a la ocurrencia de movimientos no documentados.
Sin embargo, se obtienen los datos a partir de sistemas de registros administrativos consistentes, como las oficinas de trámites pertenecientes a la Dirección de Identificación, Inmigración y Extranjería, a cargo del Ministerio del Interior.
¿Cómo entender el comportamiento explicado? Según destaca el Cepde, las estadísticas sugieren que en los años anteriores al 2013 las migraciones habían mostrado una relativa estabilidad, tanto en el plano interno como en el externo. Ahora, en el caso de las migraciones internas no hay indicios de que haya cambiado su dinámica, pero se esperan transformaciones con las externas.
«Las nuevas regulaciones migratorias introducidas en el país en enero de 2013 pudieran cambiar todas las tendencias anteriores en lo referido al componente externo de las migraciones. De hecho, ya se ha comprobado que el número de inmigrantes1 ha aumentado significativamente, y si bien rara vez superaron la cifra de 500 anuales desde 1994 hasta el 2012, ya en el 2013 superaron las 5 000 personas.
«Estas cifras pueden aproximarnos a la realización de algún tipo de pronóstico con los inmigrantes, pero en el caso de los emigrantes2 resulta de mayor complejidad, toda vez que las personas que salen del país tienen hasta dos años para retornar en virtud de la nueva norma jurídica, de modo que no se dispondría de registros suficientes para la elaboración de cualquier hipótesis hasta principios del año 2016», expone el informe de las Proyecciones…
Para elaborar los resultados, los investigadores trabajaron para la migración interna el mismo principio aplicado a la fecundidad: tomaron como hipótesis inicial el promedio de los últimos cinco años en cada territorio. Para las migraciones externas en la variante media, se tomó el movimiento de pasajeros nacionales ocurrido durante 2013 y se constató que poco menos del 60 por ciento de estos movimientos eran generados por personas que habían salido y entrado al país.
«Si se asume que el 40 por ciento restante tendría el mismo comportamiento, o sea, que el 60 por ciento de ellos retorne antes de concluir los dos años, se tendría unos 25 000 o 26 000 emigrantes. Si a ellos restamos los 5 000 inmigrantes, se tendrían un saldo inicial de alrededor de menos de 20 000, cifra que representa cerca del 50 por ciento de los saldos migratorios ocurridos en los últimos cinco años anteriores al 2013. Sobre esta base se aplicó la hipótesis del 50 por ciento del saldo migratorio registrado antes de la aplicación de las nuevas regulaciones migratorias para el primer quinquenio de la proyección.
«En el caso de la variante baja se consideró la hipótesis del 75 por ciento del saldo anterior a la aplicación de las regulaciones migratorias y para la variante alta del 50 por ciento. Vale destacar que para las tres variantes se consideró que el saldo del quinquenio inicial se reduciría en un 25 por ciento al siguiente, y así sucesivamente hasta hacerse cero a partir del 2033».
Aunque estas son las proyecciones oficiales del país, no debemos dejar de reconocer que existen otras instituciones como el Cedem, que igualmente estudian nuestros cambios demográficos, desde otras miradas, pero que coinciden en que los cambios de población en Cuba requerirán de nuestra sociedad esfuerzos para encontrar soluciones a corto, mediano y largo plazos.
Como apuntaba el Director del Cepde, a fines de 2013, «Cuba es el país de transición demográfica más avanzada de América Latina y el Caribe, fundamentalmente a partir de la disminución de sus niveles de fecundidad, desde hace ya 33 años». Eso no lo podemos olvidar.
1. Inmigrante: Es la persona que llega a un área de migración con el propósito de establecer su residencia de forma definitiva.
2. Emigrante: Es la persona que se marcha de un área de migración con el propósito de establecer su residencia en otra, de forma definitiva.
La elaboración y actualización sistemática de la proyección de la población cubana y sus territorios se insertan como una actividad dentro del Proyecto de colaboración del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) con el Gobierno, que desarrolla el Cepde.
Sus resultados permiten aportar pronósticos por sexo y edades simples de la población cubana para un período de tiempo perspectivo. Al igual que en las versiones anteriores, esta proyección se elaboró de conjunto con especialistas del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía y la División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
En la preparación de esta información se garantizó el empleo de los métodos más novedosos, eficientes y rigurosos utilizados en la actualidad en América Latina y el Caribe en pronósticos de población. En general, la elaboración de hipótesis para iniciar la proyección se trabajó tomando en cuenta el valor promedio de la variable, en cuestión de los últimos cinco años.
Los nuevos resultados sustituyen a los obtenidos en la proyección elaborada en el año 2010 y editada en el 2011 para el período 2011-2035. Se elaboró esta proyección cuatro años después que la anterior, pues de hacerse cada dos años, como está previsto, hubiese coincidido con el año censal (2012), considerándose que no era oportuno actualizar la proyección hasta tanto no estuvieran los resultados definitivos de dicho censo.
Una política para atender la compleja dinámica demográfica quedó aprobada por el Consejo de Ministros desde octubre del pasado año, según divulgaron medios de prensa al reseñar la reunión. Ello va dirigido también a implementar el Lineamiento 144 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, vinculado a este tema.
No obstante, desde el 23 de septiembre de 2013 ya se había hecho público, en otra reunión del Consejo de Ministros, las diferentes medidas adoptadas para mejorar las casas de abuelos y hogares de ancianos, debido a que, como consideró el Presidente cubano, Raúl Castro, «el problema del envejecimiento poblacional es un asunto serio» y «la atención a los ancianos es una prioridad».
En la reunión de octubre, al argumentarse las causas de la política establecida, se coincidió en muchas de las cuestiones que ya hemos explicado. Conjuntamente con la política, se aprobó el cronograma para su implementación, incluido el sistema de control y análisis del impacto en los diferentes sectores de la economía, así como los temas que continuarán siendo objeto de estudio.
Esta concepción tiene como objetivos «estimular la fecundidad con el fin de acercarse al reemplazo poblacional en una perspectiva mediata, atender las necesidades de la creciente población de 60 y más años y fomentar la participación de los adultos mayores en las tareas económicas, políticas y sociales, así como estimular el empleo mayoritario de las personas aptas para trabajar y prever en la estrategia de defensa del país el impacto del envejecimiento de la población».
En una Mesa Redonda del 3 de febrero de 2015 sobre dinámica demográfica cubana, se señaló que para alcanzar estos objetivos se aprobó un conjunto de medidas y acciones en las que tienen una gran implicación los sistemas nacionales de Salud y de Educación.