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«Que no sea fácil retrogradar»

Reformas constitucionales acompañan los compromisos formulados por el nuevo Presidente de México

Autor:

Juventud Rebelde

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 1ro.— Andrés Manuel López Obrador tomó posesión este sábado de la presidencia de México con el compromiso de combatir la corrupción y la impunidad, imponer austeridad y llevar adelante planes de desarrollo que se implementarán como una cortina, dijo, de sur a norte, para enfrentar la pobreza y evitar que los mexicanos estén obligados a emigrar por asuntos económicos.

Esos fueron algunos de los principales pronunciamientos de su alocución, durante la cual ratificó los programas que ya había sometido a consulta del pueblo, y reveló la forma en que se sufragarán sus planes de desarrollo: «El combate a la corrupción y la austeridad permitirá librar suficientes fondos, más de los que imaginamos, para impulsar el desarrollo de México», aseguró.

Con esa fórmula sencilla de acabar con la corrupción y llevar a la práctica la austeridad no habrá que incrementar impuestos, ese es un compromiso. Ni aumentarán los precios de los combustibles más allá de la inflación, explicó López Obrador, quien también hizo el compromiso de que pronto, cuando se concluye la refinería que se propone construir en el estado de Tabasco y se rehabiliten las seis que ya tiene el país, bajarán el precio de la gasolina y de todos los combustibles.

Anuncios trascendentes y esperados fueron el que dio cuenta de la creación de una Comisión de la Verdad para el esclarecimiento del irresuelto asesinato de los estudiantes Ayotzinapa, así como los proyectos de ley que dijo López Obrador ya había remitido al Congreso para declarar la corrupción, por ley, como un delito; y proyectos de reformas constitucionales para que en la Carta Magna se establezcan el estado de bienestar, y el derecho del pueblo a la salud, la educación y la seguridad social.

«El plan es combatir la pobreza y la marginación como nunca se ha hecho», aseveró.

Luego de advertir que no se postularía para la reelección, pero que está listo para la posibilidad de la revocación, abierta en dos años y medio, el nuevo Presidente mexicano explicó que «aplicaremos rápido los cambios políticos y sociales para que, si nuestros adversarios —que no enemigos— nos vencen, les dé trabajo dar marcha atrás a lo que ya habremos de conseguir».

Como dirían los liberales, evocó Obrador. «Que no sea fácil retrogradar».

En sus palabras, que el presidente saliente Enrique Peña Nieto escuchó estoico desde el estrado, Andrés Manuel formuló fuertes críticas a la etapa neoliberal impuesta al país a partir del año 1983 y que calificó como «la más ineficiente en la historia moderna de México, lo que demostró con cifras que dieron cuenta del ascenso galopante de la deuda pública y la caída del PIB anual promedio.

La política económica neoliberal ha sido un desastre y una calamidad para la vida económica del país, dijo el nuevo Jefe de Estado, quien también reprobó la reforma energética y la llamada reforma educativo que, dijo, se cancelará.

Su discurso fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos del hemiciclo del Congreso donde, minutos antes, tuvo lugar la imposición al nuevo mandatario de la banda presidencial, que le fue entregada por el titular del legislativo, Porfirio Muñoz Ledo, en cuyas manos la dejó el saliente Enrique Peña Nieto.

Una multitud rodeó el auto Jetta blanco que lo trasladó de su casa a la sede del legislativo: el mismo habitualmente usado por López Obrador, quien prescindió del lujoso descapotable utilizado en estas ceremonias e, incluso, de la seguridad.

Tal actitud fue una muestra de la austeridad que preconiza y que se sumó al hecho de que no vivirá, como los mandatarios que le han precedido, en la lujosa residencia de Los Pinos, que abrió sus puertas este mismo sábado convertida en museo.

Se calcula que los invitados a la ceremonia sumaron unas 900 personas entre quienes se encontraban los líderes o representantes de distintos gobiernos de América Latina entre quienes se encontraban el venezolano Evo Morales; Nicolás Maduro, de Venezuela; el colombiano Iván Márquez y el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel, saludado con efusión por los asistentes.

También acudieron el Primer Ministro de Canadá y el Rey de España y otros altos dignatarios de países de Europa, Asia y África, así como el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, e Ivanka, la hija de Donald Trump.

Obrador aseguró que mantendrá una política exterior de relaciones con todos los países del mundo y respeto a la no intervención, la autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de controversias y la cooperación para el desarrollo.

El nuevo Presidente aseguró que su país no dejará de pensar en Simón Bolívar y en José Martí, quienes con Benito Juárez guían con ejemplo de patriotismo el camino a seguir.

Concluida la ceremonia estaba prevista otra alocución desde el Balcón del Pueblo y la entrega al Presidente del bastón de mando indígena, que por primera vez entregan a un jefe de Estado mexicano sus pueblos autóctonos, en señal de confianza en López Obrador.

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