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¿Cómo es posible que Posada Carriles esté libre en Miami?

Autor:

Juventud Rebelde

El analista principal del Archivo de Seguridad Nacional testifica acerca de las actividades criminales de uno de los diez más prolíficos ejecutores de violencia política en la historia contemporánea

Washington, noviembre 15.— Peter Kornbluh, analista principal del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington testificó este jueves sobre el terrorista Luis Posada Carriles y su participación en la voladura del vuelo 455 de Cubana de Aviación en 1976, al participar en la audiencia del Subcomité de Asuntos Exteriores sobre Organizaciones Internacionales y Derechos humanos de la Cámara de Representantes.

Presidido por el representante William Delahunt, el subcomité escuchó a Kornbluh, quien pudo presentar información documentada sobre lo que llamó «el mayor acto de terrorismo internacional en el hemisferio occidental involucrando a una aerolínea civil», una «atrocidad» que más de 30 años después todavía demanda que se rinda cuentas de ello.

La primera audiencia del subcomité sobre el caso de Luis Posada Carriles, comenzó a sesionar en la tarde del jueves en la sala 2237 del edificio de oficinas Rayburn House de Washington, y se le consideró como una «oportunidad para la reflexión» sobre el trato diferente que este terrorista confeso recibe en comparación con otros casos.

Delahunt apuntó que debían buscar respuestas a esta situación, como única posibilidad de «restaurar nuestra credibilidad y mejorar nuestra seguridad», y añadió que la primera audiencia de una serie era la oportunidad de alcanzar el «propósito de que apliquemos las leyes totalmente y de manera igualitaria, al margen de la ideología política».

«Solo así vamos a asegurarnos la cooperación internacional contra el terrorismo», aseveró en su declaración introductoria.

Además de Peter Kornbluh, de los Archivos de Seguridad Nacional, también rendirán testimonio la periodista Ann Louise Bardach, quien ha dado seguimiento a las actividades de Luis Posada Carriles durante más de una década; el periodista Blake Fleewood, quien entrevistó a Posada y a Orlando Bosch mientras estaban detenidos en Venezuela; Roseanne Nenninger, hermana de una de las víctimas de la voladura de un avión de Cubana en 1976, y Arturo Hernández, abogado del terrorista de origen cubano.

En su detallada declaración acerca de las actividades criminales de «uno de los diez más prolíficos ejecutores de la violencia política en la historia contemporánea», el analista estadounidense Peter Kornbluh también aseveró que «Estados Unidos se encuentra a sí mismo haciendo una guerra al terrorismo internacional», tiene a un hombre que el Departamento de Justicia llamó «un terrorista extranjero» y solo lo acusa de «fraude migratorio luego de entrar ilegalmente al país». «¿Cómo es esto posible?», inquirió.

Kornbluh se preguntó también cómo podía Posada Carriles estar «hoy viviendo libremente en Miami, Florida», a pesar de que la Agencia de Inmigración y Aduana ha determinado que «constituye un peligro para la comunidad y la seguridad nacional de Estados Unidos».

Estas son preguntas imperativas que este comité debe considerar, enfatizó el investigador académico, quien aseguró que en documentos legales los funcionarios de Aduana e Inmigración han identificado «la larga historia de actividad criminal y violencia en que víctimas civiles han sido asesinadas» por Posada, y en el centro de esa trayectoria está la voladura en pleno vuelo de la aeronave 455 de Cubana de Aviación el 6 de octubre de 1976, en que murieron 73 personas —tripulantes y pasajeros—, la mayoría de ellos jóvenes cubanos y guyaneses.

Kornbluh consideró que su organización, el Archivo de Seguridad Nacional, prioriza la investigación de este hecho que constituye un crimen internacional de consecuencias para varios países, pues el atentado fue planeado y organizado en Caracas, Venezuela; los ejecutores fueron eventualmente procesados allí y hay documentación venezolana sobre el caso; los hombres que pusieron la bomba en el avión fueron capturados e inicialmente interrogados en Trinidad y hay récord policiaco en esa nación.

El analista puntualizó que «Estados Unidos está involucrado porque los exiliados anti-Castro que planearon este crimen tenían lazos previos con la Agencia Central de Inteligencia —en el caso de Posada ataduras bastante extensas— y porque Posada y su empleado venezolano, Hernán Ricardo Lozano, quien puso la bomba en el avión, eran bien conocidos de nuestro agregado del FBI en Caracas».

«Nosotros hemos obtenido algunos de los cables claves de la CIA y la inteligencia del FBI que fueron transmitido antes y después de la bomba», añadió.

Peter Kornbluh presentó ante el subcomité del Congreso cinco reveladores documentos como evidencia demostrativa de que Luis Posada Carriles, un experto en demolición entrenado en los años 70 por la CIA, tenía conocimiento previo del atentado; que en su posesión se encontró una lista de blancos para ataques terroristas de sitios relacionados con Cuba; que los venezolanos Hernán Ricardo y Freddy Lugo eran empleados de Posada y pusieron la bomba antes de que el avión partiera del aeropuerto de Barbados, y que los explosivos y detonadores eran habitualmente los utilizados por la CIA.

Además presentó la documentación relativa a las llamadas inmediatamente posteriores al atentado que hizo Hernán Ricardo a Posada y al otro co-conspirador, Orlando Bosch; así como la identificación de Posada y de Bosch como los ingenieros de ese ataque terrorista que hicieron múltiples fuentes del FBI.

Algunos de los documentos involucran al gobierno venezolano de Carlos Andrés Pérez, o vinculan a Posada y a Bosch con el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier, cometido en Washington D.C. pocos días antes de la voladura del avión de Cubana.

La evidencia, consideró Kornbluh, es suficiente como para enviar a Posada Carriles a la prisión de la Base Naval de Guantánamo si su nombre fuera Osama en lugar de Luis; para que el fiscal general Alberto Gonzales lo certificara como un terrorista bajo las cláusulas de la llamada Ley Patriota, en lugar de presentarlo y procesarlo como un simple «extranjero ilegal»; y para que lo extraditen a Venezuela donde es un fugitivo internacional de su justicia.

El investigador Peter Kornbluh enfatizó que esa documentación es solo el iceberg, porque la mayor parte de los documentos desclasificados fueron censurados y aún permanecen como secretos y archivados en las agencias de la seguridad nacional estadounidense docenas de otras pruebas que «este comité y el pueblo norteamericano tienen necesidad de conocer y el derecho a conocer», entre ellos los compilados por la CIA de sus relaciones con Posada bajo el título de Archivo 201, y cientos del FBI.

«El gobierno de Estados Unidos debe hacer lo que se necesite para ejercer tanto la justicia como para llegar a la verdad, que ha sido tan elusiva en el atentado con bomba al vuelo 455 de Cubana de Aviación», concluyó Peter Kornbluh.

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