MUCHO se habla, con razón, de cómo en muchos casos las redes sociales tributan a las peores causas, desde difundir mentiras, calumniar a personas, llenar las cabezas de tonterías, hasta alimentar falsos egos… y son más las malas hierbas.
Pero abundan también los buenos ejemplos en Cuba de cómo las redes sociales sirven a muchas buenas causas.
Conozco uno muy cercana, a nivel del barrio, de un edificio, que ayuda a que las cosas funcionen mucho mejor: a que se multipliquen las informaciones utilitarias, avisos muy variados y también la solidaridad entre vecinos.
Ojalá esa experiencia pudiera multiplicarse en muchos barrios cubanos, porque alimentan los intercambios de vecinos en ese espacio digital: desde avisos de plazas para quienes buscan empleo, hasta la llegada a la bodega del arroz, pasando por el alerta de un sospechoso deambulando por los pasillos, hasta cuándo toca el apagón de cada día, del basurero que ya no da más, de una llave perdida o encontrada, hasta quién necesita determinado medicamento o se puso malo la otra noche.
Claro que tampoco faltan los memes, el buen chiste y el comentario afilado o amargo; a la vez que se hacen sitio informaciones importantes del país y del mundo, sobre todo vinculadas con la cotidianidad del cubano.
Qué bueno que algunos medios de prensa gozaran de utilidad y popularidad similares a las de ese grupo de WhatsApp —muy local, claro—, cuya consulta casi se ha hecho costumbre y necesidad para los residentes en el edificio, porque te enteras de lo que necesitas y más; a la vez que resulta un excelente retrato del día a día de los cubanos, de nuestros días.
(Tomado de Cubasí)