Muy pronto mi equipo será nuevamente campeón de la Serie Nacional de Béisbol en Cuba. Nos es que simpatice con alguno en particular, es que como en otros años le voy al que gane, sea quien sea. Y no se trata de oportunismo ni falta de carácter, es la mejor forma de disfrutar de nuestro deporte nacional sin pasar por el enojo que produce en muchos hinchas ver perder a su equipo.
Para recrearse con una competencia deportiva, así como otras acciones de la vida, no es necesario el fanatismo extremo ni la violencia. El que practica, quien está en las gradas, en la sala de su casa, o en cualquier lugar, atrapado con el evento, debe controlar su nivel de adrenalina y comprender que simplemente es un juego, una competencia: se gana o se pierde, lo importante es participar, cualquiera que sea tu rol.
Les voy a demostrar que más allá de la parcialidad o entrega que dediques a un equipo está el amor, la pasión que produce en ti el deporte en sí.
Hace muchos meses comenzaron el largo viaje 16 equipos y solo dos llegaron a la meta. Cada team arrancó con sus parciales habituales, sus seguidores incondicionales ya sea por el inevitable regionalismo, porque simpatizas con algunas figuras de la nómina, por... ¡por lo que sea! Lo cierto es que según quedaban en el camino las diferentes representaciones provinciales, los fanáticos iban acomodando sus afectos y apoyo a los que se mantenían en juego.
En esta ocasión no podías decir que simpatizabas con tal o más cual equipo porque jugadores de tu equipo (ya eliminado) estaban de refuerzo en dicha nómina. Esta vez no sirvió esa justificación porque cada conjunto jugó hasta el final con lo que tenía y le pertenecía desde el inicio mismo de la Serie.
Aún así, al final, toda la fanaticada se dividió en dos bandos: los que le iban a Matanzas y los que apoyaban a Granma, más allá de aquellos que dicen: «¡No, ya mi equipo no está, que gane cualquiera!». No es cierto, en el fondo, mientras disfrutas del juego tu subconsciente apuesta por alguien o algo en particular, porque el hombre es por esencia competitivo.
Puedo poner otro ejemplo: Usted, que es un eterno amante del deporte, como de costumbre enciende su televisor y busca Tele Rebelde para disfrutar de un buen partido de lo que sea, sin imaginar que cuando sintoniza el canal están transmitiendo un encuentro de «alquema’o con bola de nieve» entre un equipo de la Antártida y otro de Groenlandia. Usted no domina la técnica de ese deporte y mucho menos conoce a algunos de los deportistas que compiten, no solo porque viven muy lejos de su casa; también porque están cubiertos por enormes abrigos y capuchas que apenas se les ve el rostro. Decide ver eso un rato, pues no hay más nada que ver. Les puedo asegurar que a los pocos minutos de estar consumiendo este encuentro del que no sabe nada, ya usted simpatiza con un equipo y hasta tiene su jugador preferido, e incluso se molesta si le meten un bolazo de nieve por la cabeza. ¿No es verdad?
Entonces no critique más la pelota cubana, ni la Serie Nacional, ni la burbuja... si al final debemos agradecer a todos, a los peloteros y a quienes hicieron posible que se jugara aun con pandemia, porque fuimos muchos los que disfrutamos cada encuentro, cada jugada, cualquiera que fuese el equipo. Cuando ya se decida el monarca de esta Serie, entonces, como buen fanático voy a decir: ¡Felicidades, campeón!