Foto: Calixto N. Llanes EL VI Encuentro de lucha contra los TLC y por la integración se pronunció contra las formas de generación de energía a costa de la soberanía alimentaria y por la defensa del agua como patrimonio de los pueblos, reivindicó la reforma agraria, repudió el pago de las deudas ilegítimas y la militarización desde EE.UU., y ratificó la lucha contra los TLC, extendida hoy a los convenios de asociación igualmente extorsionadores que la Unión Europea quiere establecer con Centroamérica.
Fueron esos algunos de los muchos acuerdos adoptados en las distintas comisiones temáticas y que conformarán el Plan de Acción de la Alianza Continental, que convocó desde ahora al VII Encuentro, el año próximo, aquí en La Habana.
La lectura de las relatorías arrojó un abarcador espectro de todos los retos que enfrentan los movimientos sociales de América Latina y el Caribe, tales como el enfrentamiento a lo que denominaron «las amenazas energéticas hegemónicas», y el afán de Estados Unidos de mantener su presencia militar aquí no solo mediante bases fijas y móviles y maniobras sino, además, por medio de métodos «disuasivos» identificados en las presuntas misiones humanitarias del ejército norteamericano, o la elaboración de legislaciones supranacionales que legitiman la mentirosa cruzada antiterrorista de Bush y conculcan los derechos de los pueblos.
El Encuentro rechazó también los modelos de consumo irracional de energía basados en los combustibles fósiles o las hidroeléctricas por medio de proyectos nocivos al medio ambiente, y que se apropian de las tierras de campesinos e indígenas, denunció.
El apoyo a los pueblos de Costa Rica y Colombia en su batalla contra los TLC también quedó plasmado en el acta, así como el saludo a los pasos dados por los ejecutivos de Ecuador, Bolivia y Venezuela en su ruptura con el Banco Mundial y el FMI.
Hacia tales propósitos se propusieron acciones continentales, de manera de materializar el llamado reiterado aquí a las estrategias conjuntas.
Al clausurar el VI Encuentro, Osvaldo Martínez, titular de la Comisión Económica del Parlamento cubano y miembro del Comité Organizador, recordó que Fidel fue iniciador de estos eventos y dijo que hemos constatado la victoria de la lucha contra el ALCA, tema del primero de ellos. Eso nos demuestra que si somos capaces de una campaña concertada y unida se pueden obtener victorias trascendentes, señaló, aunque recordó que el enemigo no está derrotado. Nuestra lucha continúa contra los TLC.
Por medio de Martínez, el plenario envió un saludo al Comandante en Jefe, y manifestó la confianza de contar con su presencia en la cita del año próximo.
Varios oradores usaron de la palabra para demandar la libertad de nuestros cinco compañeros injustamente presos en cárceles norteamericanas, reclamo que los participantes hicieron constar al rubricar, la víspera, una carta dirigida a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba, contentiva de esa exigencia.
CULPABILIDAD DE POSADA: INOCENCIA DE LOS CINCOArgumentos que reiteran la inocencia de Ramón, René, Gerardo, Fernando y Antonio fueron brindados al plenario por Ricardo Alarcón, titular del Parlamento cubano, durante una intervención en la que brindó detalles sobre la heroicidad de la misión de nuestros compañeros en Florida, donde protegían a Cuba de acciones terroristas fraguadas en Washington y protagonizadas por criminales a su servicio, como Luis Posada Carriles.
El comprometimiento de la Casa Blanca y, concretamente, de la familia Bush, con el largo expediente criminal de Posada y la impunidad de que goza en EE.UU. fue explicado por Alarcón en detalle, al dar cuenta de la nueva infamia reportada por el periódico The Miami Herald: la posiblemente pronta liberación de dos de sus compinches, Santiago Álvarez Fernández-Magriñat y Osvaldo Mitat, como resultado de «negociaciones» con la Fiscalía, que ha aceptado reducir las ya cortas penas que les fueron impuestas al encontrárseles un alijo de armas y explosivos, a cambio de la entrega, de parte de los encartados, de otro poco de ellas.
Ello devela otra vez lo que Alarcón llamó «los curiosos modos de la legalidad norteamericana», que oculta los vínculos de la CIA y de sucesivas administraciones de EE.UU. con Posada, Bosch, y los terroristas de Miami, por razones obvias: son los ejecutores de la política de terrorismo de Estado implementada por Washington contra Cuba y otros pueblos de la región, y de la que intentaban protegernos nuestros cinco compatriotas.