Anahibis Mederos Hernández. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 26/06/2019 | 10:04 pm
CARACAS.— Anahibis Mederos Hernández, la asesora nacional de estomatología en la Misión Médica cubana en Venezuela, refiere que en la nación bolivariana la mayor parte de la atención en la especialidad es privada. «Solo los servicios de Barrio Adentro y algunos otros de la red del Ministerio del Poder Popular para la Salud —comenta— atienden gratuitamente», de modo que el trabajo de nuestros colaboradores sanitarios en la rama es más que intenso.
«En estos momentos tenemos 1 914 servicios en 3 130 conjuntos dentales instalados en los 24 estados. En lo que va de 2019 sumamos más de seis millones de cuidados estomatológicos —atención integral primaria de salud en promoción, prevención y curación—, pero a lo largo de 16 años hemos superado los 160 millones de atenciones estomatológicas», sostiene.
Si bien admira la obra acumulada por los más de 12 000 estomatólogos cubanos que en los últimos 16 años han cumplido misiones solidarias en la patria de Chávez, lo que hacen ahora sus 2 651 seguidores no queda a la zaga.
«La principal problemática de salud bucal en Venezuela es la caries dental y, asociadas a ella, están también las periodontopatías y la gingivitis, fundamentalmente porque todavía parte de la población tiene inadecuados estilos de vida en lo concerniente a la higiene bucal. Por tanto, nos enfocamos en la atención primaria y la promoción de salud. «Además de dar servicios institucionales, nos desplegamos hacia comunidades y centros escolares y a ese nivel realizamos actividades de promoción y prevención, que es lo que permite que desde edades tempranas los niños cambien los estilos de vida», explica.
La atención estomatológica —odontológica, como dicen en Venezuela— está concebida como un proyecto dentro del Convenio de Cooperación Integral Cuba-Venezuela y es centro, como toda la obra de la Misión Médica cubana, de intenso contrapunteo entre solidaridad latinoamericana y boicot imperialista.
«Sufrimos —refiere la asesora nacional— los efectos del bloqueo norteamericano porque nos dificulta la llegada de recursos requeridos para una atención de mayor calidad; por ejemplo, los productos para hacer restauraciones y extracciones dentales no llegan en tiempo y eso nos afecta mucho; no obstante, nuestro compromiso es seguir al lado del pueblo venezolano y fortalecer la promoción de salud como primer eslabón en la cadena de atención sanitaria».
Con el gen de la guerrilla
A la altura de su tercera misión venezolana, Luis Ramón Cartaya Álvarez, estomatólogo como Anahibis, es otro ejemplo de ese compromiso a prueba de bloqueos. El colaborador trinitario, asesor estadual de la especialidad en el Distrito Capital caraqueño, dialoga con el reportero en el Centro de Diagnóstico Integral Ernesto Che Guevara, de la céntrica parroquia Pinto Salinas.
«Llegué el 21 de octubre de 2015 a cumplir esta misión en mi perfil de salud. Comencé en el Área de Salud Integral Comunitaria El Pinar, estuve allí unos dos años y después pasé a ser el asesor estadual de la especialidad», relata.
—De una misión a otra, y luego a esta, ¿cómo ha visto evolucionar las dentaduras de tantos hermanos?
—Comencé la primera misión el 22 de julio de 2004 y entonces la población estaba urgida de todos los servicios médicos, pero especialmente de estomatología, que es una rama muy costosa aquí. Los pobres lo necesitaban mucho, así que cuando empezamos se veían muchas enfermedades bucales. A medida que ha pasado el tiempo se ha visto el resultado de la Misión Médica cubana y los pacientes ya no vienen con tantas afecciones como antes.
El doctor Luis Ramón, quien ve «muchas conexiones históricas de Cuba con estos hermanos», desde que Martí —me dice— vino a ver la estatua de Bolívar sin quitarse el polvo del camino, suma, contando sus tres misiones, ¡nueve años en Venezuela!
—¿Serían nueve años de trabajo esclavo?
—¡De ninguna manera! No he venido obligado por nadie; lo hice espontáneamente. Venimos a dar ayuda solidaria a este pueblo y nunca hay imposición en el llamado. Venir a cumplir misión es un acto de libertad.
A pocos meses de culminar su tercera gran tarea, el asesor estadual comenta que Venezuela quedará en su historia personal como una experiencia hermosa: «Aquí me hice internacionalista, algo que me inspiró el Che, y eso me ha consolidado como revolucionario».
—El Che era médico y combatiente…
—Mi trinchera es la de la salud, desde la estomatología, pero todos los médicos tenemos algo de guerrillero. Lo aprendimos de Fidel, ese eterno guerrillero. El gen de la guerrilla siempre va con nosotros.
La anestesia del cariño
Bien servida, la joven venezolana Lisbelly Abreu Abreu se para del sillón estomatológico del consultorio popular en el urbanismo Ciudad Tiuna, da las gracias a las estomatólogas cubanas Magdalena Cueria Basulto y Sarahí Medina Martí y accede a conversar con Juventud Rebelde.
«¡Hay que darles cien puntos a sus odontólogos! Tratarme con cubanos ha sido una experiencia excelente. Los visito frecuentemente. Siempre están dispuestos a atendernos en cualquier emergencia; por eso tienen mucha gente en el consultorio. Tengo dos años de historia con ellos. Me han curado muchas caries, me hacen mis limpiezas… los busco casi mensualmente», cuenta animada.
—Con todo y esa afabilidad, la estomatología puede ser dolorosa… ¿Qué tal lo lleva usted?
—Si supiera, con ellos los tratamientos son menos dolorosos. No sé si es el trato, muy diferente al de otros médicos.
—¿Tendrán, acaso, anestésicos en las manos?
—¡Yo creo que sí! Lo digo por experiencia de otras cirugías que me hice con ellos, porque anteriormente residía en el estado de Trujillo y también allá tuve contacto con médicos cubanos.
Lisbelly Abreu.
Antes de regresar a su casa, Lisbelly accedió a hacerse una foto para Cuba: «Estuve allá hace como diez años; me pareció excelente y quisiera volver», confiesa en el cierre de la charla, mostrando la sonrisa renovada que llevaría a La Habana.