Cuando los espacios faltan, generalmente es porque no se buscan, y cuando existen y se utilizan para hacer el bien, el esfuerzo siempre vale la pena.
Cuando su nombre repica en cualquier espacio, las ortigas se aplacan, los inciensos ascienden y los versos espontáneos burbujean con magia no fortuita.
Con una fiesta a todo trapo se celebró, en la llamada Torre de la Libertad, de Miami, la firma por el gobernador de la Florida, Rick Scott, de una ley que prohíbe a los gobiernos locales y al estatal hacer negocios con empresas internacionales que inviertan o que estén haciendo negocios en Cuba. Allí se presentó la flor y nata de la ultraderecha anticubana de esa ciudad para agradecer al gobernador su «valentía y dignidad» por la firmeza de rubricar dicha ley.
El «doble» ha sido para Cuba mucho más que esas famosas líneas etílicas que pueblan bares y cantinas. Algunos tragos —no siempre tan bendecidos— debimos tomar en otros ámbitos menos alcohólicos, aunque con consecuencias no menos embriagadoras y riesgosas.
La frase «mi real gana» recurre en nuestra conducta, como si un motor llamado indisciplina o irrespeto nos azuzara hasta hacernos apelar a lo imposible o lo improcedente. ¿Tendrá relación con nuestro paso jadeante, nuestra habla precipitada, o en cambio con nuestra tendencia a la impuntualidad? Porque la impuntualidad, en el espacio individual, pide a menudo comprensión, pero cuando el impuntual es otro u otra, nos ponemos a pasear de izquierda a derecha en la esquina de nuestra espera, y a farfullar no sabemos cuántos reproches.
Lleva apodo de minucia, vaya paradoja, un hombre tan grande que ni se lo cree. Solo por La Colmenita, esa factoría de sueños, Tin Cremata merece hace rato —¡qué Nobel ni ocho cuartos!— algo así como el Premio Universal a la Fraternidad Humana, o la Orden Cósmica de la Niñez Eterna.
Se puede decir, sin temor a equívocos, que el fundador y Comandante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Tomás Borge, fue un nicaragüense que amó mucho a Cuba, por el respeto y cariño que profesó a la patria de José Martí y al líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
Una imagen en boga es el joven provisto de dos audífonos atrapado en el mundo del sonido. Sin embargo, pocos imaginan que detrás de esa referencia de la modernidad peligra la audición; sobre todo, cuando estos dispositivos se convierten en algo más que amplificadores de grandes orquestas bailables.
Desde un lejano sitio de este mundo, y ante las imágenes que desbordan palabras, un aldeano vanidoso supuso ayer en un foro interactivo que a los cubanos, o nos presionan, o nos pagan un plus para que desfilemos así, tan desenfadadamente, cada Primero de Mayo.
Marcha compacta, arrolladora, rápida. Tan solo hora y media duró el desfile en La Habana con motivo del Primero de Mayo, presidido por el compañero Raúl.