La más reciente mácula de la velocista tuvo lugar desde hace algo más de un año, cuando puso pies en polvorosa al conocer poco antes de su presencia en el Grand Prix de Zurich que un análisis previo había resultado positivo por eritropoyetina (EPO).
En esa ocasión The Washington Post reveló el suceso, adelantándose incluso al comunicado emitido al siguiente día por el laboratorio de Los Ángeles, donde se analizó la muestra de orina tomada el 23 de junio del pasado año.
Desde diciembre de 2004, el Comité Olímpico Internacional (COI) abrió una investigación acerca de los alegatos presentados contra Jones, desde su testificación en 2003 ante el gran jurado federal.
Ahora ha vuelto a destaparse la caja de Pandora cuando el propio The Washington Post reveló que Marion Jones admitió en carta a sus familiares y amigos que se había dopado incluso antes de los Juegos Olímpicos de Sydney.
«Aquello de al que velan no escapa, bien se le puede aplicar a la velocista estadounidense», escribí en JR el 23 de agosto de 2006. Todo parecía indicar que Marion sería sancionada, pero logró desembarazarse de los cargos, aunque no de su conciencia.
«Me quiero disculpar por todo esto. Lamento haberlos defraudado de tantas maneras», acaba de confesar la corredora de 31 años de edad, según la versión divulgada por el rotativo norteamericano, donde también expresa que utilizó el llamado esteroide sintético «The clear» (El limpio), producido en los laboratorios BALCO antes del año 2000.
Asimismo se argumenta que su entrenador Trevor Graham es la persona que le suministró los esteroides y según el informe periodístico, el mismo se obtiene de un aceite de linaza; sin embargo se afirma por otro lado que es un esteroide sintético desarrollado por laboratorios de San Francisco, California.
A raíz del escándalo que involucró a Jones también cayó en la trampa por una situación parecida el velocista Justin Gatlin. La única diferencia fue que al entonces recordista mundial de los 100 metros le detectaron testosterona en lugar de EPO, pero Gatlin fue objeto de sanción inmediatamente.
Nunca creí que eran casos aislados y el tiempo me dio la razón.
Ahora está en marcha un proceso burocrático donde la primera piedra de lo que será luego un alud deberá ser lanzada mediante el informe oficial de la Agencia Estadounidense Antidopaje (USADA), como argumento que puede terminar con la anulación de los resultados de Marion Jones.
Aquel comentario de hace más de un año a que hice referencia finalizaba con tres párrafos que mantienen total vigencia:
Todo está en concordancia con los galopantes índices de comercialización que dominan en buena medida los destinos del deporte mundial.
Ahí están los baldíos intentos por echar la batalla contra el dopaje en las Grandes Ligas del béisbol en Estados Unidos, pero son muchos los millones de dólares que se mueven como parte directa de todo ese engranaje.
Sin hurgar demasiado entonces llegaremos a la conclusión de que Tim Montgomery, Kelly White, Justin Gatlin, Floyd Landis o Marion Jones no actuaron deliberadamente. Son parte de la podredumbre de un sistema social que los utiliza al mismo tiempo que los devora.