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Más de 800 delegados al Foro han arribado tanto desde los estados venezolanos como de los diferentes continentes Autor: www.panorama.com.ve Publicado: 25/07/2019 | 09:29 pm
Un diálogo de los partidos miembros con las plataformas y redes del movimiento social y popular era la primera actividad señalada en el programa del 25to. Foro de Sao Paulo, que se inauguró este jueves en Caracas.
A esta hora ya debe haber ocurrido, y sus resultados no serán dato menor: de ahí deben salir las acciones para denunciar las políticas derechistas que oprimen, y el reclamo para la justa reivindicación.
El hecho de que dicha cita abriera las actividades del Foro podría interpretarse como señal de que la instancia va por el camino acertado en busca de la unidad: hay conciencia de que esta trasciende la concertación entre partidos, y que no sería cierta sin la presencia de «las masas».
No es que haya sido olvidada hasta hoy ni relegada esa búsqueda. Solo que parece asumida con más prioridad.
Por demás, el encuentro no sería solo para un análisis de coyuntura. El tema anunciado era la elaboración de un plan común de lucha…
Sé que en momentos en que una parte de la derecha latinoamericana habla de desideologización, algunos de los vocablos aquí usados parecen fuera de moda, o tal vez asustan: masas, lucha, unidad, acción…
Sin embargo, ni es discurso hueco ni más de lo mismo. Nada absolutamente ha cambiado para los de abajo desde los tiempos en que la prédica marxista los puso en boga. Tampoco han dejado de estar vigentes… aunque no se usen.
Menos han variado las cosas en el vecindario «de arriba», empeñado aún en mantener el poder a toda costa para disfrutar los «beneficios» que para ellos acarrea esa posición: léase la posesión de los recursos naturales que marca hoy la geopolítica, y apertura al poder transnacional en busca de dominación. No importa que las naciones pierdan.
En todo caso, desde el derrumbe socialista del este europeo que sirvió de excusa para que algunos tiraran al basurero la lucha de clases —y el nacimiento en este lado del mundo del Foro de Sao Paulo—, lo singular fue la irrupción de los nuevos modelos sociopolíticos de izquierda en las presidencias, catapultados a los ejecutivos, a veces, por la labor partidaria; a veces por esos movimientos sociales que clamaban por derechos tan elementales como la no privatización del agua, y que fueron sacados a las calles, precisamente, por la depredación neoliberal.
Se quiera o no, la movilización es la que visibiliza el escarnio del que muchos vuelven a ser víctimas aunque, obviamente, no sea ese el único elemento para hacer conciencia.
Esos gobiernos —o exgobiernos— son hoy satanizados por una manipulación de las mentes que va más allá de los medios de prensa e, incluso, de las redes sociales, pues toma los poderes judiciales y encierran la verdad.
Por eso la conciencia se labra también desde las escuelas de formación política y desde la salvaguarda de la cultura nacional, y con la participación de la intelectualidad. Ellos también están presentes en el Foro, y toman parte en la lucha.
