Mensajes de encarcelados del condado Cook piden auxilio ante la presencia del coronavirus. Autor: Getty Images Publicado: 28/04/2020 | 08:18 pm
Las infecciones por el SARS-CoV-2 en el mundo ya llegaban este lunes último de abril a más de tres millones de casos, según el registro que lleva la Universidad Johns Hopkins, y un tercio de ellas correspondía a Estados Unidos, que permanece como el país más duramente golpeado por la pandemia. Las muertes a nivel global sumaban el lunes 208 100, y un cuarto de ellas también las registraba la nación norteña: 55 415.
En ambos datos, superaba al número de casos positivos y de fallecidos de Italia y España, juntos, cuyos dígitos los situaban como las naciones ocupantes del segundo y tercer lugar en la terrible escala de contagios.
El severo síndrome respiratorio del nuevo coronavirus, reportado por vez primera en China en diciembre de 2019, fue advertido desde enero por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lo declaró pandemia el pasado 11 de marzo, y desde entonces apenas se cuenta una docena de países o locaciones donde no ha llegado su presencia mortal, que se propaga de manera más contagiosa que la influenza ordinaria, según los expertos de la salud, y también sus consecuencias son fatales, sobre todo en personas ancianas o con prexistentes condiciones médicas negativas.
El distanciamiento social es una de las medidas recomendadas con mayor énfasis por la OMS, y no son todos los países que las han seguido con prontitud. Y tampoco son pocos los que han flexibilizado su ejecución, al punto de haber abierto playas, centros de recreación al aire libre, gimnasios y hasta peluquerías…
Estados Unidos es uno de ellos, y revisando informaciones y reportes sobre la situación, salta a la vista una estadística reveladora de otro problema: la situación en los centros de confinamiento carcelarios.
Statist.com, en su publicación de este 27 abril —como hace a diario—, dio a conocer los lugares donde la enfermedad del coronavirus se ha reportado. En los 50 estados de Estados Unidos está presente, pero Nueva York, Nueva Jersey y Michigan reportan el mayor número de casos, y destacaban que en ese día había habido 119 casos de la COVID-19 conectados a una sola comunidad en New Rochelle, Nueva York.
Sin embargo, otras «comunidades» mostraban cifras mucho más significativas y preocupantes para un país que siempre hurga y juzga en el cumplimiento de los derechos humanos de otros.
La lista de mayor cantidad de casos incluía diez locaciones correspondientes a cárceles, dos industrias de procesamientos de alimentos cárnicos y el portaviones USS Theodore Roosevelt anclado en la base militar de la isla Guam, en el Pacífico:
La Institución Correccional Marion, en Ohio, con 2 197 casos; la institución correccional Pickaway, en Scioto Township, también en el estado de Ohio, con 1 644; cárcel del condado Cook, en Chicago, suma 812 contagiados; la prisión Unidad Cummins en Grady, Arkansas, con 695; la facilidad correccional Lakeland, en Coldwater, Michigan, suma 673; el Complejo correccional del condado Bledsoe, en Pikeville, Tennessee, tiene 576 enfermos.
También suman sus 457 infectados la Institución Correccional Neuse, en Goldsboro, Carolina del Norte; la cárcel del condado Harris, en Houston, Texas, con 267; la facilidad correccional Parnall, de Jackson, Michigan, con 240; y el Instituto correccional para Mujeres de Louisiana, en St. Gabriel, con 198.
Mientras los dos centros procesadores de alimentos son Smithfield Foods (de productos porcinos) en Sioux Falls, Dakota del Sur, con 1 033 empleados contagiados; y la planta de empaquetado de carnes JBS USA, en Grand Island, Nebraska, con 230 de sus trabajadores con la Covid-19.
El coronavirus, aseguraba The Hill, hace un par de días, se está expandiendo hacia las regiones donde el presidente Donald Trump cuenta con mayor apoyo electoral y lo llevaron en 2016 a la Casa Blanca, las pequeñas áreas rurales, luego de haber golpeado muy fuertemente a algunas de las ciudades más grandes de Estados Unidos, como es el caso de Nueva York, y los primeros epicentros de la enfermedad como Seattle y San Francisco.
Pero en las más recientes semanas se ha ido «colando» en estados sureños como Mississippi (5 911), Alabama (6 421) y Georgia (22 459), y en los del medio oeste como Indiana (15 012), Iowa (5 491), Nebraska (3 126) y Oklahoma (3 253).
Según The Hill, el virus puede tomar diversas rutas desde las grandes ciudades hacia los pueblos pequeños, y resalta que prisiones y cárceles se han convertido en epicentros de la pandemia en áreas rurales de Indiana y Ohio. Según una analista de la Universidad de New Hampshire, las tasas crecientes del virus en las áreas rurales llega desde sus altas proporciones de casas vacacionistas.
«A los epidemiólogos les preocupa que la lenta propagación del virus a las zonas rurales de Estados Unidos signifique que solo ahora está llegando a las comunidades que han estado encerradas durante semanas. En los enclaves conservadores, muchos pueden ver la propagación lenta del virus en sus áreas como evidencia de que Trump tenía razón, y que el virus representa poco riesgo para ellos o su comunidad», comentaba The Hill.
Agrega la publicación: «Los propios comentarios de Trump pueden haber adormecido a sus votantes de base en una falsa y peligrosa sensación de seguridad», pues esa fue la impresión que el Presidente estuvo dando durante enero, febrero y marzo. Y esas comunidades carecen de un sistema hospitalario capaz de enfrentar esta crisis epidemiológica, por demás, desconocida y solo en proceso de enseñar sus características.
Lo real es que Trump ha politizado la pandemia desde el primer momento, y aun cuando el paso de esta se ha hecho de gigante en el mundo y mucho más en Estados Unidos, el mandatario no quiere oír advertencias, ni siquiera de los expertos epidemiólogos y otros científicos.
Pero si vemos la situación desde el punto de vista de la política en un año electoral, ¿qué pasaría si la llegada del virus los despierta y se ven mortalmente amenazados —y no son terroristas, inmigrantes, chinos, rusos, iraníes, venezolanos o cubanos?