Es muy importante que se retomen las relaciones comerciales, culturales, económicas y la libre circulación de bienes de servicios, de capitales y de seres humanos entre Cuba y Estados Unidos, consideró el senador brasileño Eduardo Matarazzo Suplicy.
En un breve diálogo con JR, el político suda-mericano opinó que en el contexto actual es necesario avanzar en la dirección de acabar con los bloqueos, entre los cuales se encuentran, a su juicio, el perpetrado por Washington contra Cuba hace varias décadas y el muro levantado en la frontera de México con Estados Unidos para frenar la llegada indeseada de mexicanos y ciudadanos de otras naciones latinoamericanas a la potencia norteamericana.
Matarazzo recordó que fue uno de los firmantes, junto a la diputada Vanesa Graziotin, presidenta del Grupo Parlamentario Brasil-Cuba, de una carta enviada al nuevo jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, a través del embajador estadounidense en Brasil, Cliffor Sobel, exigiendo el cese del bloqueo económico, comercial y financiero de Washington contra la Mayor de las Antillas.
Al referirse al grave tsunami nacido en el centro económico mundial, Estados Unidos, el político sudamericano expresó que ningún país ha escapado de sus efectos, incluso una economía como la brasileña a la que califica como mejor preparada que otras en América Latina, por tener una gran reserva de dólares y estar sus cuentas públicas razonablemente equilibradas.
Con el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva se tomaron muchas medidas encaminadas a diversificar las exportaciones brasileñas, tanto desde el punto de vista de los mercados-destinos como de los productos. No obstante, destaca, los efectos para su país como para otros de la región son muy fuertes, especialmente porque la demanda de nuestras exportaciones a Estados Unidos, Europa, Japón y China han disminuido. Lo mismo está ocurriendo en países como Chile, Argentina y Perú, entre otros ejemplificó Matarazzo.
Las consecuencias pueden ser aún más graves, según ha podido constatar en los debates del XI Encuentro Internacional de Economistas sobre la Globalización y Problemas del Desarrollo, el cual es una nueva oportunidad para pensar cómo organizar la economía mundial y la de cada país, subrayó el visitante.
Además —apuntó Matarazzo—, el costo para los pueblos es el aumento del desempleo y la consiguiente contracción de los ingresos individuales.
En Brasil, la fábrica de aviones EMBRAER echó a las calles a cerca de 4 300 empleados. La compañía es una de las líderes mundiales en el mercado de aviones para vuelos regionales, y las causas de la reducción de su plantilla dependen de la demanda externa y el desempeño económico global, del cual proviene más del 90 por ciento de sus ingresos.
Entre las alternativas que propone Mata-razzo para enfrentar este desastre se encuentra la institución de un ingreso básico ciudadano que garantice, en la medida de lo posible, la satisfacción de las necesidades más elementales de los ciudadanos, así como su participación en la distribución de las riquezas nacionales.
Implementar una idea como esa no es fácil, hay que luchar mucho, debatirla en los foros internacionales y en los movimientos sociales, manifestó el senador brasileño, quien dijo ha-ber participado recientemente en un encuentro en Nueva York, en el que sus participantes decidieron enviar un documento al presidente Barack Obama proponiéndole que considere seriamente la posibilidad de implementar en la nación norteamericana un ingreso básico ciudadano.
Esta renta básica significaría un gran avance para la humanidad en el siglo XXI, como mismo lo fue en el XIX la abolición de la esclavitud y en el XX el sufragio universal, dijo Matarazzo, haciendo referencia a Philippe Van Parijs, filósofo y economista belga, defensor de esta propuesta.