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Un año nuevo para el calendario chino, una tradición que —como la milenaria cultura china— ha traspasado el tiempo y espacio, y armoniza con los más avanzados adelantos científicos. Autor: Confuciomag Publicado: 04/02/2019 | 05:06 pm
«Cuando hay orden en los hogares, hay paz en las naciones» proverbio chino
Este martes, cinco de febrero, inicia el año 4717 del calendario chino. En la gran nación asiática será un Gran Festival de Primavera, lleno de fuegos artificiales, banderas rojas y rememoración de los ancestros.
Pero la celebración del año lunar sobrepasa fronteras. Es, después de todo, el más antiguo registro cronológico de la historia, que data del 2 637 a.C., y que además de China incluye a otros países como Filipinas, Islas Mauricio o Vietnam, donde esta época es vista como un tiempo de renovación y purificación, una celebración en familia.
El primer día del primer mes en el calendario tradicional chino no suele siempre coincidir en la misma fecha. Se circunscribe a finales de enero o principios de febrero (un punto relativamente equidistante entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera), según coincida el cálculo lunisolar, que indica tanto la fase de la luna como la época del año solar. En este caso, siempre será en una madrugada de luna nueva, por lo que solo las estrellas se verán en el cielo.
Un ciclo completo dura 60 años y se compone de cinco ciclos simples de 12 años cada uno. El actual es el ciclo 78, que inició en febrero de 1984 y finalizará en febrero de 2044. El actual año concluirá el 24 de enero de 2020.
Según la leyenda, al partir de la Tierra, Buda convocó a todos los animales para que se despidieran de él, pero solo 12 vinieron y con sus nombres, en el orden en el que aparecieron, fueron llamados cada uno de los años: Rata, Buey, Perro, Tigre, Conejo, Dragón, Serpiente, Caballo, Cabra, Mono, Gallo y Jabalí o Cerdo. Precisamente este último es quien gobierna este 2019, si nos perdonan la mezcla entre su calendario y el nuestro gregoriano.
Se trata del año del Cerdo Ying Tierra. El ying designa —en oposición al yang— todo lo introspectivo o interno, en tanto tierra, uno de los cinco elementos de las fases del feng shui y la medicina tradicional china, está relacionado con el color amarillo, los objetos de cerámica, con la tierra en sí, y en el cuerpo humano con el bazo y el páncreas, explica a JR Laureano Orbera Hernández, doctor en Ciencia Geólogo-Mineralógicas.
Feng shui, dicen los chinos, es el arte de disponer las moradas de los vivos y de los muertos a fin de cooperar y armonizarse con las corrientes locales del flujo cósmico. Inició hace unos siete mil años.
Según el antropólogo alemán Stephan Feuchtwang es estar en el lugar adecuado frente a la buena dirección realizando la acción correcta en el momento oportuno, es un paso entre ser efectivo y estar en acuerdo con el rito, es estar en armonía con el universo.
El feng shui, detalla por su parte Orbera, no solo se dedica a las características energéticas, sino que estudia la relación entre los espacios y personas. Para este año chino, refiere, es recomendable situarse en casa en las direcciones correctas: al centro, norte, este y noroeste. «Si vas a estudiar, trabajar o descansar, deben hacerse en uno de estos lugares para estar en armonía con el medio ambiente», explica. Entre las áreas negativas están el suroeste, de mala suerte y enfermedad; el noreste, de enfermedad; y el sur, en las cuales las personas están sujetas a disputas y problemas legales.
Las buenas direcciones para viajar serán hacia el suroeste y el este, mientras que los colores a utilizar son amarillo, carmelita, dorado, gris y los sombreados.
Un año nuevo para el calendario chino, una tradición que —como la milenaria cultura china— ha traspasado el tiempo y espacio, y armoniza con los más avanzados adelantos científicos. Como los chinos, edifiquemos desde nuestros hogares la paz.
