Kucinich presentó el lunes por la noche un documento de 35 artículos en el que acusó a George W. Bush de engañar al país, llevarlo a la guerra contra Iraq bajo falsedades y violar su juramento presidencial. Insistió en su lectura en el Record Congresional, un proceso que llevó casi cinco horas, decía el Washington Post, y terminó esa lectura tarde el martes, luego que se cerrara la jornada legislativa.
Demasiadas pruebas para declarar a Bush criminal de guerra. Como los líderes congresionales de su partido no apoyan el procesar a Bush, y la mayoría de sus correligionarios demócratas en el Capitolio están dispuestos tarde, mal y nunca a esa inculpación, sucedió lo esperado, que la resolución fuera referida al Comité Judicial y allí hacerle la mortaja, matarla, evidentemente de inanición, tal y como sucedió con el procedimiento similar que el legislador de Ohio llevó el pasado noviembre y por iguales motivos contra el vicepresidente Dick Cheney.
Casi se puede hablar de una confabulación bipartidista para encubrir lo que todo el mundo sabe: el equipo Bush, bajo una «calculada y amplia estrategia» para engañar a la ciudadanía y al Congreso, ha ejecutado actos ilegales e impropios, incluidos crímenes de guerra.
Bush y Cheney, afirma, le mintieron al Congreso y a los estadounidenses sobre las razones para invadir a Iraq en 2001 y abusaron de sus cargos cuando ordenaron la «Guerra contra el Terror» luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Se creó y lanzó al ruedo, entonces, la supuesta posesión de armas de destrucción masiva por parte de Iraq.
Ahora, tras una votación de 251 contra 166 que envió el debate por otro camino, hacia el Comité Judicial de la Cámara, y probablemente no sea considerado hasta después que Bush deje la Casa Blanca, Kucinich no se da por vencido y simplemente amenaza con continuar los esfuerzos para el impeachment, porque actúa —como le dijo a Democracy Now— pensando en los 4 000 hombres y mujeres que han muerto en Iraq, en los más de un millón de iraquíes inocentes que han sido asesinados.
Las políticas de tortura, rendición, detenciones ilegales, grabaciones sin autorizo judicial, espionaje, subversión y presiones hacia los científicos en el tema del cambio climático, se unen al proceder de Bush denunciado por el representante, que enumeró cómo ha violado la ley internacional, la Convención de Ginebra, y los Principios de Nuremberg.
Sin embargo, algunos importantes legisladores como el senador Joseph Biden y el presidente del Comité Judicial de la Cámara, John Conyers, han dicho que podrían considerar el impeachment si Bush comienza una guerra contra Irán. Preguntado al respecto Kucinich fue categóricamente razonable: «No debemos esperar por más carnicerías y por que se ponga más en peligro la paz del mundo. Tenemos suficiente información ahora mismo que ofrecen pruebas incontrovertibles... ¿Entonces, a qué estamos esperando?».
Pero Nancy Pelosi, la líder de la Cámara de Representantes, tiene una muy peculiar visión sobre el impeachment: «es una pérdida de tiempo».
Si Kucinich y algunos otros creen sinceramente en «su sistema democrático de gobierno» y consideran una obligación moral el purificarlo y salvarlo, sus correligionarios de la política, y quienes no lo son, quieren preservar lo que a todas luces es su parte del negocio de la democracia. ¿Un impeachment?, por favor: tarde, mal y nunca.