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No solo una alternativa al capitalismo

Autor:

Juventud Rebelde
El socialismo del siglo XXI es por ahora un ideologema pendiente de ser esclarecido, práctica y teóricamente. Su mayor utilidad ha estado: en proponer una alternativa no capitalista; en definirse como un socialismo renovado que dé cuenta de las nuevas condiciones históricas; y en convocar a los pueblos a luchar por su consecución. A estos propósito ya el Che había hecho con su vida y pensamiento, una contribución invaluable, algunas de cuyas ideas, tal como las interpreto, quisiéramos subrayar en esta nota.

Para el Che, el socialismo del siglo XXI, todo socialismo, ha de ser pensado no solo como una alternativa no capitalista sino como una transición a una sociedad de rasgos comunistas. En este sentido, el socialismo del siglo XXI no solamente deberá dar cuenta de las nuevas condiciones nacionales e internacionales, sino superar revolucionariamente, a las experiencias socialistas del siglo XX. Para ello el pensamiento del Che es sin dudas, una contribución imprescindible.

Tal como Marx veía la esencia del pensamiento burgués en su incapacidad para concebir o representarse una sociedad distinta de la sociedad capitalista, el socialismo dejaría de ser revolucionario si no pudiese rebasar el horizonte de sus propias realizaciones. Ello es lo que le da al pensamiento socialista su fuerza crítica y a la vez creadora.

El socialismo del siglo XXI será una sociedad alternativa al capitalismo «realmente existente» y a la vez, una sociedad de transición en la cual se prefigure de manera ascendente, la sociedad comunista. Esta sociedad superior ha de ser concebida como una totalidad a la cual conduzcan la economía política, la organización social, el sistema político y la cultura hegemónica, de los socialismos realmente existentes y mejor, de los socialismos del siglo XXI. La contribución de estos socialismos a la instauración del comunismo sería el criterio definitivo de su papel histórico.

El socialismo del siglo XXI será también largo, difícil e inseguro y supone, en primer lugar, la constitución de un poder popular. La cultura política alcanzada por las masas será parte inseparable de ese poder.

El principal objetivo del socialismo, de toda transición socialista, será constituir los nuevos sujetos sociales y actores políticos, comprometidos con sus objetivos e ideales. Al socialismo le es tan necesaria una vanguardia organizada como unas masas, concientemente revolucionarias. No hay vanguardia sin ejemplaridad ni masas revolucionarias sin la participación irrestricta y voluntaria de las grandes mayorías en la construcción de la nueva sociedad.

Pero las masas y mejor, el pueblo, al cual el orden capitalista convierte, mediante sus relaciones de dominación y de explotación, así como la promoción de un pensamiento único, en una masa indiferenciada; el socialismo deberá transformar en una población crecientemente diferenciada, en una suma de individualidades plenas, concientes y autónomas.

El socialismo del siglo XXI y el comunismo serán, fundamentalmente, una creación conciente. Este factor subjetivo, este compromiso, será la principal fuerza material para su instauración, preservación y desarrollo.

Tal como el capitalismo es un sistema internacional, el socialismo deberá llegar a serlo. Para ello, las revoluciones nacionales deberán converger en sus objetivos y esfuerzos; construir alianzas, integrar sus economías, agregar sus culturas. El internacionalismo es la expresión conciente de este carácter internacional de la lucha anticapitalista y de la condición planetaria de su desarrollo socialista.

*Filósofo y politólogo cubano

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