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Puigdemont no dijo, Rajoy no oyó, Cataluña espera

Frente a la ambigüedad del liderazgo catalán, el Gobierno español considera incluso suspender la autonomía

Autor:

Enrique Milanés León

EL presidente español, Mariano Rajoy, ha reiterado su rechazo a dialogar con el presidente catalán Carles Puigdemont, a quien exigió oficialmente —a tenor de dudas surrealistas provocadas al respecto— que aclare si finalmente el martes proclamó o no la independencia.

Rajoy acaba de informar al Congreso de los Diputados que el Gobierno acordó el «requerimiento» como primer paso para la eventual suspensión de la autonomía de Cataluña bajo el amparo del Artículo 155 de la Constitución.

Precisó que Puigdemont tiene hasta el lunes para responder si declaró la independencia y, si informa que lo hizo, hasta el jueves 19 para rectificar. En caso de que el catalán incumpla los plazos, o de que su respuesta no satisfaga al Gobierno de Rajoy, este dispondrá medidas bajo el recurso constitucional que permite suspender la autonomía a una región.

Mariano Rajoy. Foto: Reuters

Mientras Puigdemont reiteró a CNN su llamamiento al diálogo y la demanda de un mediador, Rajoy repitió que «no hay mediación posible entre la ley democrática y la desobediencia».

El martes, en el Parlamento regional, Puigdemont dejó en suspenso una declaración de independencia sin formularla explícitamente. «Asumo, al presentarles los resultados del referendo ante todos ustedes, el mandato de que Cataluña se convierta en un Estado independiente», dijo, pero acotó: «Con la misma solemnidad, el Gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración» para facilitar el diálogo.

Quim Arrufat, portavoz de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), partido que apoya el Gobierno catalán, comentó: «Teníamos una sesión supuestamente de proclamación de la república que ha terminado siendo una sesión de confusión alrededor de si la hemos proclamado o no».

Luego, Jordi Turull, portavoz del Gobierno catalán, admitió que la declaración había sido «un acto simbólico». A la postre, miles de independentistas pasaron de la euforia a la decepción mientras Rajoy, renuente a conversar, pide precisiones para calibrar su respuesta.

Puigdemont está atrapado entre sus ofrecimientos y sus posibilidades, entre la mayoría de catalanes que defienden el referendo pero se dividen casi a la mitad en su crucial respuesta,

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