Cristina Fernández de Kirchner. Foto: AP BUENOS AIRES.— El ejecutivo que preside Cristina Fernández de Kirchner anunció que cesará la aplicación del decretado impuesto móvil a las exportaciones de soya y otros granos, luego de que la medida perdiera la partida en el Senado, la víspera, por un voto de diferencia que aportó el propio vicepresidente, Julio Cobos, a quien las clases altas ensalzan hoy pero otros acusan de traidor.
La marcha atrás está recogida en un decreto que leyó el jefe de gabinete, Alberto Fernández, y que inhabilita a la polémica resolución 125, rechazada por las cámaras de grandes productores y exportadores agropecuarios con paros y cortes de ruta que en más de una ocasión provocaron desabastecimiento, y encarecieron los precios de los alimentos.
Ahora volverán a aplicarse los impuestos fijos a las exportaciones agrícolas como estaba vigente hasta el 10 de marzo pasado (un 35% promedio), una vez que la medida sea publicada en el Boletín Oficial.
Ante la aparente inexplicable actitud de un vicepresidente que echó por tierra, con su voto, una decisión de su propio gobierno que ha costado tanto al ejecutivo y al país, agencias de prensa recordaron que Cobos es titular del Senado en su condición de vicemandatario, cargo para el que fue elegido como compañero de fórmula de Cristina Fernández; pero proviene de un sector del partido Unión Cívica Radical que se sumó al oficialismo.
La Presidenta se reunió este viernes en la casa de Olivos con los legisladores de su Partido Justicialista que votaron a favor de su postura, para definir los pasos futuros.
Cuando muchos estiman que el dilema no ha concluido, la mandataria asumió con entereza la derrota del proyecto en la cámara alta del Congreso. «No debe haber interés que pueda estar por encima del interés de la patria», afirmó en los «considerando» del decreto que dejó sin efecto la subida de las retenciones.
Organizaciones sociales que han apoyado al ejecutivo en la puja frente a los grandes terratenientes y empresarios del agro abogan, sin embargo, por una reforma profunda que cambie la situación del campo.