Con ingenio e inteligencia los jóvenes latinoamericanos están exigiendo a sus Gobiernos garantías para una educación digna. Autor: Reuters Publicado: 21/09/2017 | 05:15 pm
Protagonistas en la necesidad de cambiar conciencias. Esa sería la frase perfecta que definiría a quienes han tenido en este 2011 un papel preponderante para, con inteligencia y sagacidad, lograr hacerse sentir y demostrarle al mundo que se han convertido en actores principales en cada combate de estos tiempos. Ellos, los estudiantes, celebran hoy su día a nivel internacional reafirmando que, como a lo largo de la historia, siguen siendo un motor que impulsa los cambios y transformaciones necesarias en cada sociedad.
Y es que el escenario de la efeméride en esta ocasión, se ha tornado diferente. En América Latina y otras partes del mundo, la nueva generación de estudiantes renueva sus dinámicas y se perfila como núcleo central de las luchas sociales.
En Chile, Colombia, Puerto Rico, incluso en Gran Bretaña y España, los estudiantes están removiendo los cimientos de sus Gobiernos neoliberales para exigir su pleno derecho a una educación de calidad, gratuita y pública.
Usando como únicas armas sus precisas ideas de necesarios cambios, se han enfrentado con valor, en muchos lugares, a feroces actos de represión, aunque tampoco han faltado en sus manifestaciones, la fiesta, el carnaval, el teatro, los performances, la música, la danza, la consigna nueva e ingeniosa. Incluso el «abrazatón» y el «besatón», una iniciativa atrevida que los estudiantes colombianos protagonizaron el pasado 26 de octubre y durante la cual, miles de personas se besaron y abrazaron en las calles durante 30 minutos, como alternativa para decir No a un proyecto de reforma que iría en detrimento de la educación superior.
Y son los propios estudiantes colombianos quienes han convocado a una gran marcha continental por la defensa de la educación pública, que, según han dicho, constituirá respaldo incondicional a las luchas de los estudiantes en América Latina.
Tampoco puede pasarse por alto que en Chile, desde la salida del poder del dictador Augusto Pinochet, por primera vez han sido los estudiantes quienes por más de siete meses han despertado conciencia en los sectores marginados de la sociedad. Estos últimos no han reparado en unírseles en las calles para exigir la gratuidad de la educación, esgrimir su rechazo al neoliberalismo, incluso, reclamar una nueva Constitución. Con ellos también han marchado padres, profesores, alumnos de otras enseñanzas…
Y es que no tienen miedo, argumentan analistas. No vivieron aquellos terribles años de dictadura y hoy no temen salir y forzar al intransigente Gobierno de Sebastián Piñera para que los escuche.
También los universitarios puertorriqueños, quienes por bastante tiempo han liderado el combate estudiantil en la región defendiendo su acceso a la educación como un derecho humano fundamental, han estado a la vanguardia del despertar. No pocos han sido víctimas de la violencia policial que los ha masacrado y enviado a las cárceles. Pero el saldo peor es que sus demandas, todas, han sido desoídas por el Gobierno colonial de esa isla del Caribe, que ha impuesto sus decisiones sin miramientos.
Y también fuera de estas fronteras latinoamericanas, los estudiantes, hartos de estar entre quienes paguen los efectos de la mayor crisis que ha afectado al Viejo Continente a través de la historia, desde Londres hasta varias ciudades españolas, impugnan el aumento de las tasas de ingreso a la Universidad, así como los recortes presupuestarios a la educación.
Así llega el estudiantado internacional a este 17 de noviembre. Son tiempos complejos, pero con su vitalidad e inteligencia, los jóvenes pueden comenzar a construir el mundo que soñamos todos.