DAMASCO, Siria.— Flanqueando los hermosos jardines del hotel Eblan Cham Palace, en las afueras de esta capital, ondean banderas de alrededor de 40 países. «Ninguna es norteamericana», advierte Fadhir, el hombre más buscado por los poquísimos hispanohablantes que asistimos a la Tercera Conferencia Internacional de medios árabes e islámicos en apoyo al pueblo palestino.
En el perfecto español que aprendió durante sus años de estudio en Cuba, el joven funcionario del Ministerio de Información de Siria, entidad que organiza la conferencia, llama la atención sobre la ausencia norteamericana entre los más de 400 informadores y políticos de casi todo el mundo, y nadie pregunta por qué.
Quizá fueron invitados y no aceptaron porque sus medios desconocen, menosprecian y, como norma, niegan la credibilidad de las fuentes árabes, no solo las sirias. Quizá no se les ha invitado por la misma causa. De cualquier modo, ellos, los poderosos representantes de los grandes medios del poder imperial, no están convidados y a nadie parece asombrarle que así sea.
De CNN apenas se habla para recordar que si aquella cimentó su fama en la cobertura satelital de la Primera Guerra del Golfo como un espectáculo de estrellitas rutilantes donde las bombas destruían vidas y bienes, ahora hay otra visión de la guerra gracias a las televisoras Al Jazira, Al Manar y a nuevos sitios árabes en internet, cuyos reporteros locales dominan más de un idioma.
Al Manar, también llamada la televisión de la resistencia, es todo un símbolo por su papel en la pasada guerra de los 33 días contra el Líbano, «la primera que perdió Israel informativamente», según Tahsin Halabi, experto palestino que animó uno de los más intensos coloquios de la conferencia.
La bien documentada exposición del estudioso fue seguida de un sorprendente video del debate que provocó en el parlamento israelí la doble derrota de su ejército en la invasión de agosto pasado al sur del Líbano, razón por la que ahora mismo partidarios y opositores de Ehud Olmert piden la renuncia del Primer Ministro de Israel.
En el material, un ex jefe de la Inteligencia israelí (MOSAD) lamenta que esta vez fracasaron en el intento de «conquistar las mentes y los corazones» de la opinión pública, incluso la propia «y la norteamericana», en tácito reconocimiento al papel central que otorgan a la guerra mediática, tradicionalmente montada en la estrategia de sacar partido al Holocausto y presentarse siempre como víctimas en conflictos en los que son verdugos.
También están siendo puestos bajo la lupa de los asistentes, actores y términos acuñados por los medios occidentales, como Naciones Unidas, «comunidad internacional» y confusas mezclas como «terrorismo», insurgencia y resistencia.
«Estados Unidos es el primer interesado en que no lleguemos a una definición global de terrorismo», denuncio el viceministro de Exteriores de Siria, Feysal Mehdad, quien también cuestionó que las matanzas del ejército norteamericano en Iraq y del israelí en los territorios ocupados no sean considerados como crímenes contra la Humanidad y, mientras eso ocurre, lo que algunos líderes europeos llaman «comunidad internacional» duerme tranquila.
Esa ha sido la tónica de la Conferencia árabe e islámica, inaugurada este lunes con intervenciones de Farouk Al Shara, vicepresidente de Siria, Mohsen Bilal, ministro de Información, y su colega palestino Mustafa al Barghouthi, entre otras personalidades. Todos coincidieron en puntualizar la trascendencia del foro porque se discute un asunto crucial, no solo para los pueblos árabes e islámicos sino para todo el mundo: enfrentar con profesionalidad, talento y verdad las campañas de mentiras, distorsión y silencio que han acompañado todas las agresiones a los pueblos de esta parte del mundo por parte de Estados Unidos, Israel y sus aliados occidentales. (Fragmentos. Tomado de Cubadebate)