Hacía años que no me leía un libro con tanta fascinación. De la octavilla a la sicotecnología: La guerra sicológica de los Estados Unidos en los conflictos armados se titula, y es un extraordinario estudio realizado por dos especialistas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Emiliano Lima y Mercedes Cardoso, publicado por Ediciones Verde Olivo, en 2003.
El reportero anda por el mundo auscultándo la diástole y la sístole al corazón de la vida, sin cuidar su propio miocardio. Al menos, el reportero de sangre, ese que va adonde haya que ir; el que nunca bosteza en piyamas ni se refugia en la comodidad ni la conveniencia.
—¿Y cuándo le empezó la molestia en el ojo derecho?
Lo que menos se esperaba, en verdad, era que el conteo —accidentado por la rotura del sistema computadorizado E-Vote, las denuncias de fraude y acusaciones de parcialidad contra los observadores de la OEA— mostrara al magnate Álvaro Noboa como el candidato que más puntos ganó entre los 13 que se presentaron a la contienda.
No era Bin Laden, sino una niña de 12 años la Osama protagonista de la cinta afgana homónima de 2003, la cual vimos los cubanos hace unos meses.
Primero la sorpresa: un oscuro paramilitar pro-británico, Michael Stone, irrumpió en la sede de la Asamblea legislativa y lanzó una bolsa con seis artefactos explosivos, al grito de «¡nunca nos rendiremos!», antes de ser reducido por la seguridad. Por fortuna, las bombas fueron desactivadas y no hubo que lamentar víctimas.
Los periodistas hablan o escriben todos los días. Es su oficio. Quizá su destino. Mueren, y poco antes han firmado —o filmado— la última expresión de su trabajo, de su abnegada actitud de arriesgarse por servir a la gente y a la historia. Por ello, de los periodistas hay que hablar o escribir todos los días. Soy periodista, pero me inclino como acto de respeto ante el signo y el sino de mis colegas, que asumen una de las profesiones más peligrosas del mundo, quizá la más peligrosa.
Flyer (aviador) agitó sus alas y corrió seguro; Fryer (sartén) tampoco vio la candela. Ambos recibieron la gracia presidencial, como es tradición en Estados Unidos, y estos dos pavos vivirán hasta que les llegue su día por el normal curso de natura. Pero otro guanajo, al que no se le conoce nombre, será comido este jueves por la familia Bush en Camp David, la residencia campestre de los mandatarios norteamericanos en las afueras de Washington.
Deporte y cultura siempre han marchado en paralelo por lo que el uno encierra de la otra y viceversa. Sin embargo, el tema que abordaré tiene que ver con el lado oscuro de tan hermosas manifestaciones.
Las llamadas categorías que imperan hoy en la Gastronomía influyen en la desvalorización de nuestro menguado peso.